Hablemos del corazón (III)
Continuamos con esta sección. Esta vez abordaremos los temas del desarrollo de la actividad física y las caminatas. Los seres humanos a medida que avanzamos en nuestra vida, olvidamos la necesidad de realizar movimientos corporales de manera periódica.
Es bueno aclarar que se considera actividad física a cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos con el resultado de un gasto de energía; el ejercicio físico es una acción planificada, estructurada y repetitiva, con la finalidad de mantener o mejorar la forma física.
Caminar es un buen ejercicio. Si es de intensidad moderada resulta asequible a casi todas las personas, sea cual sea su condición física inicial. Puede hacerse solo o acompañado, no requiere de un equipo especial, es algo que todo el mundo sabe hacer y no hay que trasladarse a un lugar específico.
Hipócrates, el sabio y médico griego más importante de la antigüedad, dijo desde entonces: “Si todas las partes del cuerpo que tienen una función se usan moderadamente y ejercitan en labores a las que están acostumbradas, se vuelven sanas, bien desarrolladas y envejecen lentamente”.
Los ejercicios deben efectuarse de forma progresiva y en un horario para continuarlos periódicamente. El comienzo del día o el vespertino-nocturno son recomendables para la realización de éstos. A veces es útil que la familia toda sea convocada en esta dirección, porque se convertirían más agradables y placenteros, y lograr que la decisión de hacerlos sea tomada con deseos por todos.
Las actividades físicas pueden ser realizadas con diferente intensidad, por lo que el coste energético cambia en función de ésta y de su duración. Una forma física moderada permite efectuar actividades que supongan un gasto energético de unas 150 kcal/día, lo cual requiere de acciones de una intensidad entre 3 y 6 MET, por ejemplo, el caminar rápidamente entre 4,8 a 6,4 km/hora.
En una segunda parte analizamos las caminatas por constituir una de las actividades físicas más utilizadas.
Con vistas a iniciar el plan de caminatas debemos considerar:
El entorno elegido. Es útil comenzar en un área cercana al domicilio, escoger un circuito de una manzana, tener cuidado en relación con el cumplimiento de las normas del tránsito y así evitar dificultades de esta naturaleza.
De ser posible sería bueno conocer la distancia a recorrer. Iniciar la caminata con cuatrocientos a ochocientos metros por jornada es aconsejable. Esto permite realizar algunos minutos de calistenia antes, con el propósito de lubricar las articulaciones y luego iniciar la marcha que debe ser lo más intensa que podamos. Al principio serán unos 10 a 15 minutos y al finalizar es conveniente finalizar con unos cinco o diez minutos de ejercicios que nos permitan relajarnos.
Este ritmo se incrementará semanalmente, con el objetivo de que luego de unas seis semanas se cumplan: diez minutos iniciales de calentamiento, 30 minutos de caminata y después otros diez minutos de relajación, ciclo que debe llevarse a cabo, al menos, cinco veces por semana. No son oportunos los ejercicios muy intensos.
No ponga en duda que disfrutaremos de una eficiencia física en aumento y progresivo y obtendremos una mejoría en nuestra calidad de vida.
Deseamos que si al leer estas líneas le asaltan algunas dudas o la necesidad de realizar comentarios, no deje de enviárnoslo a nuestra dirección electrónica: justog@infomed.sld.cu o a vilato@enet.cu
Y no lo dude: ¡Cuide su corazón!
Autor: Dr. Justo de Lara Abad, especialista de 2do. Grado de Cardiología y Profesor Auxiliar.
Corrección: Oriel Trujillo Prieto
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