Dulces frutos de Vertientes
Los ejercicios forman parte de la cotidianidad.
A pesar de la genialidad de Gabriel García Márquez, parece ser que los ancianos del municipio de Vertientes no coinciden con él cuando sentenció: “El secreto de una vejez no es otra cosa que un pacto con la soledad”. Allí, en ese pedacito de Camagüey, hasta los discapacitados se resisten a las sensaciones de aislamiento, abandono, retiro, incomunicación, separación, desamparo o encierro. Todo eso es sinónimo de melancolía, nostalgia, añoranza y tristeza, sentimientos incompatibles con ellos, localidad en la que hay registrados más de 10 centenarios.
Con 40 capacidades para mujeres y hombres, los vertientinos exhiben la segunda Casa de Abuelos, la Héroes de Chapultepec, destinada a discapacitados, antecedida por una en la capital del país, con cabida solo para 10.
CON CUALQUIER DISCAPACIDAD
Ané Capote Ramos, trabajadora social y directora de la Casa..., nos aseguró: “Aquí tenemos adultos mayores de 60 años con dificultades físicas, motoras, visuales, auditivas, con retraso mental moderado y ligero, e incluso, diagnosticados con Alzheimer”. Esta última una enfermedad mental progresiva que se caracteriza por una degeneración de las células nerviosas del cerebro y una disminución de la masa cerebral; las manifestaciones básicas son la pérdida de memoria, la desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y personal, nombrada así por el apellido de su descubridor, el neurólogo alemán Alois Alzheimer (1864-1915).
Conocimos, además, que los abuelos entran en el horario de la mañana hasta la tarde, reciben desayuno, merienda, almuerzo, merienda y comida y son beneficiados con las consultas de Geriatría, Podología, Clínica, Psicología, hay dos rehabilitadores (con su salón) y servicios de enfermería, mientras aquellos que lo requieran son trasladados a la de Psiquiatría, y quienes necesiten de alguna alimentación específica debido a su padecimiento se les garantiza, incluso, con la orientación de una dietista.
¿QUIÉNES MEJORES QUE ELLOS?
En el camino hacia Vertientes, territorio ubicado al centro y sur de la provincia, pensamos que la Casa de Abuelos estaría vacía porque no avisamos con antelación y para colmo el clima no favorecía, pero nada de eso, todos estaban allí y con el mejor de los ánimos, sus trabajadores y los abuelitos. Martha Castro Pérez tiene 58 años; sin embargo, padece de una hemiplejia del lado derecho. Ella misma nos llamó para opinar y luego de ofrecer sus buenos días dijo: “Mire, aquí venimos con lluvia o sin lluvia, esta es nuestra casa, nos tratan muy bien y nos sentimos muy acompañados. Compartimos en el dominó, en los ejercicios. Puedo asegurarle que somos una familia y nuestro secreto es vivir y bien”.
Con sus 85 años Lourdes Aragón Esquivel se ve muy bien, pese a haber transitado por infartos cerebrales y cardíacos. Aun con esos problemas de salud está muy lúcida, y comentó: “En mi casa estoy solita y aquí, rodeada de tantas personas buenas, que se ocupan de todos no tengo queja. Hasta acompañan al baño a quien no pueda hacerlo solo y en mi caso, cuando me he sentido mal me han llevado al médico”.
Dentro de ese grupo tan especial encontré a un hombre de 80 años que se llama Teófilio L. Céspedes, con dificultades en una de sus piernas. Sobre él recaía la responsabilidad de llevar la o las noticias más importantes del día y así se mantenían informados, pero a él se le ocurrió otra idea mejor: “Propuse –expresó-- que cada uno de nosotros viniera con la información que creía más relevante y así nos beneficiamos más, a cada cual se le ocurre pensar en un sector diferente y nos ejercitamos, tanto a la hora de escoger, como a la de exponer, salimos instruidos y la labor colectiva nos fortalece”.
Una de las artífices de las manualidades que hacen y observamos es Yolanda León Álvarez. Ella trabajó en círculos infantiles, y aseguró: "Lo que bien se aprende no se olvida".
NO TODO DE ESTA MANERA Y UN POQUITO DE COMPETENCIA
Es justo decir que tropezamos con ancianitos que preguntaban por sus mamás o querían salir a hacer alguna que otra gestión, entonces estaba pendiente Silvia Carmenates Viamontes, una de las asistentes y daba la respuesta adecuada, con gentileza y mucha paciencia, quien afirmó que trabajó en el sector del Comercio: "Ahora estoy aquí y me gusta lo que hago. A algunos tenemos que darles hasta la comida, ayudarlos en todo; no obstante, es un trabajo lindo, me siento útil y todo el amor que entrego me lo devuelven con creces".
Algunos se preguntarán dónde está la competencia. La encontré en esta y otra Casa de Abuelos, la Celia Sánchez Manduley, del propio Vertientes también con 40 plazas, con la diferencia de que los abuelitos no pueden presentar discapacidades, solo años y situaciones que los lleven hasta esa, que igual llaman su hogar.
Interrumpí un sabroso juego de dominó para conversar con Cándida Díaz Rojas, (a la extrema izquierda) de 81 años, ella preside el consejo de adultos mayores y comenzó: "Fuera de esta Casa no me acostumbro a vivir, encontré una familia".
"Mire, quise ser enfermera y no pude estudiar por la situación económica de mi familia en aquella época, y parece que por esa inclinación, quién sabe, tengo cierta manera para llegar a los demás y nos sobrellevamos, hemos logrado una comunicación muy bonita. Soy del criterio que a veces es mejor perder a la buena que ganar a la mala.
"Desde la directora, Nely Guillarte, hasta todos los trabajadores son un amor con nosotros. Sostenemos una linda competencia, para llamarla de algún modo, entre este y la Casa de Abuelos Discapacitados y eso nos hace mejores a todos. Los administradores de las dos son jóvenes y con muchas iniciativas y eso nos ayuda. Ni lloviendo dejamos de asistir".
Estos sitios son solo una avanzada de otras variantes que vendrán detrás, máxime si tenemos en cuenta que para el 2050 se prevén más de tres millones y medio de ancianos en Cuba. Las personas con muchos años traen aparejado padecimientos múltiples e incapacidades que pueden afectar el buen desenvolvimiento de sus familiares, quienes, a su vez, están necesitados de trabajar para sustentarlos. Tal situación incluye a buena parte del mundo, lo que requerirá de un cambio social radical, según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Así y todo me fui convencida de que en estas dos Casas de Abuelos ventientinas ellos se decidieron por este proverbio alemán: “Los árboles más viejos dan los frutos más dulces”, y no por el mencionado al inicio de Gabriel García Márquez. Los abuelitos saben escoger.
Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)
Fotos: Otilio Rivero Delgado
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