Sencillez viva de grandes hombres
Los nueve profesionales de la Salud presenciaban el espectáculo ofrecido por niños y jóvenes, en el Centro de Equinoterapia.
A veces la vida nos pone en aprietos y este caso ha sido uno de ellos, ¿cómo hacer llegar a los lectores tanta emoción vivida? Nueve hombres “removieron el piso” de quienes los esperábamos. Allí, en el Centro de Equinoterapia de la ciudad de Camagüey, muy especial por sí mismo, ocurrió algo trascendental y se trató de la llegada de nueve de los 14 camagüeyanos que partieron o estaban en África Occidental.
Cuando salieron hace apenas seis meses poco se conocía de la enfermedad que combatirían, pero sí de su letal comportamiento y fácil modo de transmisión. Entonces fuimos objeto de sentimientos encontrados. Por un lado, el orgullo de ser abanderados en la labor más humana a nuestro alcance; por otro, la incertidumbre del ¿qué pasará?, ¿cómo saldrán de tan difícil tarea, para no pocos una misión suicida?
Nos poníamos en el lugar de sus familiares y nos preguntábamos, ¿podrán ellos entender cuánto contribuirían sus seres más queridos, a riesgo de sus propias vidas, a evitar que este terrible padecimiento penetre en suelo cubano y otras naciones vecinas? Y, por supuesto, la necesidad de aportar con ciencia a aquellos que son los menos favorecidos y más pobres de este continente.
Hoy, al ver regresar a estos médicos y enfermeros formados en la Universidad Médica de Camagüey, percibimos como una suerte de hijos de los principios de sacrificio, perseverancia y humanismo del eminente científico camagüeyano Carlos J. Finlay que da nombre a la Alta Casa de Estudios, y de que cumplieron con el propósito del Líder Histórico de la Revolución cubana Fidel Castro, al idear la brigada Henry Reeve a la cual pertenecen, hoy propuesta para que le sea entregado el Premio Nobel de la Paz.
Supimos de la sencillez de todos, como ocurre en los grandes hombres, desde que descendieron del ómnibus que los traía de regreso, ocasión en que no faltaron las lágrimas de felicidad, las sonrisas y abrazos y las fotos que nadie quería perder. Entre tantos voluntarios ellos fueron los elegidos, y sin proponérselo y, creo que no lo saben aún en su gran magnitud, colocaron bien en alto el nombre de Cuba, con aportes invaluables sí, aportes de sensibilidad, altruismo y valor, aun cuando el miedo debió ser un sentimiento, que aparejado al cumplimiento estricto de los protocolos médicos internacionales, sirvieron de fortaleza para vencer y regresar a la patria.
Desde que dieron el paso al frente demostraron no solo ser hijos de Finlay, sino también de el Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz, a fuer de tanta entrega y amor, dos cualidades inseparables del ejército de batas blancas que integran.
Fueron esperados por muchos. Estaban Jorge Luis Tapia Fonseca, miembro del Comité Central del Partido y su primer secretario en la provincia; Isabel González Cárdenas, presidenta del Gobierno; y el doctor Fernando González Isla, director de Salud Pública, ambos en ese nivel. También familiares y amigos.
Las palabras, todas de agradecimiento y parabienes ante tanta grandeza, no alcanzan para aquilatar la proeza realizada y como señaló Tapia Fonseca: “Recibimos a nuestros héroes, continuadores de nuestra Revolución”.
El Proyecto Arte sin Barreras, liderado en el Centro de Equinoterapia, de esta ciudad, y que acoge a niños y jóvenes con alguna discapacidad, incluidos en la sociedad a través de diferentes manifestaciones artísticas, fueron los mejores anfitriones posibles. Ellos son una muestra del desvelo de nuestro sistema social en pos del mejoramiento de la calidad de vida de todos, sin exclusiones.
A cada uno de estos médicos y enfermeros que regresaron de África Occidental les pedí una frase, un sentimiento:
Dr. Leosvel Pérez Gutiérrez, de Vertientes: “Nos cuidamos y vencimos!!!!!”. Rodeado de sus hijos, esposa y madre, conocía a Yanisvel, su hija más pequeñita.
Dr. Osmany Rodríguez González, de Santa Cruz del Sur: “En lo personal había visto muestras de cariño y de apoyo del pueblo cubano, pero esta vez se rompieron todas mis expectativas, me ha demostrado lo que ha sentido por nosotros, y esto está a la altura de lo que ha hecho Cuba a través de los años y no solo en los tres países de África Occidental, sino el resto de los colegas que a través de los años ofrecieron sus servicios en tantos y tantos países, ahora con la presencia en más de 60. Gracias al pueblo de Cuba por estas muestras de amor y cariño.
Dr. José E. Saavedra Pacheco, de Camagüey: “Siento mucha emoción, mucho agradecimiento hacia la dirección de país, del Gobierno, a Dios, a mi esposa, a mis hijos, mi mamá, mi papá, a todos los que estaban aquí y nos apoyaban desde la distancia. Lloré con esos niños que actuaron para nosotros, era el encargado y no pude decir las palabras.
Dr. Erik Luis Larrazábal Hernández, de Nuevitas : Muy orgulloso de estar nuevamente en nuestra tierra. Quiero agradecer al pueblo cubano, y en especial al nuevitero, por el apoyo que nos brindaron. Mucha mente positiva y gracias a eso nos cuidamos mucho, nos dieron mucha fuerza para regresar con el deber cumplido.
Lic. en Enfermería Jorge Luis Quesada Vázquez, de Florida: “Una cosa tan grande que no sé cómo explicarlo, no me lo creo. Fue muy duro, pero cumplimos y regresamos.
Lic. en Enfermería Carlos Velazco Luis, de Sibanicú: “Hoy ha sido un día inolvidable.. No pensé con un recibimiento así, y muy feliz con mi familia y amigos de nuevo. Nosotros solo hicimos lo que nos tocaba y con el orgullo de ser seleccionado para cumplir esta difícil misión. Todos lo hicimos como se nos indicó, con mucha seriedad, disciplina, dedicación, y por eso, la misión tuvo éxito.
Lic. en Enfermería Enio Prado Téllez, de Florida: Ha sido muy emocionante el recibimiento y el apoyo a nuestra labor, donde nos esperaban con esperanzas. No pudimos enarbolar los machetes como la caballería de Ignacio Agramonte, pero sí lo hicimos en la bandera del gran caballo dorado de Henry Reeve para salvar vidas y lo hicimos muy bien.
Lic. en Enfermería Yoanis Bello Echeverría, de Florida: “Se cumplió la profecía, te dije en la entrevista, vía Internet que lo prometido era deuda y que íbamos a venir, y aquí estamos, muy contentos, demasiado contento diría yo”.
Lic. en Enfermería Marcos Figueredo Pacheco, de Camagüey: “Estamos contentos por los resultados de la misión que nos tocó vivir, muy difícil e inolvidable, pero feliz de haber cumplido y, por supuesto, regresado”.
Texto y fotos: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)
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