Estoy de vuelta
Por lo general no acostumbro a mezclar los asuntos personales con los del trabajo. Esta es la segunda vez que lo hago, por las prerrogativas que me ofrece esta, mi página, y que disfruto de una manera muy especial, tanto, que más bien es un hobby y no lo que escribí ahorita, trabajo.
Mi ausencia en cuquisalud por tantos días se debió a ciertas investigaciones médicas y es esa precisamente la coincidencia con el tema que abordo en mis exposiciones y que no quise desperdiciar porque no es lo mismo oír las cosas que vivirlas.
Sentí en mi propia piel el desvelo y el amor de un personal que no tiene límites en sus funciones. Con ética, preocupación y mucha consagración, cada uno colocó su granito de arena porque no quedara un solo cabo suelto a la hora de despejar las incógnitas enrevesadas en cualquier cuerpo humano, en este caso, el mío.
Por todo esto destaco el empeño de los doctores Alfredo Leal, por demás, uno de mis compañeros de clase durante mis estudios primarios, de Maité Salazar, siempre con deseo de ayudar con una intención marcada de un optimismo impecable, como ocurría con Manuel Oliva Palomino, quien al mismo tiempo decía: “Ante la duda, estúdiate”.
Tampoco olvido los solícitos doctores Maruja Morales, Alfredo Guerra y José Miguel Arrieta, ni a José Ramón Guerra, este último que desde Angola se mantuvo al tanto de los detalles, gracias a las tecnologías actuales. Y qué decir de Helenita Álvarez, así con H, la secretaria del Servicio de Imagenología del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech; ella, desde su posición hizo hasta lo imposible porque yo sintiera confianza, alivio y esperanza de que todo terminara bien.
Después de las placas de Rayos X, la ecografía, la Tomografía Axial Computarizada (TAC), salió a relucir del mal el menor: un nódulo de Tiroides, aunque estoy consciente de que este es un problemita serio. De ahí que ahora estoy en manos del avezado endocrinólogo Félix González González. Con él me atiendo y en él confío.
Enfrenté otros avatares como la alergia presentada frente a la aplicación del yodo contrastado y ahí también, aunque no tengo su nombre, estuvo a mi lado una enfermera que con su vigilancia oportuna y su rápido actuar evitó peores complicaciones.
También me sigue el doctor Rafael León (Leoncito), especialista en Cardiología, y digo así Leoncito no por exceso de confianza sino porque es el hijo del Profesor Rafael León Díaz (ya fallecido y muy recordado), sin más detalles, para que no digan lo pensado por mí: soy como un cofrecito de dificultades.
Agradezco así tanto aliento y amor, una manera muy simple, pero con una buena cuota de cariño, aunque creo me sería imposible que este correspondiera en la justa medida al recibido.
Confieso que la actualización de mi página la tenía prevista para ayer 5 de abril; no obstante, opté por ver la televisión. Era la gala de clausura del Quinto Congreso de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), un suceso que constituyó para mí algo muy preciado en estos tiempos: un acto antiestrés.
Autora: Olga Lilia Vilató de Varona
Corrección: Oriel Trujillo Prieto
2 comentarios
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de agradecerles públicamente porque son así con todos sus pacientes y quedan
en el anonimato la mayoría de las veces.
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From: "Blogia"
angel mendoza -
y todos te han ayudado porque te lo mereces.
bien por agradecerles públicamente!!!