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Contra la violencia

Ella no es Teresa, pero existe

Ella no es Teresa, pero existe

El 25 de noviembre Día de la NO violencia contra la Mujer tiene su porqué y no quise pasarlo por alto sin un testimonio que puede servir a otras y evitar daños de todo tipo. El nombre que utilizaré hoy no es verídico, pero la historia sí. Quisimos proteger, en este caso, no solo a la mujer sino también a uno de sus hijos ya con trastornos de por vida.

Teresa, que así la nombré, fue muy abierta en esta entrevista y cooperó de una manera tan especial que agradezco sobremanera.

—¿Qué edad tenía usted cuando se casó y cómo transcurrieron los primeros años de matrimonio?

—Tenía 20 años y procreamos dos hijos. Él era un poco autoritario, pero nos llevábamos bien porque había amor y comprensión. Yo lo moldeaba bastante en su manera de actuar. Era un poco tosco.

“Cuando ya teníamos 17 años de casados él asumió un puesto de trabajo superior y parece que se sentía más importante desde el punto de vista económico, entonces comenzó a andar con otras mujeres, lo perdoné y seguimos, pero al año más o menos se enamoró y para salir me maltrataba a mí y a los muchachos, entonces se iba y hasta dormía fuera en ocasiones. Venía marcado de creyón labial…”

—¿Cómo reaccionó usted?

—Me iba a ir de la casa, cuando se llevó todas sus cosas y me dejó por escrito que él era quien debía irse porque había cometido un error, y me pidió que me quedara. Él quería seguir con las dos, y venía de vez en cuando, situación que no acepté.

“Se fue para un albergue un tiempo y luego para la casa de la otra. Incluso tuvieron un hijo. Cuando le hacía falta algo del hogar venía y se lo llevaba, fuera lo que fuera, hasta los bombillos de luz fría.

—¿Por qué vienen los problemas ahora al cabo de más de 20 años?

—A los 20 años se separó de esa mujer y estuvo en la casa de su mamá (ya fallecida) poco más de un año. Y luego fue para la casa que yo vivía con muy mala forma, quiso volver conmigo y no cedí. Yo vivía con mi nieta de 14 años y lo mismo me halaba el pelo y quería golpearme la cabeza contra el piso, me empujaba…

Debajo del colchón tenía un cuchillo y dos machetes para amenazarme de muerte por cualquier cosa.

“Fíjese si era abusador que mi nieta, de 14 años de edad, recogió un perrito de la calle bien pequeñito y ella lo adoraba, y un día porque él mismo dejó la puerta del patio abierta y el perrito le cayó atrás a uno de los pollos y se lo estropeó, mató al pollito, y después metió al perrito en una jaba y le pegaba delante de mi nieta que gritaba y él seguía dándole hasta que le sacó la cabeza al perro y con una mandarria se la explotó delante de la niña, aquello fue tremendo. Algunos vecinos vieron todo eso por la parte de atrás y quedaron horrorizados.

“Nuestra nieta —porque también es suya— se metía en el medio de los dos para protegerme y él la empujaba. Ella le cogió miedo y se fue de la casa, entonces no vivía preocupada por mí, porque aunque me fui con ella iba a dormir para no perder el derecho a vivirla.

“Como sabía que yo regresaba a dormir ponía toda la casa oscura y se sentaba al lado de la puerta, le puse candado a mi cuarto y no podía salir a nada porque me ponía mesas y cosas en el medio para que chocara, por eso me llené de moretones.

“Desaparecía el sartén, me sacaba los muebles para que les cayera agua, sol y sereno, las ollas las cogió para las gallinas. Me prohibió ponerle el candado a la puerta del cuarto y sacaba cosas de allí, en fin, era un tormento aquello”.

—¿Alguna vez lo denunció o acudió a pedir ayuda?

—Varias veces lo denuncié, pero nunca fructificaron esas acusaciones. Tengo dos cartas firmadas por la mayoría de los vecinos que dan fe de los maltratos

—¿Cuándo y por qué decidió abandonar la casa?

—Luego de estar cuatro años en ese infierno uno de mis hijos fue a vivir conmigo y un día, `producto de esos y otros problemas, se le presentó un derrame cerebral y hubo que operarlo, estuvo un mes en la Sala de Politraumatizados del hospital Manuel Ascunce Domenech. Se ha recuperado bastante, pero le han quedado secuelas y no puedo arriesgarlo a que sufra males mayores.

—¿Tenía usted dónde vivir?

—No, por eso aguanté ese tiempo, pero al ver tantas desgracias mi hermano me trajo para su pequeña casa y nos dio su cuarto a mi hijo y a mí, pero así no podremos estar toda la vida, no sé qué pasará.

—¿Acudió a organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y a sus Casas de Orientación a la Mujer y a la familia?

“Acudí a la FMC, pero no fui a la Casa de Orientación a la Mujer y a la Familia. Pero fíjese, siento que a las mujeres nos hace falta una ley, algo que nos proteja”.

—¿Viene a molestarla a casa de su hermano?

—No, aquí no se aparece y tampoco está en esa casa, su hijo más pequeño duerme allí a veces. Dijo que nos dio baja de la vivienda, cuando en los documentos estábamos él, mi hijo y yo.

“Ah, le cuento que también ha manifestado actos de violencia con sus subordinados”.

—¿Qué le aconsejaría usted a otras mujeres en su caso?

—Mi consejo es que a la primera lo acuse y no regrese porque las personas no cambian y mientras más viejos se ponen peor, figúrese yo tengo más de 60 años y mire lo que estoy pasando. Así es imposible vivir.

 

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Ilustración: Tomada de Internet

No seamos cómplices

No seamos cómplices

En 1999, en la Asamblea General de las Naciones Unidas se eligió el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, debido al hecho histórico ocurrido de manera sangrienta ese mismo día de 1960, relacionado con las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, en República Dominicana, víctimas de un crimen ordenado por el entonces Generalísimo y Jefe de Estado de ese país: Rafael Leonidas Trujillo.

Cuba integra las naciones de América Latina y el Caribe que efectúan  una Campaña desde esta fecha al 10 de diciembre: Día de los Derechos Humanos.

El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, lanzó la campaña global, en febrero del 2008, denominada: Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres, con el propósito de hacer una llamado a los gobiernos, a la sociedad civil, al sector privado, a los medios de comunicación y al propio sistema de Naciones Unidas para, de manera conjunta, prevenir y eliminar la violencia hacia las mujeres y las niñas.

A propósito de esta jornada llegué al Licenciado José Eduardo Vázquez, Master en Psiquiatría Social y jefe del Laboratorio Neurocognitivo del hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña y Profesor Asistente, muy vinculado a la temática.

—¿Cómo calificaría la violencia de género, en este caso contra la mujer?

—Es una acción directa o indirecta  mediante la cual ocasiona sufrimiento físico, sexual o mental contra la mujer con el objetivo de castigarla, humillarla, denegarle su dignidad humana, su determinación sexual o su integridad física, mental, moral o menoscabarle su autoestima y personalidad.

“Por lo general las mujeres que soportan cualquiera de estos tipos de violencia tienen una autoestima baja”, añadió.

—¿Por qué algunas no dan cuenta de su situación a las autoridades competentes u organizaciones de masa como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) para recibir ayuda?

—Muy frecuentemente por el temor que les impide hasta abandonar una relación de abuso, pues el riesgo de agresiones contra ellas aumenta si deja a un lado su relación o amenaza con hacerlo.

—¿Qué opina acerca de eso que se dice: “entre marido y mujer nadie se puede meter”?

Eso es un mito. Cuando no actuamos y silenciamos tales situaciones nos convertimos en cómplices de esa violencia, mientras de lo que se trata es de sensibilizar y desmontar mitos. No seamos cómplices.

—¿Cree que en nuestro país hay violencia suficiente como para ser atendida de manera multisectorial?

—Definitivamente, sí, y constituye un obstáculo para lograr la igualdad, la equidad, el desarrollo, la paz y la participación social. Es una violación de los derechos humanos que obstruye su libertad  personal y anula las garantías fundamentales como el derecho a la seguridad, a la integridad e incluso a la vida. Aunque la voluntad política aquí es precisamente terminar con la violencia en este segmento de la población y garantizar la igualdad de género, no puede afirmarse la desaparición del nocivo proceder. Sin contar que hay otros tipos de violencia que no solo se manifiestan entre la pareja.

—¿Cuáles son sus raíces fundamentales?

—Están relacionadas con el sistema de poder patriarcal y nacen de la desigualdad de género y esto ocurre simple y llanamente porque son mujeres, y sucede independientemente del color de la piel, el nivel escolar y la profesión.

—¿Qué consecuencias puede traer la violencia en estos casos?

—Las consecuencias en ocasiones son impredecibles hasta al punto de ocasionar la muerte, y cuando esto no ocurre se eleva el riego de una mala salud. Literaturas consultadas indican que incrementa el riesgo de suicidio en cuatro veces más y puede conducir a la prescripción médica, o sea, a tratamiento psiquiátrico en tres veces más ante quienes no sufren de ese flagelo. Sin contar con los estados progresivos, el estrés post-traumático, la ansiedad, las enfermedades crónicas, por solo mencionar algunas. Estas cuestiones son vitales si conocemos que una de cada tres mujeres en el Mundo está afectada por la violencia.

—¿Y sus causas?

—Entre las más frecuentes los celos, el alcoholismo, problemas económicos y la frustración.

—¿En el caso de Cuba dónde pedir ayuda?

—Tenemos las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, auspiciadas por la FMC, los Centros Comunitarios de Salud Mental y otras dependencias habilitadas a tales efectos, especialistas judiciales, las autoridades policiales y otros.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Oriel Trujillo Prieto

Quisiera: quisiéramos todos

Quisiera: quisiéramos todos

 

En la foto: Rochy

Hoy 12 de junio terminará la gira nacional CONTRA corriente en La Habana, Cuba, esa que para bien de los camagüeyanos comenzó por aquí el 29 de junio con un aura de paz, amor y felicidad, por ser esta una plaza fuerte en pronunciarse por un NO a la violencia contra la mujer, al decir de uno de sus protagonistas: el Dr. C. Julio César González Pagés, coordinador iberoamericano de la Red de Masculinidades.

Ese día en Camagüey, González Pagés dijo: “Para nosotros esta ciudad representa la resistencia de las mujeres contra la violencia, a favor de la equidad de la cultura de paz, y no desde ahora, sino de tiempos tan remotos como fuera el siglo XIX, con féminas como Gertrudis Gómez de Avellaneda, Ana Betancourt, Aurelia Castillo, quienes en algunos casos simbolizaron una entereza porque en aquel momento era imposible la unión”, aseguró.

“Es muy bueno saber —continuó— que las camagüeyanas siguen en pie, con sus luchas feministas y la misma vocación de unirse en proyectos culturales y científicos. La vez pasada constatamos un movimiento activo por parte de las cátedras de estudio de la mujer, de los centros culturales, siempre con la compañía de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y esta gira sirve para dar a conocer lo que hacemos nosotros y lo que ocurre en otros lugares y aquí, con vista a ponernos todos en una misma función”.

El experto reiteró que habían vivido una experiencia muy buena en el 2012 en Camagüey, de ahí la preferencia por esta apertura.

Liderada también por Rosa María Ameneiro Torres, conocida por su pueblo como Rochy, muestra de que el arte y la ciencia por el bien común es la realidad de este grupo integrado, además, por la Socióloga norteamericana Catherine Murphy, y el joven pianista Rodrigo García, artistas de la Red Únete, auspiciada por las Naciones Unidas.

Nombres de artistas camagüeyanos fueron recogidos por los visitantes, a propuesta de los asistentes a esta cita con sede en la Sala de Conciertos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey, todos paradigmas para sus pares en la Red de Masculinidades, por supuesto, con su liderazgo positivo y se conozca qué se hace ante este flagelo de la humanidad no privativo de Cuba, pero que está, y no son pocos los casos reconocidos, sin tener en cuenta los que no son registrados por diversas causas, como la falta de denuncias.

Es vital la suma de los hombres a tal movimiento, reflejado incluso en nuestra ciudad por grupos de profesionales o no que hacen frente a la violencia de todo tipo, porque está demostrado también que ser valiente nada tiene que ver con ser violento y esto trata de demostrarse en conferencias, canciones e interpretaciones que dicen mediante una excelente factura, despojadas de la chabacanería, la grosería y el desdoro hacia la mujer.

Rochy, toda dulzura en sus interpretaciones, en esta ocasión con el acompañamiento e interpretaciones de Rodrigo García, su hijo, un pianista de 15 años que toca como todo un adulto.

Rochy lamenta los hechos de violencia, tanto físicos como culturales, porque mediante presupuestos de baja categoría y con un machismo intrínseco también es violentada la imagen de la mujer. Todo lo contrario se muestra en su audiovisual: Quisiera, donde de una manera inteligente brotan la identificación de uno mismo, la igualdad, la diversidad y la NO violencia.

 

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Otilio Rivero Delgado

Camagüey dice NO a la violencia

Camagüey dice NO a la violencia

A la extrema izquierda el Master en Psiquiatría Social José Vázquez dirige el debate.

Un grupo multidisciplinario que conforma el Centro de Atención Integral contra la Violencia de todo tipo, radica en ese añejo e imponente Museo Ignacio Agramonte de la Avenida de los Mártires, en la ciudad de Camagüey.

Allí se respira un ambiente apacible, amoroso como esa unión que conocemos de dos seres tan queridos como Ignacio Agramonte, prócer de la independencia contra España y su amante esposa Amalia Simoni; también emerge la cultura y educación de los camagüeyanos, de las cuales tanto nos enorgullecemos.

Entre esa fuerte arquitectura del vetusto inmueble se escucharon varias voces, todas con un mismo fin, el de luchar hasta la saciedad contra la violencia en cualquiera de sus formas; allí encontramos a sus guías con vasta experiencia en el asunto y son ellos: la Dra. María Victoria Jay, especialista en Psiquiatría y el Master en Psiquiatría Social José Vázquez, ambos trabajadores de la Salud Pública que ven el problema, sí, porque la violencia es un problema, desde una óptica más general, no solo desde su sector.

Por eso el equipo está integrado por representantes de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), líderes naturales de la comunidad, religiosos y los medios masivos de comunicación.

Desgraciadamente ese ambiente que emana desde el sitio mencionado no coincide con la sociedad toda y está demostrado que violencia no es solo el que un hombre viole a una mujer, o que un adolescente maltrate a su novia, y que la violencia en sí misma no se basa nada más que en golpes a mujeres o a vivir de ellas mediante la prostitución.

Este fenómeno tan llevado y traído como una suerte de fantasma lo encontramos en cualquier parte y muchas veces no lo vemos por lo cotidiano que se ha tornado, además, no se basa solo en la violencia de género.

En nuestra sociedad, esa que ha recibido tanta instrucción facilitada por el Estado cubano, encontramos violencia intrafamiliar, laboral, contra los niños, en una guagua, en fin, serían innumerables los casos.

No soy especialista en el tema, pero con la licencia de quienes sí lo son, me atrevo a opinar que este grupo da los primeros pasos en tratar de disminuir, al menos, tan degradante práctica; e incluso, relacionaré algunos criterios muy personales, sin llegar al extremo de creer en la perfección.

Si un matrimonio se insulta delante de sus hijos, allí hay violencia entre ellos y contra sus hijos; sin un hombre manda a callar a su pareja lo hace igualmente; y si la ignora, lo mismo.

Llevar a su hijo al círculo infantil y “soltarlo como una papa caliente” porque se le hace tarde para entrar al trabajo, usted está siendo violenta (o) contra ese niño que no tiene culpa alguna; y si a la hora de buscarlo no le ofrece ni un beso, lo hala por los brazos y lo lleva en las puntitas de sus pies para adelantar la comida o porque tiene una reunión, también maltrata a su hijo.

Cuando unimos todos estos “poquitos” se hace grande la impunidad ante hechos que hastían. Muchos coinciden en que: “entre marido y mujer nadie se debe meter”, o en que: “cada cual en su hogar hace lo que mejor le plazca aunque sea maltratar a su familia”.

En nuestro ambiente de calles adoquinadas, bellas iglesias, plazas y tinajones de barro hay que hacer más desde el hogar; la familia es vital en la formación de la personalidad de sus pequeños y, por supuesto, en las escuelas, con un énfasis especial en las primarias y las secundarias, de esto dependerá el futuro de la nación.

Pero la violencia va más allá. Cuando la gente se pasa de “tragos” viene la violencia y después los “perdones” y si de drogas se trata, ni hablar, de no desintoxicarse a tiempo ese cerebro puede quedar dañado para toda la vida, hacer su propia existencia imposible y de quienes más lo quieren.

Por todo esto y más es que el equipo recién estrenado se empeña en promover estilos de vida sin violencia, con una mayor equidad de género, con la inclusión de los niños y adolescentes.

Todos los lunes a partir del día 11 de marzo a las nueve de la mañana el Museo… abrirá sus puertas a consultas y capacitaciones, discusiones de casos donde colaborarán especialistas de instituciones pertenecientes a los ministerios del Interior, Justicia, Salud Pública, Educación Superior, por estar relacionados con estudios sociales vinculados con el tema.

Desde el mismo día de la apertura los líderes del equipo comenzaron sus tareas de capacitación hacia el resto de los integrantes, fue debatida la película cubana: Pablo, de la que hubiera podido estarse opinando horas.

Allí atenderán cada lunes desde las nueve de la mañana a las personas necesitadas de los servicios de consejería.

La camagüeyana Esther Quintero Labrada, líder histórica del Ecumenismo en Cuba, calificó a este grupo de trabajo como: “Un faro de luz que tantos náufragos están esperando”.

Texto y foto: Olga Lilia Vilató (Cuqui)

Si tiene alguna inquietud acerca del tema puede comunicarse directamente con el Master en Psiquiatría Social José Vázquez, mediante su e mail:

jevazquez@finlay.cmw.cu







 

Las heridas invisibles de Verónica

Las heridas invisibles de Verónica

Verónica Luis Pérez y yo no nos habíamos visto siquiera y después de esta entrevista, devenida conversación entre amigas que comparto, me parece que la he conocido desde siempre. Abrió su corazón para mí sin miedo, sin tapujos y convencida de que así, con su verdadero nombre y su imagen ayudaría mucho más a aquellas que como ella han sido víctimas de la violencia de su pareja. Me puso como premisa tratarnos de tú.

Ella comenzó: “Conocí al que fue mi esposo en 1993 y luego de cinco meses de relaciones todo transcurría tan perfecto que llegué a pensar era el hombre ideal para mí, era un amor, incluso, mi familia y amistades estaban convencidas de que así era. Nos casamos en el Palacio de los Matrimonios de esta ciudad de Camagüey, todo era muy bonito y marchaba de una manera especial”.

—El que era esposo de esta mujer es 13 años mayor y trabajaba (porque ya está jubilado), como obrero, mientras ella es Ingeniera Pecuaria graduada en la Universidad de Camagüey. Por eso le pregunto: ¿Alguna de estas dos realidades fueron obstáculos para ti?

—En lo absoluto. Para mí, el amor y el respeto eran y siguen siendo lo fundamental en la pareja.

—¿Qué pasó entonces y cuándo tu vida cambió?

—Lo que sucedió en sí mismo no sé. Pasados el primer y segundo años de matrimonio comenzaron a ocurrir cosas que no me gustaban. Él invadía mi privacidad, no tenía tranquilidad espiritual y psíquicamente me sentía afectada, aún lo estoy. Me trajo problemas en mi desempeño laboral, en mis relaciones interpersonales e incluso familiares porque se comportaba de una manera delante de mi familia y de otra cuando estaba a solas conmigo.

“En ocasiones él propiciaba encuentros con amistades en nuestra casa y después terminaba asediándome por celos con personas que él mismo invitaba. Confieso que tiene el don, para decirlo de algún modo, de disimular con entera facilidad, su carácter cambiaba de acuerdo con las circunstancias.

“En su momento, desempeñó un rol muy importante como esposo y pienso que fue para engañarme, pues las personas no cambian de un día para otro, eso no es posible y te digo que lo logró. Jamás pensé que llegaría a comportamientos tan bajos.

“Soporté cinco años y pedí la separación. Ni mi familia lo asimilaba, él era un artista delante de ella y por eso no me creían. Lloré mucho a solas, me bebía mis propias lágrimas, sufrí lo que no puedes imaginar.

“Trabajé en Educación, era la jefa de departamento del área de Humanidades del politécnico Bernabé Boza, y tenía muy buen salario, casi al término de la Maestría en Ciencias de la Educación tuve que renunciar y no pude terminarla con todo listo; también fui responsable de Recursos Humanos en la Oficina de Control de Cobros de Multas, aunque antes estuve un año sin trabajar por problemas de salud originados por mi situación privada. Me atendieron varios médicos especialistas hasta llegar a la Psiquiatra, la Dra. Isabel Martínez Aguilera, y ahora me atiende la Dra. María Victoria Jay García, en el Centro Comunitario de Salud Mental de la Avenida de la Libertad (Caridad).

“La presión arterial me subía y no bajaba con nada, fue una época muy dura. Gracias a esta dificultad y a todo lo que pasé —dijo con un poco de ironía— uso espejuelos y tengo tratamiento de por vida. No me siento en condiciones ni de andar sola.

“La Psiquiatra que me atendía lo citó y me dijo: `o le aguantas o lo dejas, porque él no entiende el mensaje`”.

—Si lo deseas, claro, ¿Puedes mencionar qué tipo de maltratos recibiste?

—De todo tipo. Una vez me propinó una galleta, pero a diario me insultaba, me hacía acciones horrendas, amenazas, como que iba a amarrarme a la cama para tener sexo obligado, imagínate yo no dormía. Me decía que era una prostituta porque hacía guardia docente y como fui Jueza Lego de un Tribunal, me ofendía por mis relaciones con esos compañeros.

“Él me escondía la cocina y cuando llegaba del trabajo me quedaba sin comer, no tenía dónde elaborar los alimentos, me tachaba los documentos que llevaba para adelantar en casa. Se aparecía de madrugada y halaba la sábana conmigo arriba y me tiraba en el piso. A veces le daba por callar, me ignoraba, me apretaba la cara y me pasaba la lengua; me puso a dormir en el suelo durante seis meses y otras cosas que para qué recordar”.

—¿No piensas que el silencio, el ignorar a alguien es otro signo de violencia?

—Claro que sí, no es fácil existir y sentir que no existes. Él me ignoraba y así andaba con otras mujeres con quienes disfrutaba el dinero de la casa. Yo no me percataba en los inicios porque aunque mi salario siempre fue superior lo juntábamos y no sabía en qué lo utilizaba.

“Después de casi 19 años de matrimonio decido separarme sin retroceso y comenzaron otros problemas, yo tenía que sufragar sola el gasto de la corriente eléctrica; todavía pago los artículos electrodomésticos y no los disfruto porque mis pertenencias están dentro de esa vivienda, pues tuve que irme por amenaza de muerte con un machete. Por eso estuvo detenido dos días y le pusieron una multa de 30 pesos, ese precio le pusieron a mi cabeza y así un sinnúmero de situaciones que me llevaron a pedir el divorcio y desde esa fecha a acá he hecho gestiones imposibles de relacionar para solucionar el problema de la casa y recuperar la parte que me pertenece y todavía no lo he conseguido”.

—¿La casa la obtuvieron en matrimonio?

—Eso no era una casa, estaba inhabitable y a nombre de una esposa anterior de él. Conseguí un permiso de construcción y la asumimos los dos, se puso a su nombre y ya estábamos casados, además, de alrededor de 19 años que residí allí. Creo que tengo derecho a una parte, por supuesto, si lo logro nunca la viviré, pero algo haré para hacerme de lo mío bien lejos de ese entorno. He tocado muchas puertas para el reclamo de la parte de la casa que me corresponde y no lo he conseguido, eso no es justo.

“El día que me amenazó con el machete brinqué la tapia y el custodio de la bodega de al lado me ayudó, luego no quiso ser testigo del asunto, no quiso meterse en eso.

“Un día fui a dar a casa de uno de mis hermanos y así, hasta que me amenazó de muerte y no paré hasta el hogar de mi hermana, que es donde vivo ahora. Mi familia me ha apoyado mucho, aunque figúrate esto no puede ser para siempre. La casa tiene un solo cuarto y vive mi hermana con su esposo e hijo, mi madre de 84 años y yo, y aunque hay armonía es una situación imposible de sostener, ahora duermo en el piso, pero nadie me maltrata.

“Te aclaro algo, aun con todo lo que estoy pasando, le debo mucho al sistema social de mi país. Tengo 51 años y provengo de una familia muy humilde y mis hermanos y yo todos somos profesionales”.

—Después de ofrecerte mis disculpas, se impone que te pregunte, ¿por qué soportaste tantos años de maltratos y humillaciones? ¿No te parece que fue demasiado tiempo?

—Porque no tenía adonde ir, sencillamente así. Me bebía las lágrimas como te dije, sola. Hace ya casi un año me fui y no he vuelto más porque comprendí que mi vida y mi salud valen más que cualquier cosa”.

—¿Conoces que la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) lidera las Casas de Orientación a la Mujer y a la Familia, adonde acuden personas con problemas similares a los tuyos?

—Sí, pero ya había acudido a la Psiquiatra. Quizá, si hubiera empezado por ahí no habría transcurrido tanto tiempo de sufrimiento.

—Como mujer, en esta sociedad, ¿cómo te sentías antes de los conflictos con tu pareja y después?

—Era muy feliz, me sentía realizada, me desempeñaba muy bien en mi carrera, vivía entregada a mi trabajo, sin días, sin horas, sin lugar, para lo que fuera necesario. Después me sentía en el piso, como si no valiera nada.

—¿A qué te dedicas actualmente?

—Laboro como técnica en Gestión de los Recursos Humanos de la Dirección Municipal de Economía y Planificación.

—¿Qué consejo ofrecerías a las mujeres que sientan algún tipo de violencia?

—Lo primero es reconocer que se ejerce violencia sobre una y que no necesariamente tiene que ser física, y luego que se denuncie, que no soporte violencia alguna. Tenemos que combatir estos hechos, falta mucho en este sentido. Si Ana Betancourt de Mora luchó por la emancipación de la mujer, nosotras tenemos espacio y nadie tiene el derecho a quitárnoslo.

—¿A tu modo de ver cuáles son las causas por las que hay mujeres que soportan el maltrato de cualquier tipo?

—Una es sin dudas la falta de un lugar para vivir, no tienen a donde ir y se ven atadas de pies y manos. En mi caso recibí la ayuda familiar y no siempre ocurre así. Yo las conozco que aguantan lo indescriptible hasta delante de sus hijos por esa razón, esa es una realidad. Ciertamente, hay casos y casos, y cada persona es un mundo; sin embargo, no creo que la mayoría soporte porque le guste. Esas deben ser las menos y de seguro tienen problemas de su personalidad.

“Fíjate si lo creo que me sucedió a mí y conozco a otras que todavía sufren situaciones similares y hasta peores que son esas que son asesinadas al final, precisamente porque no tienen una casa o sus familias no las respaldan, al menos yo sí he tenido el apoyo de la mía.

“La violencia no debe soportarse en ninguna de sus variantes. Las mujeres tenemos opciones aquí como son: acudir a la Casa de Orientación a la Mujer y a la Familia, al médico, en fin, debe evitarse llegar a mi situación, es muy lacerante y peligroso”.

—¿Piensas que una mujer violentada recibe toda la ayuda que se divulga aquí o, mejor, que se quisiera?

“Los médicos y la FMC sí accionan en estos casos, pero puede hacerse más. Los spot televisivos son varios, la divulgación en general, pero en mi caso se podía hacer un poco más, o sea, valoro por mi persona, no puedo hacerlo de manera general. Si hablo desde mi experiencia, no. La realidad es otra en mi propia piel, a veces me pregunto: ¿lo habré hecho todo mal, merezco esto?

—¿No quisiste tener hijos?

—El me dijo que no podía, hasta en eso me engañó y ya se me fue el tiempo.

—¿Has pensado que luego de esta entrevista ese hombre pueda tomar represalias?

—Perdí el miedo, más de lo que he pasado, ¡por Dios!, no creo que pueda suceder.

—Ahora, en este minuto, ¿te ha dejado en paz?

—Sí, él sabe que puedo acusarlo por tentativa de asesinato y, al parecer, está enamorado de nuevo.

—¿Algún otro mensaje?

—Desde luego, hoy hay mucha instrucción en este país, pero con los adelantos científico técnicos se debe ir aparejado el ser mejor persona, tanto en su desempeño familiar, laboral, o de pareja. Yo, con mucha modestia, hago un llamado a un ambiente de paz y no visto solo en contra de la guerra, sino de la paz entre los seres humanos, la paz familiar, en el hogar, con los niños, con los ancianos, conquistar una verdadera armonía entre los seres humanos.

—¿Te has vuelto a enamorar?

—Estoy tan contrariada que debo esperar, ahora no le voy a cobrar a nadie lo que me ha pasado. Tengo que curar mis heridas primero, esas que no se ven, pero duelen. Aunque si te fijas, al menos, he aprendido a sonreír de nuevo.

 

NOTAS NECESARIAS

—El agradecimiento a integrantes del Secretariado de la FMC en la provincia de Camagüey y a la Dra. María Victoria Jay, por llevarme de la mano hasta la entrevistada.

—Preciso dar a conocer que en 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, por los hechos históricos de carácter sangriento contra tres hermanas de una misma familia, acaecidos ese día de 1960, en República Dominicana; las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, fueron víctimas de un crimen  ordenado por el entonces Generalísimo y Jefe de Estado de la República Dominicana, Rafael Leonidas Trujillo.

—En febrero del 2008, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, lanzó la campaña global: “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres”, en respuesta a un consenso internacional. La campaña hace un llamado a los gobiernos, a la sociedad civil, al sector privado, a los medios de comunicación y al propio sistema de las Naciones Unidas para trabajar de manera conjunta en la prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas.

—La Campaña prevista para hoy 25 de noviembre es implementada en la mayoría de los países de la región de América Latina y el Caribe, uno de ellos, Cuba. La de este año se extenderá hasta el 10 de diciembre próximo, Día de los Derechos Humanos.

 

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Otilio Rivero Delgado