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¿Doctora sin bata blanca?

¿Doctora sin bata blanca?

Otilio (el fotógrafo) y yo anduvimos de recorrido por el municipio de Nuevitas, de la provincia de Camagüey, Cuba. Visitamos consultorios del Médico y Enfermera de la Familia y nos encontramos en el número 20 a la Doctora Cinthia Eloísa Catalán Armas.

Ella nació en Guatemala, con su residencia en la capital de ese país, pero decidida a conquistar la carrera de Medicina optó por hacerlo en Cuba. Antes de comenzar la conversación Otilio le dijo: “Debía ponerse su bata blanca para esta foto”, a lo que ella le respondió: “No, porque no estoy en consulta sino en labores de limpieza”.

Este consultorio fue uno de los beneficiados con una remodelación importante en ese territorio, donde la cercanía del mar hace que el Sol sea diferente, más intenso y, al parecer, sus habitantes también. Ella, junto a la comunidad que posibilitó un consultorio prácticamente nuevo, daba los toques finales de limpieza y embellecimiento para su terminación, de ahí que no vistiera su bata blanca, que identifica al personal de la Salud.

Despejada la incógnita que me llevó al título es bueno conocer que en estos momentos ofrece sus servicios a esa misma comunidad que le dio la bienvenida.

Antes de comenzar el diálogo percibí que Cinthia era una persona jovial, conversadora y así comenzó: “Formo parte del Nuevo Programa de Formación de Médicos Latinoamericanos iniciado en el 2005, en correspondencia con los acuerdos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA)”.

—¿Por qué decidió estudiar en Cuba?

—Mire, siempre quise estudiar Medicina y tuve el privilegio de conocer a algunos médicos cubanos que ofrecían sus servicios en mi país y me fui dando cuenta de que no eran como los conocidos desde niña, había algo diferente en ellos.

“Los galenos cubanos laboran en cualquier parte de mi país, están bien preparados y son muy humanos y así quise ser y hacer”.

—¿Dónde estudiaste?

—Comencé en La Habana y luego estuve cinco años en casa de una familia de Cienfuegos, esa linda ciudad de la cual albergo bellos recuerdos. Fíjese que antes de ir de vacaciones a Guatemala tengo que pasar por allí porque formo parte de esa familia. Ellos me llaman para saber cómo estoy, si me alimento, en fin, como mismo harían mis padres.

“No obstante, me gradué en Santiago de Cuba, otro sitio encantador y algo que quiero decirle, si algo malo hay en toda esta historia es que sufro un poquito en cada una de las despedidas y por lo que veo aquí ocurrirá lo mismo. En cada lugar dejo un pedacito de mí y me llevo otro de ellos”.

—Si ya terminaste tu carrera, ¿cuál es el porqué del regreso?

—Regresé convencida de que quiero hacer la especialidad en Pediatría, los niños de mi país lo necesitan y ese es mi propósito.

—O sea, estudiaste seis años y ahora estás en un consultorio, ¿cómo es eso si viniste por la Pediatría?

—Eso quiere decir que estaré seis años más. Dos aquí como Médico de Familia y cuatro en la especialidad.

—Y al terminar, ¿qué harás?

—Iré a ejercerla a Guatemala, pero no a la capital sino donde más me necesiten.

—¿Eres la única extranjera aquí?

—No, hay otros, incluso yo comparto la vivienda con una coterránea que es del occidente de mi nación, hemos pasado juntas toda la carrera, nos ha ido muy bien.

—¿Qué opina su familia de sus decisiones?

—Nosotros somos cuatro hermanos. Cuando comencé los estudios era otro el panorama entre ellos, hoy están casados, tienen hijos. Todos profesan agradecimiento a este país, ¿y yo? Tengo novio, él es cubano, médico también, pero en Santiago de Cuba.

“Le cuento que mi madre, un poco por agradecimiento y dejar algo de nuestras raíces aquí trajo a mi graduación vestimenta, presentes y fotos típicos de mi país, e incluso, un telar sin terminar para mostrar cómo se hacen por allá, todo lo donó en Santiago de Cuba de manera que fuera itinerante, así es que pienso llegue a Camagüey”.

—¿Me avisas si eso ocurre?

—Claro, déjeme sus datos y le avisaré.

Quiere decir que esta no será la única vez que nos encontremos. Cinthia, así de simple, como mismo la conocí en tareas de limpieza y organización de su consultorio, con sus 26 cortos años encima y una sonrisa que parece acompañarla siempre será noticia de nuevo cuando pueda enseñar aquí, en su otra parte de Cuba que llevará consigo al concluir la Pediatría, esa exposición de su pedacito de Guatemala.

 

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Otilio Rivero Delgado

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