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4,3: la más baja de la historia y segunda del país

La provincia de Camagüey cerró el 2006 con la mejor tasa de mortalidad infantil de la historia: 4,3 por cada mil nacidos vivos, además de ser la segunda posición en la nación cubana, y estar por debajo de la media nacional.

Todo el esfuerzo del personal de la Salud involucrado en el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), los equipos instalados, las mejoras en las instituciones del sector desde el nivel de área hasta los hospitales y el cumplimiento exquisito del programa de vacunación originaron disminuir el riesgo de morir en más del 50 por ciento en bebés que no llegan al año de nacidos al ser comparado con el 2005.

Por supuesto, ese esmero no sería viable sin la decisión política del Estado cubano de priorizar la salud materna e infantil.

Tres municipios del territorio determinaron en buena medida la conquista mencionada por mantener en cero sus tasas y fueron éstos: Sierra de Cubitas (por segunda ocasión consecutiva), Vertientes y Jimaguayú.

Decrecieron significativamente sus índices los territorios de Camagüey y Santa Cruz del Sur, mientras Esmeralda, Minas y Florida permanecieron por debajo de la media provincial, de acuerdo con la información ofrecida por el doctor Gustavo Ferrer Rangel, responsable del PAMI aquí.

Los entendidos en el asunto dedicaron especial cuidado a la vigilancia y control de las embarazadas con el propósito de evitar en lo posible aquellos nacimientos con bajo peso, objetivo logrado y, en los pocos casos ocurridos, entonces se ofreció el tratamiento y el seguimiento adecuados tanto en centros asistenciales como en la comunidad.

Enorgullece a los camagüeyanos que estos resultados, expresión incuestionable del desarrollo sociocultural del país y a la estabilidad del PAMI, no quedaran allí porque las defunciones en infantes en edades preescolar (de cero a cuatro años) y escolar (de 5 a 14) decrecieron de forma ostensible.

Las tasas de mortalidad en las edades mencionadas son comparables con las de naciones desarrolladas.

La Mayor de las Antillas se ubica entre los 30 países del Orbe con menor posibilidad de morir para sus niños desde el mismo nacimiento hasta el primer año de vida.

Hasta ahora la tasa más baja de mortalidad infantil en menores de un año en la provincia había sido de 5,5 en 1996.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona

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