Su gran pasión
El Profesor Doctor Oliverio Agramonte Burón, 73 años de edad. Nació en Camagüey. Dijo ser hijo de viejos y de familias muy humildes.
—Mucho le han sugerido que escriba sus memorias, pero asegura:
—Soy más comunicador que escritor. Tengo una historia que no es muy frecuente. De toda mi familia, de padre y madre, solo dos pudimos estudiar en la Universidad de La Habana, un primo que después se fue y yo.
Mi padre era ferroviario de toda una vida. Estuvo 49 años trabajando.
“Estudié Medicina, quizás, por intuición. Fui el más joven en mi curso de bachillerato y también en la Universidad. Me gradué de 17 años en el antiguo Instituto de 2da Enseñanza. Mi padre era un hombre educado, instruido, pero no profesional. Él me dijo: ¿Quieres estudiar? Le dije que sí, era ir a parar en Casa de Huéspedes y él me mandaba un dinerito.
“Fue con mucho sacrificio, un hijo de obrero no podía darse esos lujos entonces. Empecé a estudiar Medicina en 1955, pero como la Universidad era en centro de Revolución, Fidel estaba en México porque lo acababan de liberar, el Gobierno suspendía las garantías y entonces cerraba, que era autónoma, hice medio primer año hasta finales del ‘56, porque paraba mucho, en este año fue el desembarco del Granma y volvió a cerrar, quiso abrir en el ‘57 y fue el asalto a Palacio, y así fue hasta 1959.
“Recomencé y me gradué en el 1964, con internado y todo y vine a hacer el postgraduado como médico rural; me tocó Vertientes, allí estaba con el Dr. Floro Cepero, el Oncólogo, que era de un curso anterior al mío.
“Me motivaba la cirugía y pedí venir para este hospital. Aquí había 69 médicos en aquella época. Vine a trabajar a Cirugía y el Dr. Raúl Respall (ya fallecido), fue de los que se quedó luego del triunfo revolucionario y asumió la enseñanza, fue mi Maestro. Nos quedamos los dos, se trajo a Cuan de Ciego, a Orlando Zamora de Morón, y a Ravelo, de Antillas.
“A llegar la docencia me encontró a mí aquí y el Profesor Gerardo de la Llera me escogió, era docente sin tener categoría, me hice especialista en el 1974, hice docentes a algunos sin tener yo la categoría.
“En febrero de 1966, cumpliré 46 años en este hospital, sin alarde el que más tiempo lleva soy yo. La cirugía ha sido mi vida, hice guardia física hasta el 2003. En aquella época la guardia era fuerte y hacíamos la de pediatría también. Los médicos de aquí hacíamos 13 guardias físicas mensuales entre este hospital y el pediátrico, y al otro día a operar como si tal cosa”.
—¿Satisfacciones?
—Que mis padres me vieron médico y empezar la cirugía. También que mis dos hijas son médicas, una es Ginecobstetra y la otra especialista en Medicina Interna. Mi esposa es estomatóloga, especialista en Ortodoncia y fundadora de esa especialidad en Camagüey. Todavía trabaja.
—¿Tristezas?
—Figúrese, como cualquier ser humano, pero hay una muy particular. Mi madre enfermó y agravó cuando yo estaba en Guyana. Nunca más nos vimos porque ella hizo una hemorragia cerebral y al regresar ella estaba en Terapia Intensiva. Ella no me vio más, ni yo le pude decir adiós.
—¿Qué le quedó sin lograr?
—Quizás haber tenido una mayor cultura. No tuve la orientación de desarrollar la investigación y esa es una frustración que guardo para mí. Me tocó otra época, y eso de que la docencia me encontró aquí puede parecer petulante, pero fue así.
—¿Su gran pasión?
—Venir aquí. A veces sufro un poco. Tengo una impresión, muy personal de que las condiciones han cambiado. No veo la fuerza de los residentes actuales a la de los residentes que había aquí hace 30 años. Es feo comparar, pero es mi impresión y puede no ser real. En la década del ‘70 hasta el ‘80, los que se formaban aquí en todas las especialidades eran superiores a la actual, claro, hay otros cambios, otros factores, la tecnología que es para bien, no es muy buena para la enseñanza, se ha perdido el método clínico.
“El tribunal que examinaba era fuerte y el residente era fuerte. La gente disfrutaba ese claustro apretando y a aquel residente defendiéndose. Ese tribunal se regocijaba cuando le daba 100 o 99 puntos, esos factores han cambiado, quizás otros no compartan mi criterio.
“Los más jóvenes tienen que estudiar mucho, en la especialidad que sea y tienen que proponerse que para conseguirlo tienen que ser sacrificados. Las cosas no caen del cielo.
“Me gusta mi hospital, me gusta venir. Me parece que he cumplido y me he preocupado por este hospital”
—Sabe que es un cirujano muy querido y respetado por este pueblo:
—Piensa antes de responder y agrega: “Digo como dijo el Che en su carta: ‘alegra una parte de mi espíritu’”.
—¿Alguna anécdota?
—Un Profesor que ya murió y me quería mucho se quedó después del triunfo de la Revolución pese a que fue afectado económicamente. Él era un virtuoso y como docente ni hablar, tuvo mucho éxito, todos son discípulos hoy son virtuosos también. Él era muy incisivo y un día me preguntó: Agramonte, ¿por qué eres comunista?, y le respondí:
“Porque soy hijo de mi clase. Mi padre era obrero, a veces no tuvo trabajo, su clase es otra y yo no lo puedo criticar por eso, ha ofrecido sus conocimientos y creo hace bastante, al final se rió”.
—¿Sobre el retiro?
—No pienso en eso. No sé hacer otra cosa. No tengo otro oficio. Me siento útil todavía.
Datos necesarios: Profesor Consultante. Especialista de 2do. Grado en Cirugía General.
Distinciones y condecoraciones: Vanguardia Nacional, Por su consagrada dedicación al desarrollo Científico Técnico de la Universidad Médica; Por su contribución y enseñanza a generaciones más jóvenes; Asociación de Combatientes Raúl Quiala Castañeda; Premio para un Maestro; Distinción XXX Aniversario de la fundación de la Universidad Médica Carlos J. Finlay de Camagüey; Miembro de Honor de la Sociedad Nacional de Cirugía General, miembro fundador de la Asociación Médica del Caribe (AMECA); y miembro de la Sociedad Iberolatinoamericanada de Cirugía.
Medallas: Manuel Fajardo, Trabajador Internacionalista, Por la Educación Cubana, 40 Aniversario de la Universidad de Camagüey.
Ha ocupado diversos cargos de dirección.
Misiones internacionalistas: Jefe de la misión cubana en Guyana (1978-1980) y como cirujano en la República de Yemen, como colaborador (2004 al 2006).
Autora: Olga Lilia Vilató de Varona
Foto: Otilio Rivero Delgado
Corrección: Oriel Trujillo Prieto
2 comentarios
Cuqui -
Todavía hoy en día he visto al Profesor Agramonte visitar a sus operados, lo mismo un sábado que un domingo, para él lo primero es eso, ver cómo están sea el día de la semana que sea, y sí una excelente persona.
Gracias por entrar y por su comentario, le saludo...
diego romero -