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Adulto Mayor

Amor a quienes nos cuidaron y amaron

Amor a quienes nos cuidaron y amaron

Mucho escuchamos acerca de los retos que enfrenta el Estado cubano ante el envejecimiento demográfico del país, el más elevado de América Latina y el Caribe. Si conocemos que el 20.1 % de la población sobrepasa los 60 años de edad, sabemos el desafío es muy cierto, máxime si tenemos presente que para el 2050 los adultos mayores en Cuba constituirán el 38 % de los habitantes y esta se encontrará entre las 11 naciones con indicadores más prominentes en ese sentido en el mundo. Hay preocupación y ocupación, aunque con la necesidad sentida de brindar amparo con maneras en las que prevalezcan las características y situaciones individuales.

En Camagüey, donde este grupo etario conforma el 20,3 % de sus lugareños, o sea, uno de cada cuatro, hay 14 hogares de ancianos, de estos 13 estatales y uno religioso; 27 casas de abuelos, un servicio de Geriatría y cuatro hospitales con camas destinadas a esa atención. En el municipio de Vertientes funciona el segundo del país para aquellos con algún tipo de discapacidad, única localidad con indicadores óptimos, porque pese a que la creación de centros destinados a la atención del adulto mayor es un hecho, las demandas continúan por encima de las capacidades.

Cuando nos referimos a crear condiciones no pueden pasarse por alto las aceras por donde caminamos, mantener las calles iluminadas, facilitar dónde sentarse y protegerse del sol al hacer gestiones obligadas, asegurar el transporte si lo necesitan para dirigirse a un centro asistencial de Salud. Hay que considerar y, en mucho, que a más años más problemas ante las caídas y otras muy propias de esas edades; por lo que estas personas requieren de una atención exquisita en especialidades como la Medicina Interna, la Angiología, la Cardiología, la Neurología y la Ortopedia.

Es incuestionable que los indicadores mencionados al inicio son consecuencias del incremento de la esperanza de vida al nacer, del fortalecimiento de la asistencia médica, y al descenso de la fecundidad y la mortalidad. Pero cabe preguntarse, ¿las familias cubanas se preparan para este fenómeno? ¿En los hogares con personas de más de 60 años o próximos a esa época se toman en cuenta las proyecciones de vida de quienes los tendrán a su cargo?¿Está identificado quién o quiénes son los más facultados para enfrentar el cuidado de sus ancianos más allá del cliché de que por ser mujer le “toca”? ¿Se analiza a quién le sería más fácil dejar de trabajar si su entrada económica es menor que la de otros, sin tener en cuenta el género? ¿Pensamos cómo hacernos cargo del abuelito sin renunciar al trabajo? ¿A la hora de adoptar decisiones tan radicales como emigrar del país se conoce quién acompañará al anciano?

Se sabe que ese ser humano que peina canas ha vivido y si presenta un estado de salud mental adecuado puede ofrecer sus saberes desde el punto de vista laboral y particular, ¿se tienen en cuenta sus experiencias?

Podríamos hacer una disquisición mucho más profunda de interrogantes. También contar anécdotas muy reales de hijos que no se ven obligados a “cargar” con sus padres sencillamente porque la casa le pertenece a otro; algunos, por ser varones llegan, asoman sus cabezas, preguntan cómo están y siguen de largo, y en no pocas ocasiones todo esto se va entretejiendo cual suerte de tela de araña sin pensar en lo más vital: ofrecer amor a las personas mayores.

Esos que un día se desvelaron por la fiebre de sus hijos, que lo sacrificaron todo por ellos, por sus nietos, merecen amor del bueno, ese que es ofrecido a cambio de nada. Si las responsabilidades son repartidas entre todos, fluye de una mejor manera. Sería bueno que cada persona a cargo del cuidado de los ancianos, los adultos mayores, los de la tercera edad, los viejitos, o como se les llame apliquen parte de esos versos de Silvio Rodríguez: “Mi amor es todo cuanto tengo/Si lo niego o lo vendo/¿Para qué respirar?”.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Álbum familiar

Dulces frutos de Vertientes

Dulces frutos de Vertientes

                      Los ejercicios forman parte de la cotidianidad.

A pesar de la genialidad de Gabriel García Márquez, parece ser que los ancianos del municipio de Vertientes no coinciden con él cuando sentenció: “El secreto de una vejez no es otra cosa que un pacto con la soledad”. Allí, en ese pedacito de Camagüey, hasta los discapacitados se resisten a las sensaciones de aislamiento, abandono, retiro, incomunicación, separación, desamparo o encierro. Todo eso es sinónimo de melancolía, nostalgia, añoranza y tristeza, sentimientos incompatibles con ellos, localidad en la que hay registrados más de 10 centenarios.

Con 40 capacidades para mujeres y hombres, los vertientinos exhiben la segunda Casa de Abuelos, la Héroes de Chapultepec, destinada a discapacitados, antecedida por una en la capital del país, con cabida solo para 10.

CON CUALQUIER DISCAPACIDAD

Ané Capote Ramos, trabajadora social y directora de la Casa..., nos aseguró: “Aquí tenemos adultos mayores de 60 años con dificultades físicas, motoras, visuales, auditivas, con retraso mental moderado y ligero, e incluso, diagnosticados con Alzheimer”. Esta última una enfermedad mental progresiva que se caracteriza por una degeneración de las células nerviosas del cerebro y una disminución de la masa cerebral; las manifestaciones básicas son la pérdida de memoria, la desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y personal, nombrada así por el apellido de su descubridor, el neurólogo alemán Alois Alzheimer  (1864-1915).

Conocimos, además, que los abuelos entran en el horario de la mañana hasta la tarde, reciben desayuno, merienda, almuerzo, merienda y comida y son beneficiados con las consultas de Geriatría, Podología, Clínica, Psicología, hay dos rehabilitadores (con su salón) y servicios de enfermería, mientras aquellos que lo requieran son trasladados a la de Psiquiatría, y quienes necesiten de alguna alimentación específica debido a su padecimiento se les garantiza, incluso, con la orientación de una dietista.

¿QUIÉNES MEJORES QUE ELLOS?

En el camino hacia Vertientes, territorio ubicado al centro y sur de la provincia, pensamos que la Casa de Abuelos estaría vacía porque no avisamos con antelación y para colmo el clima no favorecía, pero nada de eso, todos estaban allí y con el mejor de los ánimos, sus trabajadores y los abuelitos. Martha Castro Pérez tiene 58 años; sin embargo, padece de una hemiplejia del lado derecho. Ella misma nos llamó para opinar y luego de ofrecer sus buenos días dijo: “Mire, aquí venimos con lluvia o sin lluvia, esta es nuestra casa, nos tratan muy bien y nos sentimos muy acompañados. Compartimos en el dominó, en los ejercicios. Puedo asegurarle que somos una familia y nuestro secreto es vivir y bien”.

 

Con sus 85 años Lourdes Aragón Esquivel se ve muy bien, pese a haber transitado por infartos cerebrales y cardíacos. Aun con esos problemas de salud está muy lúcida, y comentó: “En mi casa estoy solita y aquí, rodeada de tantas personas buenas, que se ocupan de todos no tengo queja. Hasta acompañan al baño a quien no pueda hacerlo solo y en mi caso, cuando me he sentido mal me han llevado al médico”.

Dentro de ese grupo tan especial encontré a un hombre de 80 años que se llama Teófilio L. Céspedes, con dificultades en una de sus piernas. Sobre él recaía la responsabilidad de llevar la o las noticias más importantes del día y así se mantenían informados, pero a él se le ocurrió otra idea mejor: “Propuse –expresó-- que cada uno de nosotros viniera con la información que creía más relevante y así nos beneficiamos más, a cada cual se le ocurre pensar en un sector diferente y nos ejercitamos, tanto a la hora de escoger, como a la de exponer, salimos instruidos y la labor colectiva nos fortalece”.

Una de las artífices de las manualidades que hacen y observamos es Yolanda León Álvarez. Ella trabajó en círculos infantiles, y aseguró: "Lo que bien se aprende no se olvida".

NO TODO DE ESTA MANERA Y UN POQUITO DE COMPETENCIA

Es justo decir que tropezamos con ancianitos que preguntaban por sus mamás o querían salir a hacer alguna que otra gestión, entonces estaba pendiente Silvia Carmenates Viamontes, una de las asistentes y daba la respuesta adecuada, con gentileza y mucha paciencia, quien afirmó que trabajó en el sector del Comercio: "Ahora estoy aquí y me gusta lo que hago. A algunos tenemos que darles hasta la comida, ayudarlos en todo; no obstante, es un trabajo lindo, me siento útil y todo el amor que entrego me lo devuelven con creces".

Algunos se preguntarán dónde está la competencia. La encontré en esta y otra Casa de Abuelos, la Celia Sánchez Manduley, del propio Vertientes también con 40 plazas, con la diferencia de que los abuelitos no pueden presentar discapacidades, solo años y situaciones que los lleven hasta esa, que igual llaman su hogar.

Interrumpí un sabroso juego de dominó para conversar con Cándida Díaz Rojas, (a la extrema izquierda) de 81 años, ella preside el consejo de adultos mayores y comenzó: "Fuera de esta Casa no me acostumbro a vivir, encontré una familia".

"Mire, quise ser enfermera y no pude estudiar por la situación económica de mi familia en aquella época, y parece que por esa inclinación, quién sabe, tengo cierta manera para llegar a los demás y nos sobrellevamos, hemos logrado una comunicación muy bonita. Soy del criterio que a veces es mejor perder a la buena que ganar a la mala.

"Desde la directora, Nely Guillarte, hasta todos los trabajadores son un amor con nosotros. Sostenemos una linda competencia, para llamarla de algún modo, entre este y la Casa de Abuelos Discapacitados y eso nos hace mejores a todos. Los administradores de las dos son jóvenes y con muchas iniciativas y eso nos ayuda. Ni lloviendo dejamos de asistir".

Estos sitios son solo una avanzada de otras variantes que vendrán detrás, máxime si tenemos en cuenta que para el 2050 se prevén más de tres millones y medio de ancianos en Cuba. Las personas con muchos años traen aparejado padecimientos múltiples e incapacidades que pueden afectar el buen desenvolvimiento de sus familiares, quienes, a su vez, están necesitados de trabajar para sustentarlos. Tal situación incluye a buena parte del mundo, lo que requerirá de un cambio social radical, según un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Así y todo me fui convencida de que en estas dos Casas de Abuelos ventientinas ellos se decidieron por este proverbio alemán: “Los árboles más viejos dan los frutos más dulces”, y no por el mencionado al inicio de Gabriel García Márquez. Los abuelitos saben escoger.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Fotos: Otilio Rivero Delgado

Contra el edadismo todos los días

Contra el edadismo todos los días

En estos momentos el Mariachi Nuevos Aires, está haciendo las delicias de estas personas que viven en el hogar de ancianos Manuel Ramón Silva. Hoy, con la motivación especial de ser su Día Internacional. El grupo, lo hace una vez al mes  sin beneficio económico alguno.

Dígase personas mayores, personas de edad, adultos mayores, o como sea, resulta muy halagador conocer que cada bebé al nacer en esta provincia lo hace con una esperanza de vivir de casi 79 años, sea hembra o varón. Esa es una manera loable de recocer cuánto garantiza el Estado a sus ciudadanos, sobre todo en torno a su salud, y un día como hoy, 1ro. de octubre, el Día Internacional dedicado a ese segmento poblacional no podíamos pasar por alto el tema.

En la provincia de Camagüey el 18,96 % de las personas pasan de los 60 años de edad, y es la octava más envejecida de Cuba, país que del total de sus habitantes, el 19,3 % está en ese grupo etario. Los municipios que incluso sobrepasan la media nacional son: Guáimaro, con el 21,38 %; Camagüey, 20,18 % y Florida, 19,44 %. Hasta hoy son 152 los centenarios.

El Doctor Jesús Lázaro Regueira Naranjo, especialista de 2do. Grado en Medicina General Integral, Máster en Longevidad Satisfactoria y jefe de la sección del Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental en el territorio, dio a conocer que los territorios más envejecidos son Villa Clara, Ciudad de la Habana y Sancti Spíritus.

Actualmente el grupo de cero a 14 años registra el 17,3 %, la fecundidad exhibe 1,67 hijos por mujer, y no siempre paren hembras, quiere decir que el reemplazo no se garantiza.

Las autoridades no han quedado de brazos cruzados. Aquí suman 14 los hogares de ancianos; 13 estatales y uno religioso, con 1 092 capacidades; 24 casas de abuelos, con 835 beneficiados, y una de esta dedicada a discapacitados en el municipio de Vertientes,  con 40 capacidades y la segunda en Cuba.

Pero la voluntad no queda allí, y es por eso que expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) instan a actuar contra el edadismo o la gerontofobia, algo que creo muy justo. No hacemos nada y lo digo con conocimiento de causa, pues ya paso de los 60, si decimos a toda voz ese porcentaje de una población que pasa de las seis décadas, en este caso la camagüeyana, y luego no se le ofrece la oportunidad de demostrar cuán importante ha sido su contribución a la sociedad.

De acuerdo con las estadísticas se estima que para el 2020 sea del 21,37 % quienes superen la edad que los enmarcan en el grupo de mayores; mientras, para el 2030 se vislumbra el 26,40 %. Uno de cada cuatro camagüeyanos tendrá 60 años o más.

Al ocurrir esto no basta con sentir satisfacción, sino que debemos prepararnos todos; primero, hay que preocuparse por elevar la natalidad y así lograr un equilibrio, pues de lo contrario, cuando esos añosos no puedan trabajar y aportar a la economía del país, ¿quiénes los sustituirán?; y luego, pensar y repensar, ¿cómo son mejoradas las condiciones para estos?, ¿cómo atenderlos mejor?, ¿quién o quiénes se responsabilizan de su bienestar? La familia constituye un eslabón vital en tal sentido.

Al convivir varias generaciones en un hogar es cierto que los niños juegan, pero el piso debe quedar libre para evitarle las barreras en casa y así cuidar al anciano de caídas, en muchas ocasiones eludibles. Este no es un fardo que envejece y se echa a la basura.

Con la abuelita y el abuelito hay que conversar, tenerlos en cuenta, no hacerlos sentir un estorbo y mucho menos quitarles sus comodidades. La familia cubana lleva esos valores dentro; sin embargo, no es ocioso que todo aquel que habite este planeta esté llamado a tomar conciencia de actitudes negativas y discriminatorias por razones de edad.

Por eso el lema del actual 2016 a nivel internacional es: Actuemos contra el edadismo, llamando la atención sobre los estereotipos negativos y las ideas falsas acerca del envejecimiento. Y diría más: actuemos contra el edadismo todos los días.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Otilio Rivero Delgado

¿Soledad con compañía?

¿Soledad con compañía?

El envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico; sin embargo, constituye un reto para la sociedad porque debe adaptarse a ello en aras de mejorar la salud y la capacidad funcional de las personas mayores, su participación social y su seguridad.

En los países donde nace un bebito con una crecida esperanza de vivir y se registra una disminución de la tasa de fecundidad, se incrementa la cantidad de ancianos. Hasta hace alrededor de un año Argentina, Chile, Colombia, Cuba y México eran las naciones más envejecidas de América Latina.

En la provincia de Camagüey, Cuba, la cifra de quienes sobrepasan los 60 años de edad supera los 140 795 —el 18,5 % de su población—, y casi 170 de estos son centenarios. La esperanza de vida al nacer es de 78,5 años; en las mujeres, de 78,45; mientras en los hombres, de 76,52

Para convivir con una población envejecida hay que prepararse, tanto las autoridades sanitarias, el Estado, la familia, y el propio adulto mayor, pues es vital que él cuide de sí mismo. Aquel que envejece ve afectada su calidad de vida por razones obvias, con el consabido aumento de los costos en la asistencia de salud, y si esta persona se cuida, luego de una buena orientación y educación a ella y a su familia, su existencia transcurrirá con mejor calidad.

En lo personal, pienso en lo que le viene encima a un camagüeyano que se jubila o peina canas y aún tiene deseos de vivir. Esta es una ciudad con tradición cultural, pero como todo el país con dificultades en el transporte, y la nuestra con calles enrevesadas y limitadas al tránsito de vehículos estatales.

¿Cómo un anciano puede trasladarse hacia el teatro, a una galería de arte? No le queda otro remedio que hacerlo a pie. ¿Y cuántas veces podrá complacerse a sí mismo si sus condiciones físicas son limitadas y frágiles, aun cuando su cerebro funcione a toda máquina? Y solo me detengo a pensar en el lado bueno del asunto, porque harina de otro costal son las salidas a hospitales o turnos con el médico, acciones que traen aparejados vacíos enormes a los bolsillos al acudir a transportes alternativos, como los bicitaxis.

Pero la ancianidad impone desafíos que van más allá. En cualquier hogar cubano cohabitan hasta tres o cuatro generaciones, con esa aura de unión y solidaridad, que ha ido cambiando y no precisamente para bien.

Los niños que nacen y crecen entre abuelos, quienes se ponen a su altura, los protegen y son hasta sus cómplices de travesuras, viven un amor que solo ellos saben explicar; y los ancianos, por su parte, no sufren tanto aquello de nido vacío cuando sus hijos escogen pareja y emprenden su propia familia.

No obstante, esos que no dejaron el nido tienen obligaciones laborales, los abuelos se encargan de los nietos y otras labores, algo cómodo, siempre y cuando esa generación intermedia no desatienda del todo a sus retoños. Al llegar estos últimos a la adolescencia y juventud comienzan su etapa de despegue y una suerte de cadena que en ocasiones se traba.

La generación intermedia continúa su vida laboral y sus hijos defienden —como es natural— el espacio entre sus coetáneos. Esas dos generaciones entran y salen de casa, y no pocas veces, ni siquiera echan una mirada a sus mayores. La vida impone rapidez y se van olvidando de esos que están sentados en sus balances, leyendo los que pueden hacerlo, al frente de la televisión, esos que fueron los puntales de la casa y van entregando el mando a sus continuadores.

El amor se siente, se enseña y se aprende. Amar no es garantizar alimentación y ropa limpia. Un beso antes de dormir representa más que un plato de comida. Tener la paciencia de escuchar historias, quizá las mismas una y otra vez, y hablar con los viejitos los hace sentir útiles. Debe ser desalentador crear una familia con amor y esperanza, sobre todo acerca del futuro de los hijos y nietos, y de pronto ser multiplicado por cero o ignorado. Entonces, escuchamos a menudo: “Mis abuelos o —mis padres— están deprimidos”.

Con los años las horas de sueño cambian, también los deseos de comer y hasta el hábito de bañarse, pues en ocasiones la piel de los viejitos es tan frágil que el agua duele, por lo que hay que tratarlos con paciencia, y un amor que nunca será suficiente.

Cuánta decepción podrá sentir y tolerar una persona lúcida, a veces con demasiados años encima, al verse rodeado y solo a la vez. No hay geriatra, psicólogo, psiquiatra, casa de abuelos, hogar de ancianos, ni medicamentos capaces de sustituir lo que la familia puede ofrecerle. Ese sentimiento de soledad con compañía lastima más que si no la tuviera.

Al acompañar a los viejitos haciéndoles sentir importantes y al atenderlos, estamos siendo paradigmas ante nuestros hijos, el ejemplo vivido les proporcionará un mejor futuro, ese que llega más rápido de lo que uno piensa. Si brinda un mal ejemplo mañana podrá usted ser víctima de lo mismo, de ese devastador sentimiento de soledad con compañía. Valga esta reflexión a propósito de ser hoy 1ro. de octubre, Día Internacional del Adulto Mayor.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Leandro Pérez Pérez

Rejuvenece Hogar de Ancianos

Rejuvenece Hogar de Ancianos

A un costo de cinco millones de pesos y 140 mil en moneda libremente convertible ascendieron las acciones de mantenimiento y reparación del Hogar de Ancianos Manuel Ramón Silva, situado frente al parque Carlos J. Finlay de Camagüey, el más grande de su tipo en Cuba, de acuerdo con los datos ofrecidos por Alejandro Díaz Molina, jefe de Planificación del distrito Joaquín de Agüero.

En la institución entregada hoy, donde no dejaron de ofrecer sus servicios, comenzaron estos quehaceres a finales de septiembre del 2013, cuya ejecución estuvo bajo la égida de la delegación provincial de la Agricultura, que involucró a sus tres entidades con nueve Unidades Económicas de Base; el apoyo de Rectángulo, la Empresa Agropecuaria de Sibanicú, la Industrial de Grano (CAI Arroz), entre otras, con Antonio Denis Díaz, subdelegado de la Agricultura del municipio de Camagüey a pie de obra a tiempo completo.

El licenciado Elliesky Yera Pacheco, director de Salud Pública del mencionado distrito dijo que el inmueble quedó completamente reparado, con la inclusión del espacio socio-administrativo, sobre el que hubo hasta un proyecto de demolición.

Dicho centro cuenta con siete salas destinadas a los adultos mayores, cinco de las cuales acogen a los impedidos físicos y mentales y las dos restantes a aquellos que se mantienen aptos, para un total de 222 capacidades reservadas a los internos y otras 100 al hogar de día, o sea, esos ancianos que entran en la mañana y regresan a sus residencias en el horario de la tarde, con el mismo principio de las casas de abuelos.

El Hogar cuenta ahora con una lavandería con todas las de la ley, luego de la instalación de equipos donados en el 2008 que no habían sido instalados, por lo que dependían de otras entidades de la Salud con vista a mantener el avituallamiento en un estado adecuado. Son nuevas las redes hidrosanitarias, el departamento de Esterilización y la sala de Fisioterapia.

Alrededor de 240 trabajadores son favorecidos también con estas mejoras capitales que benefician la calidad de vida de aquellos que entraron en la tercera edad y por situaciones muy puntuales tienen que acogerse a tipo de atención, con la seguridad de tener a su alcance los servicios de un Geriatra, dos especialistas en Medicina General Integral (MGI), un Clínico, un Fisiatra, tres encargados de la rehabilitación, dos psicólogos, dos trabajadores sociales e igual número encargado de la terapia ocupacional. 

 

 

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Otilio Rivero Delegado

El Alzheimer: una realidad inevitable

El Alzheimer: una realidad inevitable
A propósito del envejecimiento poblacional, cuestión que satisface y preocupa a la vez, concebimos esta entrevista con el doctor Jorge Balseiro Estévez, especialista en Psiquiatría, con disímiles puntos de vista acerca de las demencias y una de sus variedades: la enfermedad de Alzheimer, que afecta a los adultos mayores.

¿En qué consiste la demencia?

“Es un término aplicado a diversos trastornos cerebrales de tipo neurodegenerativo que puede considerarse como el declinar de funciones superiores, en lo fundamental la memoria. Hay, además, un deterioro del pensamiento abstracto y de la capacidad de razonamiento, sumado a cambios importantes de la personalidad y la conducta, que conllevan a la disfunción social”.

¿Cuál es su comportamiento epidemiológico?

“Afecta a cerca del cinco por ciento de las personas de 65 años, y aumenta conforme lo hace la edad hasta cifras de aproximadamente el 30 por ciento a los 85 años.

“Aparece, por lo general, alrededor de los 65 años, después de los cuales la probabilidad se incrementa a una de cada veinte personas, aunque puede observarse antes, pues una de cada mil personas corre el peligro de desarrollar un desequilibrio”.

¿Entonces... el Alzheimer constituye la variante más frecuente?

“Sí, y representa entre el 60 y el 70 por ciento del total de los casos. Por muchos años no era diagnosticado de forma adecuada.

“Hoy sabemos que consiste en un padecimiento neurodegenerativo de naturaleza compleja y etiología multifactorial, consecuencia de la interacción entre polimorfismos genéticos predisponentes y diversos factores exógenos ambientales; además, se han demostrado modificaciones estructurales, bioquímicas, disminución del flujo sanguíneo y deterioro de circuitos mediados por neurotransmisores en el cerebro”.

¿Cómo se presenta la enfermedad?

“La sintomatología es múltiple y afecta de diferentes formas, pero los síntomas suelen dividirse en cognitivos y conductuales.

“Los cognitivos aparecen de manera temprana, aunque no siempre de forma evidente, son los principales causantes de la incapacidad funcional, lo cual trae aparejado el deterioro de las habilidades en las actividades de la vida diaria.

“El problema más llamativo, la memoria, suele ser el más precoz, y disminuye tanto la retentiva para los hechos recientes, como para aquellos sucedidos remotamente; la cercana, junto a la dificultad de aprendizaje de nuevas informaciones, es la que se deteriora con mayor prontitud.

“Son presentadas interferencias del lenguaje oral y escrito en diferentes signos de gravedad, en dependencia de la evolución, y se menoscaba tanto la comprensión como la capacidad de expresión, y ésta va empobreciéndose —según avanza la enfermedad— con repeticiones involuntarias, hasta llegar al estadio final: el mutismo.

“Se revelan también dificultades para realizar movimientos de forma fina y coordinada, como en el manejo de objetos corrientes, de la vestimenta, de la escritura o del dibujo, y para reconocer la información llegada a través de los Órganos de los sentidos, manifiesta al tratar de identificar objetos o personas conocidas, al confundir su derecha y su izquierda, las partes de su cuerpo y su ubicación. Luego aparece, en algunos casos, la falta de coordinación deglutoria y finalmente una acinesia (inmovilidad) casi completa.

“Otros síntomas cognitivos son la desorientación temporal, el déficit de atención, las dificultades con el cálculo y las alteraciones de capacidades ejecutivas debido a la imposibilidad de ordenar la secuencia de los actos que llevan a la ejecución material de un pensamiento. Entonces, los pacientes efectúan parte de las tareas de forma repetitiva”.

¿Refiérase a los síntomas psiquiátricos y del comportamiento?

“Son muy importantes debido a que determinan la calidad de vida del paciente, y de sus familiares y cuidadores.

Entre los más frecuentes están los delirios presentados en un 20-70 por ciento de los enfermos, y que consisten en ideas erróneas o creencias falsas acerca de un objeto o fenómeno, así como las alucinaciones, que son falsas percepciones, el individuo ve objetos, personas o situaciones irreales, escucha voces, siente sensaciones extrañas... y, generalmente, manifiesta determinada conducta y provoca mucha angustia.

“Por otra parte, presenta síntomas afectivos, cambios de personalidad, vagabundeo, incontinencia de esfínteres, trastornos de la actividad, del sueño, del comportamiento y sexuales, y son proclives al suicidio”.

¿Hay medios específicos para el diagnóstico?

“El diagnóstico es eminentemente clínico, con un valor añadido a aquellos criterios de clasificación de origen neurológico, realizados por un comité internacional para la estandarización del dictamen y la investigación de la enfermedad de Alzheimer.

“El proceso diagnóstico debe basarse en la historia clínica que incluye la exploración neurosicológica, y corroborarse con pruebas complementarias de gran valor como la Tomografía Axial Computadorizada (TAC), la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) y otras de neuroimagen, unidas a los test psicométricos. El diagnóstico definitivo confirmatorio es anatomopatológico”.

¿Suelen observarse similitudes en otros síntomas?

“Sí, entre los más frecuentes encontramos la depresión. Ésta brota, en ocasiones, de manera independiente o relacionada con la demencia.

“Además, tenemos el trastorno selectivo de memoria de los abuelos, donde observamos un rendimiento alterado y no siempre relacionado con una locura. Posee dos variantes: una, los olvidos benignos de la edad, sin otras dificultades, y que no se agrava; la otra, aquellos trastornos de memoria asociados a los años en los que observamos una pérdida de memoria demostrada por test psicométricos

valorados en más de dos desviaciones standard de lo esperado en ancianos sanos de su misma edad”.

¿Cuál es el pronóstico en una persona con el Alzheimer?

“Vendrá determinado por ciertos factores como la edad de comienzo, la rapidez del deterioro, la afectación precoz del lenguaje, el comportamiento agresivo y otros, con un promedio de supervivencia de unos diez años aunque con un amplio margen hasta los veinte años de duración.

¿Y el tratamiento a seguir?

“Ante la duda, los familiares deben acudir al médico, éste se encargará·del procedimiento a seguir, con el mensaje claro de que los fármacos (neuroprotectores, antioxidantes, antinflamatorios, antiamiloideos, neurolépticos, benzodiazepinas, inhibidores de la acetilcolinesterasa), muchos de ellos muy alentadores, son hasta hoy un tratamiento paliativo, no curativo, porque el Alzheimer es una enfermedad crónica y progresiva, sin marcha atrás.

¿Según datos recogidos, en el año 2000 las personas mayores de 60 años en el mundo ascendían a 605 millones, para un diez por ciento, por lo cual el crecimiento de ese sector de la población es considerado un hecho trascendental, con repercusiones en la salud, en el seno familiar, en lo social y en la economía. ¿Cómo se manifiesta esto en Cuba?

“No escapamos de ese contexto. El incremento progresivo del número y de la proporción de personas mayores, es precisamente el fruto de la preocupación constante de nuestro Gobierno y su sistema integral de Salud, por el bienestar físico, psíquico y social de la población.

“En la provincia de Camagüey, por ejemplo, los mayores de 60 años agrupan a más de 117 mil, para un 14,88 por ciento de sus habitantes. Cuando terminó el 2005, la esperanza de vida para los hombres aquí era de 75,44 años y en el caso de las mujeres de 79,01. El envejecimiento de la población constituye una realidad que ya tocó a nuestras puertas”.

¿Qué impacto tiene el padecimiento sobre los cuidadores del enfermo?

“Los cambios en el comportamiento y la personalidad experimentados por los pacientes tienen una repercusión en los cuidadores —habitualmente los propios familiares— y se traduce en síntomas de gran tensión y estrés, que los inducen a manejos inadecuados y a llegar, a veces, a maltratos y conductas violentas con los pacientes, razón por la que éstos son ingresados a menudo en hogares de ancianos.

“Algunas investigaciones demuestran que mejorar el apoyo a los cuidadores (familiares o personal que los asiste en instituciones), su educación y asegurarles un tiempo suficiente para sí mismos, con la ayuda de otras personas, repercute positivamente sobre la salud mental tanto de los ancianos como de los cuidadores”.

Recomendaciones para un mejor manejo de los aquejados...

“Los cuidadores deben tener una adecuada información de las características de la enfermedad, su evolución y pronóstico, así como conocer que esos enfermos necesitan empatía y paciencia, ambientes agradables, comunicación mediante frases cortas, simples y con un tono cuidadoso, pero claro. Es necesario repetirles las informaciones importantes, si así lo requieren y ser receptivos ante cualquier intento de comunicación de su parte.

“La pérdida de coordinación física y de la memoria aumentan las posibilidades de lesionarse, por eso hay que garantizarles un domicilio lo más seguro posible.

Prestar especial atención a las caídas y quemaduras, y evitar otras formas de accidentes.

“Resulta vital ser comprensivo y tolerante, también evitar discusiones sin sentido y respetar los gustos y las costumbres del afectado. No conviene reñirle ni avergonzarlo ante los demás, ni hacer comentarios negativos. Los elogios son más útiles que las críticas.

¿Quisiera añadir algo más?

“Decir que lo verdaderamente importante radica en trabajar en la promoción de estilos de vida sanos, para vivir más y mejor, así como desarrollar acciones precoces en los casos con evidentes factores de riesgo de la enfermedad.

“Finalmente, mencionar una frase de un destacado profesor de Neurología argentino en relación con este tema: la humanidad está urgida de dar pasos para que la vejez, con un cerebro y mente sanos, sea auténticamente la etapa dorada de la vida”.

Texto y foto: Olga Lilia Vilató de Varona