Padres en mi vida
El título no se aviene con la verdad tácitamente porque solo he tenido un papá: Rafael Ángel (Pipo) (1907-2005) y como digo siempre, aunque fallecido, lo pienso en presente. No puedo hacerlo de otra manera. De él he dado a conocer algunas cosillas en mi blog.
Este post lo considero obligado por ser hoy el Día de los Padres, a él se lo debo y a los otros también y ya verán por qué. Para mí esa frase tan manida que a veces se torna cierta de tanto que la repiten, de que padre es cualquiera es tan absurda e injusta que me mortifica.
Albergo en mi mente y en mi corazón cuánto amor nos entregaba mi padre a mi hermano y a mí, cómo nos hablaba, tan preclaro en las cuestiones de la vida toda, tan adelantado a su tiempo, y tampoco olvido el amor y la devoción que le profesaba a su padre, mi querido abuelo Pedro, cómo nos contaba con pasión que al graduarse de Abogado en la Universidad de La Habana su primer choque de abogado defensor fue cuando lo hizo con su propio padre.
Mi abuelo salió absuelto; primero, porque era inocente; segundo, porque mi papá consiguió probarlo. Era una acusación injusta, cuya causa conservo cual reliquia familiar.
Mi papá, abogado en ciernes entonces desandaba los pasillos de la Audiencia capitalina y me contaba que hasta las secretarias lo miraban y trataban con lástima, claro, por su juventud e inexperiencia, y hasta se ofrecían para mecanografiarle sus alegatos. Con ese mismo amor y el dolor de haberlo perdido despidió el duelo en sus honras fúnebres, muy sui géneris por cierto, pues recuerdo que mi abuelo falleció ese día de tanta Historia para los cubanos, el 10 de octubre, pero de 1966 (yo tenía 12 años). Un funeral donde a mi abuelo le rendían honores militares y los masones, sí, porque peleó en la Guerra de 1895, fue Teniente Coronel y Jefe de la Plaza del Camagüey y también Masón, como lo era José Martí.
Yo no fui a su sepelio, pero quienes asistieron dijeron que recordarían siempre cómo mi padre había tenido ese valor y de la forma que lo hizo. Yo me enorgullecía de su oratoria cada Día del Abogado, aquellos 8 de junio. Al escucharlo siempre me daban deseos de llorar, así es que en esa ocasión tan especial, preferí no estar.
Otra anécdota curiosa de la responsabilidad que se siente al ser padre es esta. Mi papá no podía ver sangre, se desmayaba, y cuando mi madre llegó a la otrora Colonia Española, hoy pediátrico provincial Eduardo Agramonte Piña, para parirme a mí en 1954, en ese centro hospitalario para asociados, no encontraron un médico que la asistiera, pues el Dr. Abelín Marrero, quien la atendía y era amigo de la familia, se encontraba en una operación de urgencia, ¿qué imagina? pues que mi papá fue el ayudante de una enfermera muy mayor que apenas veía. Se olvidó de la sangre, solo pensaba en su esposa y en su hija, por lo que me decía: “Yo sí te vi nacer y primero salieron tus ojos y después el cuerpo”, ¡vaya jaranita!
Algo que caracterizaba mi relación con mi papá era la confianza. Él confiaba ciegamente en mí o al menos eso me demostró siempre y yo en él, claro, y aquí va un ejemplo. Con apenas 11 años ingresé en la Secundaria Básica, allí, un profesor de Artes Plásticas (que no me impartía clases a mí sino a los varones) me dijo en dos o tres ocasiones: “Alumna, quiero pintarla, quiero que sea mi modelo”.
Decidí contárselo a mi padre y él me respondió así: “Cuando vuelva a decírtelo le respondes que venga a mi casa a pintarme a mí y luego le daré permiso para que lo haga contigo”. No habían transcurrido 48 horas y ya yo estaba ofreciéndole mi respuesta con una seguridad tremenda, hasta me limpié el hombro porque él me tocó para llamarme la atención. Ese profesor nunca más me dirigió la palabra. Asunto concluido.
A estas alturas quizás se esté preguntando y ¿por qué el título? Por ahora me referí a mi padre y abuelo paterno, pero hay otros. Oriel, mi esposo y padre de mi hijo. Él hizo las veces de padre tres años antes de yo parir a nuestro hijo. Estuvo a cargo como yo de mi hija-sobrina Grétel y de una manera excelente. Luego llegó Orielito, le lavaba sus pañales a cualquier hora para apoyarme sin atisbo de machismo alguno, le preparaba unos purés como para chuparse los dedos y hoy por hoy nuestro hijo con sus 23 años se alimenta con comidas de calidad y buen gusto cuando son preparadas por su padre, yo no compito en ese asunto y si lo hiciera, perdería.
¿Algún reproche? Sí, por supuesto, yo me incomodo cuando mi esposo olvida alguno de mis pedidos y le comento: ¿Cómo no se te olvida nada en absoluto que tenga relación con Orielito? Por eso sus olvidos han sido perdonables.
Me queda otro padrezote: Emilio Blanco Díaz (Emi), ya fallecido. Él fue el tío-político, que junto a su esposa Raquel (Raca) y tía de mi madre, crió bajo sus alas a la Nena (mi adorada madrina y prima de mi mamá), a mi madre y sus cuatro hermanos que quedaron huérfanos con edades entre 12 y 2 años; sin embargo, la vida le jugó una mala pasada, se vio privado de Emilito, su único hijo, a causa de un accidente. Emi, porque así le decíamos mi hermano y yo volcó todo su amor paternal en ellos y en nosotros, fue un abuelo como pocos.
Claro, Justo Andrés (Justico) y Raquel María, los hijos de mi madrina, también formaron parte de sus adoraciones y fue muy bien correspondido.
Yo, en mi inocencia infantil, sin tener en cuenta todo aquello de los lazos sanguíneos y los genes, le decía: “Emi, yo quiero tener los ojos azules como los tuyos y tus piernotas”, y él, con una dulzura única me respondía algo sobre mis ojos que no mencionaré aquí, empero, ¿de las piernas?: “Tienes que comer mucha calabaza para que te engorden las pantorrillas”.
Nunca vimos a Emi bravo, jamás peleó con nosotros. Nos ofrecía amor con su inmenso corazón sin pedir nada a cambio, solo ofrecía. Lo considero uno de los padres más padre que haya conocido hasta sus 96 años vividos.
Con padres así tenemos que quitarnos el sombrero y hacer la mejor de las reverencias.
Sirvan estas sentidas anécdotas personales para que todo Padre que entre hoy a este blog reciba mis felicitaciones, porque estoy convencida de que son también muy especiales.
Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)
Fotos: Orlando Durán y álbum de la familia
Fotomontaje: Otilio Rivero Delgado
20 comentarios
Cuqui -
Las gracias te las ofrezco a ti por hacer ese alto y aparte de leer el post, dedicar tu limitado tiempo a comentarlo y de esa manera.
Me consta con cuánto amor y admiración hablaste y te dedicaste siempre a tu padre.
Tuvimos esa suerte si tenemos en cuenta que estos no los escogemos, sino que son los que nos tocan.
Baby -
No había leído este post. No tengo mucho tiempo para revisar los blogs, pero hago un alto ahora para darte las gracias por tan lindo trabajo. Padres como esos de los que hablas, o como el mío y otros que conozco, demuestran que no cualquiera puede asumir ese rol. Mi vida hubiera sido otra sin mi padre, hombre humilde que no pudo estudiar, pero con una inteligencia natural admirable y siempre del lado de los que aman y fundan.
Cuqui -
Tienes razón cualquier día es bueno para tener en cuenta a los padres y tú entre ellos.
Mil gracias por entrar y dejar constancia de haberlo hecho.
Rafael -
Cuqui -
Mil gracias por tu comentario y, por supuesto, por tu entrada al blog y dedicarle parte de tu tiempo.
Claro que tenemos puntos coincidentes en nuestras opiniones.
Igual mis cariños para ti.
Mariela -
Me gustó mucho tu trabajo. Coincidimos, los padres también son importantes para los hijos. eso que dices de que: Los hijos nunca deben ser utilizados o manipulados en contra de los padres, esos que a fin de cuentas fueron seleccionados por sus madres.Eso es muy cierto, además, todos los padres no actúan mal con sus hijos, porque también es muy cierto que algunos cuando se divorcian de las madres, se olvidan de sus hijos. Yo quiero mucho a mis padres, al igual que ellos a mi, pero para mi los dos tienen el mismo valor, aunque tew confieso, soy más comunicativa con mami. Espero continúes haciendo estos trabajos.
Cariños
Cuqui -
Me gustó mucho tu comentario. Sí, defiendo a los padres como a las madres, primero porque lo he vivido y segundo, porque lo pienso de manera general. Lo demás es pura palabrería sin sentido, a veces repetida sin argumentos o por puros despechos y miserias humanas.
Los hijos nunca deben ser utilizados o manipulados en contra de los padres, esos que a fin de cuentas fueron seleccionados por sus madres.
También te agradezco tus elogios y sugerencias, las que tendré en cuenta y consideraré.
Aunque no nos conocemos sé que eres padre e imagino de esos que yo defiendo, otro abrazo para ti.
Carlos -
Con toda tu experiencia y habilidad comunicaticva, deberias abrir un blog mas personal, que fuera mas alla del reportaje de oficio y se dedicara a compartir vivencias personales y sociales con los lectores. Te prometo que seria tu fiel seguidor.
Gracias en lo que a mi me toca del articulo.
Un abrazo
Cuqui -
Me hiciste reír con tu comentario. Tú tan dulce y amorosa como siempre, como mismo te educaron en casa así eres.
Por supuesto, primero tú y Orielito y después lo demás, tú lo sabes. Rebe, tu mamita y el resto de tu familia han sabido hacerlo y muy bien.
El Vila, como le dices a mi hermano, sí, abogado como mi padre y ¿sabes una cosa? quisiera hubiera un Día del Hermano o del Hijo, para hacerle el post que merece, se llevaría las palmas,
Gracias por leerme y escribir, un beso...
Carmen Luisa Hernández Loredo -
Ya sé porque Vila es abogado, viene de casta... un abrazo de tu mariposita
Cuqui -
Te cuento que esa canción me encanta. El sábado la escuché varias veces, la puse a propósito.
Yo también tuve la suerte, para repetirte, de conocer a tu padre y me consta lo que dices.
Mi papá y tú tuvieron una especial empatía y eso tampoco lo olvido.
Como dicen, las amistades se escogen a los padres no, por eso fuimos privilegiados al tener a padres y amigos en uno solo, ¿te parece?, Ah, gracias también por tu contribución a esta foto, de ahí tu crédito un beso.
Orlando Durán Hernández -
con categoría de amigos. Gracias por tan linda crónica.
Cuqui -
Como siempre te agradezco tus entradas y elogios y sí, sería algo fantástico que los jóvenes nuestros puedan reconocer cosas así, pues sería una muestra de que, al menos, nos acercamos a sus corazones. Un abrazo
angel mendoza -
Sólo espero que,dentro de 30 años, los chicos puedan escribir cosas como esas...
Cuqui -
Un beso inmenso...
MARITZA AGUILAR -
Cuqui -
Besitos
ANGEL MUÑIZ -
Cuqui -
Gracias por tu elogio y por estar siempre pendiente de mi blog. Besitos para tu esposo y hermanos en este Día de los Padres, también para ti, Cuqui
Nelly -