Fernando, el Príncipe eterno cumplió 98 años
Elda María Armengol, bailarina del Ballet de Camagüey, tuvo el honor de recibir, en nombre del Maestro, el Reconocimiento por su cumpleaños y la obra de su vida.
Fernando Alonso Rayneri cumple hoy 98 años. Mucho se ha dicho que es Maestro de maestros, sus alumnos de varias generaciones, agradecen cuánta sabiduría recibieron de él, y un periodista de la época, José Manuel Valdés, lo calificaba como un Príncipe en el escenario; sin embargo, este hombre sencillo, jovial y con buen sentido del humor va más allá.
Como trabajé seis años en el Ballet de Camagüey y disfruté del Festival Internacional de Ballet de 1976 a su lado, aparte de ser el fundador del Ballet en Cuba, doy fe de que es una personalidad de la cultura universal. Fui testigo de cómo bailarines de otros países grababan sus clases, todas magistrales y eso no es por gusto.
Camagüey le debe mucho a este hombre y no solo por dirigir la compañía de Ballet camagüeyana durante 17 años y ubicarla en un lugar cimero a nivel internacional, sino por ser uno de sus fundadores, sin su apoyo desde el Ballet Nacional de Cuba que dirigía entonces, hubiera sido imposible materializar ese sueño hecho realidad por Vicentina de la Torre, ¡ah!, él también le debe a Camagüey y ya sabrán por qué.
Por todo esto y más, hoy se ofreció una Gala Cultural en homenaje al Maestro: mentor paradigmático, como lo llamara Arnold L. Haskell y que el artista de la plástica Nazario Salazar Martínez hace referencia en sus palabras al catálogo, donde lo caracterizó así: “Amoroso y recio, estricto y preciso, caballeroso y agudo siempre, dejó la huella indeleble de su sabiduría, como ejemplo de artista”.
Una muestra expositiva transitoria abrió sus puertas en su honor, con sus fotos y un poco de sus distinciones. El dúo A piacere, integrado por la pianista Lourdes Cepero y el bajista Ariel Negrín y la Orquesta de Cámara Juvenil, dirigida por Joel Sierra, actuaron para él, le entregaron música de la que él disfruta, todo con una energía tan positiva que debe haberle llegado hasta la capital del país en momentos que se le ofrecía un tributo similar en el Memorial de la Plaza José Martí.
Aquí todo ocurrió en la Quinta Simoni, de esta ciudad, auspiciado por el Grupo Las Huellas Peregrinas Italianas, integrado por 26 familias descendientes y que preside Oxalys Aller Rodríguez, quien le ofreció un reconocimiento por el innegable aporte a la conformación de la Escuela Cubana de Ballet y base pedagógica a la Danza Internacional.
Fernando tuvo la gentileza de enviar un lindo mensaje donde lamentaba no compartir este encuentro en su querido Camagüey y cito una de sus partes: “Mi querido abuelo Eugenio Rayneri y mi madre Laura Rayneri me enseñaron a buscar siempre el porqué de las cosas e inculcaron en mí el amor al arte. Gracias a ellos, mi hermano Alberto y yo pudimos encaminarnos en el mundo de la danza con curiosidad científica y apreciación por la belleza…”
De este hombre, con ascendencia italiana, podría escribirse y nunca acabar, por eso creo y así lo sentimos muchos, que la Cultura de este país no lo ha reconocido como merece. Me consta que él no se queja, pero a mí, que soy su amiga me duele.
La historia del Ballet de Cuba no puede escribirse sin mencionar a Alicia, Fernando y Alberto Alonso. Obviar a alguno es una herejía. Por eso fue creada su página en Facebook. Allí otros dan fe de lo que digo aquí.
En una de las entrevistas que le he hecho da respuesta al porqué Fernando le debe a Camagüey. En aquella ocasión me confesó: "Tuve la suerte inmensa de ir a Camagüey a dirigir su Ballet, y me encontré allá a toda una familia de camagüeyanos que es como si me hubiera sacado la lotería, empezando por mi esposa, Yolanda”.
Hoy, pasadas las diez de la mañana lo llamé para felicitarlo. Lo noté contento y cuando le dije, Fernando cuídese y pórtese bien, ¿saben qué me respondió?: “Cuqui, cuando me porto mal, me siento mejor”. Así es Fernando, sencillamente Fernando.
Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)
Foto: Orlando Durán Hernández
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