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Mirada íntima al primer trasplante con donante vivo en Camagüey

Mirada íntima al primer trasplante con donante vivo en Camagüey

         En la foto de Otilio Rivero Delgado ya el riñón había dido perfundido.

La noticia fue ayer, envuelta de mucha tensión, expectativa y felicidad. El hecho sucedió en el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de Camagüey, Cuba. Era el primer trasplante renal con donante vivo o emparentado genéticamente como también se le denomina.

El suceso en sí mismo ya era relevante, pero al conocer que el donante solo cuenta con 23 años de edad y es el hijo del receptor, de 51, la admiración ocupó un espacio muy especial entre todos los que fuimos testigos del acontecimiento. Se hablaba de esa incertidumbre que rodea una operación de tal naturaleza, pero siempre acompañada de ese gesto de infinito amor entre los dos protagonistas.

Carlos Peón Casas, quien padecía desde hace seis meses de una insuficiencia renal crónica, que le provocó la necesidad de acudir a la hemodiálisis como método depurador tres veces a la semana, conversó con los periodistas con gentileza, seguridad en sus médicos y en su fe, para más era el Día de la Inmaculada Concepción. Pudo hacerlo porque la anestesia recibida fue la peridural. Estaba seguro de que todo saldría bien, no podía ser de otra manera. Para conocerlo un poco más decir que es licenciado en Lengua Inglesa y bibliotecario del Arzobispado aquí.

Con Francisco Javier, ese hijo con tan lindo acto de amor y desprendimiento, fue diferente, su anestesia era general y no alcanzamos a intercambiar criterios. De todas maneras quedó pendiente la posibilidad de hablar con ambos ya en otras circunstancias y antes de que regrese a La Habana a continuar sus estudios de Química Pura, carrera que terminará el actual curso.

Mi colega de la televisión Rosa Blanco Ramos me decía bajito: “Aquí se respira muy buena vibra, todo saldrá bien”. Y tenía razón, en esas tres horas y en quirófanos contiguos los doctores Roberto Cruz Mayo, urólogo y jefe de servicio de trasplante del hospital Lucía Íñiguez, de Holguín, Abel Ruiz de Villa Suárez, jefe del servicio de trasplante de la región Centro-oriental del país, y Ramón Estopiñán Cánovas, los dos últimos cirujanos de la institución camagüeyana, y Aurelio Monterrosa, residente colombiano, finalizaron con éxito y con la satisfacción incluida de que aún en la mesa operatoria se observó la diuresis inmediata, o sea, emisión de orina.

Vivir algo así reconforta. Esos médicos son reparadores de vidas, no pierden un segundo y aunque se cansan, no lo parece. Verlos cómo disfrutan con sencillez la felicidad de otros hace que sintamos un aprecio superior, y me refiero a todo el equipo, a los que logran mantener a los pacientes sin dolor, sin miedos, aseguran sus vidas y a aquellos que con sus manos quitan, ponen, conectan y al final llevan calidad de vida al prójimo.

Fue muy estimulante ver el actuar de los especialistas en anestesiología y reanimación, los doctores Arián Benavides, Pedro Julio Hernández y Gabriel García Molina, quienes estuvieron acompañados por los licenciados Oscar Cárdenas, Cristian Figueroa y Doralis Mendoza, indistintamente, según el acto quirúrgico. Con un equipo como este es obligado que el enfermo se sienta bien, confíe y muestre su orgullo hacia estas personas. No los dejaron un solo instante, y en el caso de Carlos, con una conversación oportuna y de aliento.

Hoy en la mañana pasé un mensaje al celular del Profesor Ruiz de Villa para conocer la situación, el que me respondió así: “Todo está muy bien, los dos pacientes en muy buen estado y todos felices…”, y aunque ayer no pensamos mucho en esto, hoy la noticia se enriquece porque la felicidad de esa familia nos alimenta el alma máxime al saber de primera mano que cuando el órgano se extrae de una persona viva, este sufre menos, las posibilidades de éxito son mayores porque la intervención quirúrgica es planificada para el mejor momento del receptor y el donante, pues no tiene carácter urgente, el grado de compatibilidad es óptimo, con la consabida reducción de las probabilidades de rechazo y se eleva la supervivencia del receptor.

Como un sueño hecho realidad calificó el doctor Ruiz de Villa lo logrado en esta ocasión, el trabajo en equipo, dijo, ha sido fundamental, pues se requiere de mucho apoyo y cooperación entre directivos y galenos, opinión aprobada por el doctor Estopiñán Cánovas, a lo que agregó que ahí es donde está el secreto del éxito en cualquiera de nuestras instituciones. En esta son realizados los implantes de riñón desde 1978 y hasta la fecha se han efectuado 553 trasplantes renales con este último. Los anteriores con órganos de pacientes fallecidos.

Otra familia feliz después de vivir meses de dolor. Ese es el mejor acicate de ese equipo dedicado a la trasplantología, con disposición de continuar, siempre en busca de elevar la calidad de vida de tantos y tantos, que a su vez, agradecen.

Texto y vídeo: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto de Otilio Rivero Delgado, al instante en que fue extraído el riñón.

Ya los cirujanos tenían listo a Carlos (el receptor), para recibir el riñón. Foto de Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui).

Los cirujanos perfundían el órgano. Foto de OLVV (Cuqui)

El vídeo muestra una pequeña parte del acto de trasplante.



 



4 comentarios

Cuqui -

Te agradezco de nuevo Leosvel, puedes estar en el fin del mundo y siempre serás el mismo: buen profesional, sencillo y un amigo incondicional..., mis cariños

Leosvel Pérez Gutiérrez -

Aunque supe de la noticia el pasado año no deja de emocionarme este suceso en el hospital docente donde me forme y donde los protagonistas son profesores de carrera y Abel Ruiz de Villa fue compañero de mi año de graduación 1996 imaginen ustedes en pleno período especial. Felicidades compañeros y amigos

Cuqui -

Es cierto Sarah, y te agradezco tu entrada al blog. Espero regreses...

Sarah -

Es lindo ver como la labor conjunta y armoniosa de un grupo de prestigiosos profesionales ayuda a vivir a un cubano mas, felicidades a todos