Blogia
CuquiSalud

COVID-19

Vivir diferente para seguir viviendo

Vivir diferente para seguir viviendo

El 12 de octubre pasado será un día para recordar, tanto como la llegada al mundo y a Cuba del SARS-CoV-2 que provoca la COVID-19. Ese día se registraron cambios relacionados con la vida que llevábamos aquí desde el 11 de marzo, cuando aparecieron los primeros confirmados con la enfermedad, y que coincidió con la declaración de pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Aquella fecha constituyó una noticia esperada por las autoridades del país y de su sistema de Salud, por lo que se trabajaba desde antes para que lo anunciado a finales de año en China no causara estragos por estar desprevenidos . A partir de ahora la precaución deberá crecer aún más.

Como cada país o región, tenemos nuestra idiosincrasia; nos tildan de bailadores, alegres, hasta el punto de reírnos de los problemas; somos limpios e inventamos hasta lo imposible para mantener esa buena costumbre. Algo muy lindo igual, pero que en estos tiempos no clasifica, resulta el “cariñoseo”.

Cuesta trabajo no besar a quienes queremos, ni darles la mano a los amigos y hasta prescindir de un abrazo. Cuesta trabajo encontrarse con personas queridas y mantenerse a distancia, evitar las visitas a los hogares de quienes apreciamos, y más dejar a un lado ese gesto solidario de visitar a los enfermos en los hospitales.

El cubano va al médico más que nadie en este mundo y eso debe dosificarse también, acudir a las unidades asistenciales solo en los momentos estrictamente necesarios.

Todos los comportamientos mencionados han sido “virales”, en códigos del ciberespacio; sin embargo, cada persona puede convertirse en su propio facultativo, pensar, discernir. Si las autoridades dicen que los espacios abiertos son los óptimos para hacer ejercicios, no asista a los gimnasios; si abren los centros recreativos con las medidas higiénico-sanitarias previstas y usted sabe que si bebe pierde el control y no se cuida, no vaya, disfrute en casa.

En lo adelante ingresarán en sus hogares los contactos de sospechosos de padecer la enfermedad o de los confirmados, bajo vigilancia clínico epidemiológica, con la excepción de aquellos que no posean las condiciones adecuadas en sus casas o presenten dificultades sociales. Estos contarán con la debida protección porque estarán garantizados en la provincia cinco centros con 70 camas para tales casos, y quienes padezcan de enfermedades crónicas descompensadas permanecerán en las instituciones hospitalarias. A las personas aisladas en sus hogares no los visite, averigüe sobre su salud por otras vías, como la telefónica.

Las colas en tiendas y mercados seguirán, pues hay que buscar la comida y los artículos para vivir. Si usted lleva su nasobuco o mascarilla de forma adecuada, no se pega a los demás y no conversa hasta con desconocidos —algo muy a lo cubano—, beneficiará a su familia y a su comunidad.

Se recuperan las prestaciones en los centros asistenciales no vinculados con la pandemia. El personal del sector ha sido capacitado y cuenta con medios de protección. Los de servicio, el camillero, el portero, todos, tienen que cumplir las reglas para protegerse ellos y a los enfermos: no andar de un lado a otro, permanecer en su área para reducir las posibilidades de contagio y de transmisión, medida que vale para todos los trabajadores.

Ni por asomo quiere decir que el sistema sanitario se lava las manos como Poncio Pilatos y todo queda en el aire. Tranquiliza saber que si surgiera un retroceso y fueran diagnosticados nuevos enfermos, las autoridades prevén cada paso y las medidas oportunas. Poner el bienestar a merced de médicos y enfermeros no resulta el comportamiento razonable. Se trata de que cada cual sea responsable de sí mismo y protejamos también a nuestros profesionales sanitarios que lo dan todo en Cuba y en otras partes del mundo.

Algunos temían a la reapertura de los aeropuertos y a la entrada y salida de cubanos o extranjeros. Hay códigos que cumplen a su llegada,  desde el PCR hasta la colaboración de los sitios donde decidan hospedarse y en las casas de los residentes permanentes, junto a la responsabilidad de cada área de Salud y consultorios médicos.

Podría relacionar cada una de las medidas adoptadas por la Dirección Provincial de Salud para esta época que se ha dado en llamar nueva normalidad, cuando al restablecerse las actividades productivas y de servicios se fortalecen la vigilancia epidemiológica y el control de las medidas higiénico-sanitarias.

Mas, a mi modo de ver, esta nueva normalidad consiste en protegerse para vivir, y con calidad. De ahora en lo adelante, y hasta tanto se aliste la vacuna tan anhelada por todos, tenemos que vivir diferente, esa es la cuestión. Sin llegar al terror, tengamos en cuenta algo que escuché de un experto en el tema a nivel nacional: “cualquier sitio puede ser una zona roja”, porque una persona asintomática a su lado, si se violan las normas de protección lo contagia, aunque sea sin proponérselo. Más del 46 % de los casos confirmados en Cuba no presentaban síntomas.

Por Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/Adelante

Valientes anónimos, pero imprescindibles

Valientes anónimos, pero imprescindibles

Quienes lean sobre Eliecer Ruiz Corvea y Onelia Expósito Gutiérrez; él, fundador de la Escuela Vocacional Máximo Gómez Báez con apenas 22 años, y ella profesora de allí y desde muy joven, creerían que el tema versará sobre sus experiencias, que, además, bien merecido lo tienen. Él, profesor de Física (Pipo por su alumnos); ella de Español y Literatura, y con 43 años de un lindo matrimonio por el que se disputan quién merece la medalla de oro.

Ambos atesoran tres pasiones: esa “Vocacional”, su hija Yulién, y su nieta Annalieth, quien con dos años y medio quedó bajo el abrigo de estos abuelos porque los doctores Yulién Ruiz Expósito y Carlos Enrique Arévalos Tan (padre de la niña), especialista de 1er. grado en Medicina Interna y de 1er. y 2do. grados en Medicina Intensiva y Emergencia del Adulto, Máster en Urgencias Médicas marcharon a cumplir su segunda misión internacionalista, esta vez en Bolivia. Antes estuvieron en Venezuela. “Ella partió a ese país con 22 años, dijo Onelia, casi acabada de graduar y fue difícil, es nuestra única hija y nunca nos habíamos separado. Allá estuvo cuatro años. Cuando regresó ya traía un año de su especialidad, que es Anestesiología y Reanimación, porque la tenía otorgada desde antes de salir.

Aquí terminó su especialidad, en el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, se casó y después de tener la niña comienza en el hospital oncológico Maria Curie, y allí le llega la misión para el Estado Plurinacional de Bolivia, ya su esposo estaba allá, y en mayo, un día de las madres, salió, era una separación doble y aunque el Día de las madres es todos los días, siempre la tradición impone sentimientos especiales”.

Onelia y Eliecer no encuentran las palabras oportunas para definir cuánto pasaron por los sucesos ocurridos en Bolivia tras el golpe de Estado cuando los médicos cubanos fueron expulsados de ese país por el gobierno de facto. “Cuesta revivir ese suceso”, dijo la madre y confesó su incapacidad de describir sus miedos y sus inseguridades. El padre confirmó el gran orgullo y veneración que siente por su hija y dice no importarle que los enemigos denominen a los médicos cubanos como esclavos porque ellos no son capaces de valorarlos en toda su dimensión. “Admiro en ella y en mi yerno, el apego a los principios de servir a otros”.

Estos tiempos vuelven a tornarse difíciles, no solo por la lejanía, sino también por la pandemia de la COVID-19. Ahora están en, Luanda, Angola, —epicentro de la pandemia en ese país—. Se mantienen en el hospital Barra do Kwanza, como parte de la Brigada Henry Reeve, razón por la que Onelia asegura: “Ahora asumimos de nuevo el cuidado de la niña, apareció esta situación sanitaria y los dos son médicos, responden a una carrera muy comprometida y nosotros, los abuelos, no solo tenemos que cuidar a la niña, sino educarla a la vez, inculcar los valores sin mamá y papá, no es fácil, pero lo logramos.

Y sí me siento orgullosa de mi hija, hasta deseos de llorar me dan, es una profesional realizada porque sé le gusta lo que hace y eso es lo principal, lo hace con amor y entrega, y lo mismo digo de su esposo, los dos aman su profesión, cuando nos comunicamos y están en zona roja con algún paciente grave se esmeran como si fuera su propia familia y al terminar la semana sin fallecidos los hace sentirse complacidos, esa es la lucha de ambos y así cumplen el ciclo de trabajo, se protegen y se evitan los contagios”.

El padre dice con orgullo: “Mi hija, como profesional y miembro del Contingente Henry Reeve, lleva la salud a los más necesitados, ella siempre ha dado el frente, y a esa farsa del imperio de que los médicos cubanos son esclavos, le decimos con todo el honor que nos asiste que esa ofensa no nos hiere porque quienes tienen que reconocerle lo que hacen son los pueblos, los más desfavorecidos; ellos realizan lo que esos gobiernos no han sido capaces de hacer ni con su propio pueblo, donde da pena y vergüenza que un país tan desarrollado como los Estados Unidos de Norteamérica, por ejemplo, solo se dedique a la política, a agredir a otros, a sus intereses económicos y no a proteger la salud de sus habitantes”.

Y agregó: “Me siento satisfecho, ella como persona mantiene relaciones magníficas, y ese es el eslabón fundamental de un médico, ser sensible y humana, vive orgullosa de su profesión y por sus principios es capaz de ir al lugar donde la necesiten porque está formada en este país, bajo la égida de Fidel”.

Ella se hacía la desentendida de las fotos.

Ambos reconocen que la misión de los padres de Annalieth frente a la COVID-19 en un país del continente africano es fuerte y arriesgada, pero se sienten seguros de la capacidad de los dos como profesionales y están serenos porque no solo sabrán protegerse y regresar sanos, sino con la satisfacción de contar con muchas personas sacadas de las garras de la muerte, además, tienen referencias de que las medidas de seguridad adoptadas son óptimas y que los sus homólogos angolanos mantienen una estrecha relación con ellos

Por todo esto y más estos abuelos-papás valientes e imprescindibles cambiaron un tanto una de sus pasiones. Ahora son profesores de la Escuela Pedagógica Nicolás Guillén. Están cerca de casa y pueden dedicarse más a la pequeña Annalieth y, además, aseguran los dos que harán todo lo posible por lograr de cada uno de sus alumnos al maestro apasionado que se necesita.

La familia de Yulién es solo una de las tantas que en Cuba están prestas a ayudar a sus hijos y nietos, pero de la misma manera contribuyen a que en este país y en otros los enfermos sientan una mano amiga. A los que han marchado a otros lares o se han puesto a disposición de los enfermos aquí han sido calificados como Valientes, y con razón, quienes para lograrlo necesitan, a su vez, de otros con la misma valentía para asegurarles la retaguardia, es por eso que hacen suya esa frase de Mario Benedetti: “Si el corazón se aburre de querer para qué sirve”, en ellos y muchas cubanos hay mucho corazón, hasta para ofrecer.

Annalieth al recibir el periódico Adelante impreso del sábado 8 de agosto, besó a sus padres y le decía a sus abuelos: "Mamá y papá con la bandera cubana"

Por Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Fotos: Alejandro Rodríguez Leiva

"Solo cumplo con mi naturaleza de servir"

"Solo cumplo con mi naturaleza de servir"

La Brigada dispuesta a ofrecer sus servicios en la Tierra del Fuego.

Desde su estancia en La Habana antes de salir hacia Azerbaiyán, mantuve contacto, vía Internet, con el Dr. Rigoberto Betancourt Nápoles, especialista de 2do. grado en Neurología, especialista de 1er. grado en Medicina General Integral (MGI), Máster en Neurociencias del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech y Profesor Asistente de la Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay, de esta ciudad.

Él forma parte de la Brigada Henry Reeve, que enfrenta la COVID-19 en ese país rodeado por el mar Caspio y las montañas del Cáucaso que recorren Asia y Europa. El grupo de 115 profesionales de la Salud incluye a médicos, licenciados e ingenieros de todas las provincia cubanas. De Camagüey son dos médicos y cuatro licenciados en enfermería.

¿Cómo sintió la acogida a la brigada?

Yo diría que excelente. Los medios han publicado videos sobre nuestra llegada en varias ocasiones, desde que aterrizó el avión hasta el desempeño en los puestos de trabajo y han realizado varias entrevistas que resaltan la labor de los cubanos. Contamos con magníficas condiciones de vida para nuestro descanso.


El Dr. Rigoberto Betancourt antes de entrar a zona roja   

¿Cómo transita el ciclo de trabajo para garantizar las normas de bioseguridad?

Contamos con el material de bioseguridad para nuestra labor y cumplimos todas las medidas. Epidemiólogos, infestólogos y virólogos forman parte de la brigada, son profesionales con vasta experiencia y calificación en la lucha contra enfermedades infectocontagiosas, y han diseñado normas, flujos y protocolos para conservar la seguridad de cada uno de nosotros.

¿Alguna anécdota que lo haya marcado en este tiempo?

Cada paciente es un nuevo desafío, pero en nuestra profesión siempre marca el primer paciente y como uso lentes, lo que más temía ocurrió. Se me empañaron totalmente los espejuelos al punto que no podía ver nada y atendía a una grave que requería de mucha concentración. Al sufrir una cierta desesperación, sentí en mi hombro la mano de uno de mis compañeros que me dijo: “Tranquilo, profe, eso nos ha pasado a todos, busque con los ojos un lugarcito por donde pueda ver”. Encontré esa claridad y la serenidad volvió a mí.

¿Ha sentido agradecimiento de parte de esa población?

Para nosotros el mayor agradecimiento en este país es entender en su idioma azerí cuando te preguntan: ¿sən Kubansan? (¿tú eres cubano?). Y cuando dices que sí, te levantan la mano con el puño cerrado repitiéndote: Fidel Castro. Y precisamente el 13 de agosto cumplimos un mes aquí, fecha que coincide con el cumpleaños 94 del Líder Histórico de la Revolución cubana.

¿Cómo valora el aporte de la brigada y la empatía con los profesionales nacionales?

Trabajamos ante la contingencia con mucha consagración, serenidad y dedicación, es algo que nos caracteriza. Nos hemos insertado profesionalmente en el funcionamiento de todo el hospital número 1, el más grande, de Bakú, la capital, con 10 pabellones, seis de estos dedicados a salas de hospitalización, solo para COVID-19, un laboratorio central y otros para asuntos administrativos. En total, son 38 los departamentos.

Compartimos con colegas de diversas especialidades, inmersos en la atención de pacientes con la COVID-19. Intercambiamos con modestia, sugerimos conductas y tratamientos, según nuestras experiencias, las que son muy bien acogidas. Pesa el respeto ganado por nuestro sistema de Salud. Constituye un reto diario enfrentarnos a pacientes positivos, al igual que traspasar las barreras idiomáticas, que alternan entre el azerí, el ruso y el inglés, pero se convierten en una sola lengua cuando se trata de luchar contra este virus y por la vida de las personas”.

¿Tenía misiones internacionalistas anteriores?

Sí, en Venezuela 2009, Ecuador 2018 y Bolivia 2019.

Con lo vivido en Bolivia, ¿cómo se explica vuelva a salir de misión?

Solo cumplo con mi naturaleza de servir ya que tengo la posibilidad de ayudar a los demás mediante lo que me gusta hacer, y por lo que he estudiado muchos años de mi vida. Se me dio la oportunidad de pertenecer a esta brigada como especialista en Neurología, y eso no se piensa dos veces, mucho menos cuando se trata de ayudar a una parte del mundo en el momento que más se necesita.

¿Cuánto lo apoya su familia en este empeño?

En Cuba tengo hermanos, mi hijo y mi esposa, todos muy pendientes de mí. Nos comunicamos casi a diario, en especial con mi esposa Aidita, mi otra mitad, con quien comparto la vida de mi hogar, me conoce como nadie, y tomamos decisiones en conjunto; ella todos los días me da ánimos, tranquilidad, consejos y asume la soledad por mi ausencia.

Algún mensaje a familia, a sus compañeros de trabajo y amigos…

Para mi hijo Carlos Alejandro, que estoy muy orgulloso de que sea un hombre de bien. Y para mi bella esposa, gracias por todo, Para ambos un beso y un abrazo enorme.A mis amigos, mi otra familia elegida, que incluye mis compañeros de trabajo, a todos los quiero mucho. Es muy lindo recibir mensajes de los que me tienen en sus pensamientos, aunque muchas veces no pueda responder por la gran diferencia de ocho horas. Les agradezco mucho y nos veremos pronto.


 En La Habana, antes de partir a Azerbaiyán.

Al Profesor Rigoberto le será imposible olvidar la Tierra del Fuego, donde hay grandes reservas de petróleo y gas natural; con su capital famosa por la Ciudad Interior medieval amurallada, dentro de la cual se encuentra el Palacio de los Shirvanshah, un sitio de retiro real del siglo XV, y la Torre de la Virgen, hecha de piedra hace siglos y que domina el paisaje.

Tampoco borrará de su memoria estos momentos difíciles a sus 25 años de experiencia como médico, ni la gratitud de personas con las que quizá nunca vuelva a encontrarse, pero que igual tendrán en sus memorias a los kubalılar (cubanos), quienes sin mirar atrás dejaron lo suyo para convertirse en parte de ese pueblo.

A la extrema izquierda, en plena atención a un enfermo.

Desde zona roja en Angola, la felicitación para Annalieth

Desde zona roja en Angola, la felicitación para Annalieth

Los doctores camagüeyanos Yulién Ruiz Expósito y Carlos Enrique Arévalo Tan forman una linda pareja. Ellos están casados desde el año 2014, y entre lo mucho que comparten lo más grande es Annalieth, esa hija que hoy 5 de agosto llega a sus cinco añitos.

Coinciden en que sienten una dicotomía incuestionable: la nostalgia profunda por la geografía inmensa que les separa y les impide ofrecerle el beso de cumple, el abrazo apretado y esa necesidad que solo los padres conocen; y el orgullo sano de servirle de paradigmas dignos a esa niña concebida desde el amor y con amor.

Aun a sabiendas de qué es estar lejos de los seres queridos y, sobre todo, de la pequeña Annalieth, los dos respondieron con un sí al deber, a ese que contrajeron al estudiar la sagrada carrera de Medicina y que radica en estar allí, al lado de los más necesitados a riesgo de sus propias vidas y sin pensar en algo a cambio. Determinación complicada, más por la situación sanitaria mundial.

Yulién y Carlos han permanecido alejados de su terruño en otras ocasiones; ella por cuatro años en la República Bolivariana de Venezuela y él durante seis; él 20 meses en el Estado Plurinacional de Bolivia y ella 17 hasta que fueron expulsados de esa nación por el gobierno de facto luego del golpe de Estado. Ahora están en Angola, y él fue el abanderado a la llegada a Luanda—epicentro de la pandemia en ese país. Laboran en el hospital Barra do Kwanza, como parte de la Brigada Henry Reeve integrada por 15 profesionales de la Salud cubanos que luchan contra la COVID-19.

Mi hospital en Camagüey es el oncológico Marie Curie, soy especialista de 1er. grado en Anestesiología y Reanimación y diplomada en Emergencias Médicas del Contingente Haciendo Futuro”, se presenta la Dra. Yulién.

Soy especialista de 1er. grado en Medicina Interna y de 1er. y 2do grados en Medicina Intensiva y Emergencia del Adulto, Máster en Urgencias Médicas, con 25 años en el ejercicio de la Medicina y más de 20 años como especialista en el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de la provincia de Camagüey”, así se dio a conocer el Dr. Carlos.

Ambos iniciaron la misión actual en marzo último, con el objetivo de incorporarse en la batalla contra la COVID–19 en ese país, junto con los profesionales angolanos.

Él es el responsable de la Brigada Médica Cubana, y califica a la institución hospitalaria como un centro con gran nivel tecnológico, “destinado a la atención de los pacientes sintomáticos y graves de este coronavirus, con una capacidad para más de 50 enfermos y dentro de ellos diez posiciones de atención al grave con tecnología de punta”.

 

Los doctores Yulién y Carlos frente a la COVID-19.

 

“Hasta el momento —añadió Arévalo Tan— desempeñamos nuestra labor bajo el cumplimiento de estrictas normas de bioseguridad. Ya se han demostrado resultados en nuestro actuar y estamos convencidos, todos, que lograremos doblegar a ese minúsculo enemigo que hoy amenaza a la humanidad”.

Este matrimonio de vida y de profesión coincide en que la disciplina ha caracterizado a los profesionales divididos en tres grupos de trabajo entre cubanos y angolanos, y aseguran que conforman un equipo sólido, “somos colegas, profesores, amigos, en fin, una gran familia consagrada al riesgo, siempre pendientes de las normas de seguridad individual y colectiva, y sin contagiados entre nosotros”, aseguró Carlos.

Como se conoce, la zona roja es el escenario o espacio de mayor riesgo donde se encuentran las personas confirmadas de COVID-19 y es donde ellos realizan trabajo asistencial. “En nuestro esquema de labor, agregó el doctor, mantenemos días de asistencia directa con el enfermo, otros de cuarentena y también de descanso, previo resultado del test confirmatorio o no para obtener el alta epidemiológica y entonces iniciamos el ciclo de nuevo”.

Los dos profesionales mantienen presente a la familia y se comunican cada vez que les es posible, lo que les hace más fuertes. “También contamos con la preocupación de los organismos administrativos y gubernamentales de nuestro centro de trabajo, de la Dirección Provincial de Salud y del Gobierno Provincial, de todos hemos recibido un gran apoyo y tranquilidad con la ayuda que ejercen constantemente a nuestros seres queridos en la preocupación y adquisición de artículos de primer orden, y eso lo agradecemos”, agregó Carlos. De manera particular Yulién menciona al Dr. Humberto González, director de su Hospital Oncológico.

Dicen que estar juntos en ese país y en el mismo equipo de trabajo constituye un motor impulsor y una fuerza tremenda en momentos tan difíciles. No olvidan a cada uno de la enorme familia, amigos, colegas y vecinos, aunque estén separados por 10 463 kilómetros. El solo recordarlos les ofrece valor y fortaleza para seguir adelante, cumplir y regresar junto a ellos.

El Dr. Carlos refiere, en nombre de la Brigada, que cumplirán con la tarea asignada y aceptada, y asegura será una batalla vencida: “Así regresaremos a la Patria”, aseguró.

La cumpleañera de hoy quedó al cuidado de los padres de Yulién, profesores de la Escuela Vocacional Máximo Gómez que a su vez cuentan con el apoyo de los abuelos paternos.

La familia toda resulta una fuente constante de inspiración para esta pareja que se ama y ama, tienen a la pequeña Annalieth en común, y él otras tres hijas más.


Desde la distancia el beso amoroso de Annalieth para sus padres.

La pequeña llega a sus cinco añitos y es un día muy especial para los dos, y están seguros de que pronto podrán ofrecerle ese beso y ese abrazo fuerte que hoy les resulta imposible por dedicar cuerpo y alma a arrebatar de la muerte al prójimo que padece el SARS-CoV-2.

Al regreso lo harán entonces con mayor fuerza, y le entregarán el mejor de los regalos, y que entenderá en unos años y el más preciado del ser humano: ofrecer vida a riesgo de las suyas.

Por Olga Lilia Vilató de Varina (Cuqui)

Fotos/Cortesía de los entrevistados


 

A 50 años de la primera vez, Cuba vuelve a Perú

A 50 años de la primera vez, Cuba vuelve a Perú

A la llegada a Ancash fueron recibidos en Chimbote, provincia del Santa, región Ancash, por el Gobernador Juan Carlos Morillo y autoridades de la dirección de salud de diversos niveles y otros funcionarios de la gobernación.

Perú fue uno de los países en solicitar cooperación a Cuba para enfrentar la pandemia de la COVID-19 y en la madrugada del 4 de junio último arribó a ese país la Brigada Henry Reeve, entrenada para enfrentar situaciones de desastres naturales y grandes epidemias. Al frente de esta se encuentra el Dr. Raudel Vargas Olivera, camagüeyano que ofreció sus impresiones a Adelante, vía Internet, quien dio a conocer que la brigada está integrada por 85 colaboradores de 14 provincias, y agregó:

Nos encontramos desplazados en cuatro regiones, Ancash (27), Arequipa (26), Moquegua (16) y Ayacucho (16), solo no tenemos representación de Sancti Spíritus y el municipio especial de Isla de la Juventud. En mi caso estoy ahora en Ancash y desde aquí hago las coordinaciones correspondientes a la brigada en este país”.

¿Cuántos son de Camagüey?

Somos cinco: los doctores Amalia Ramírez Campins, (Pediatra); Alain Crespo Rodríguez, (Clínico); Roberto Juan Marrero Aliaga, (Medicina General Integral, MGI); y la Licenciada en Enfermería Maydel Bello Angeri

¿Cómo está integrado el grupo desde el punto de vista profesional?

La fuerza cuenta con 50 médicos (dos neumólogos, cuatro clínicos intensivistas, cuatro epidemiólogos, cuatro pediatras, cuatro intensivistas, dos anestesiólogos, y los restantes MGI) y 35 Licenciados en Enfermería, en su mayoría intensivistas.

¿Es numeroso el grupo de mujeres?

Si claro, son nuestras heroínas, están en la primera línea de combate y son 44 distribuidas en las regiones de Arequipa, Moquegua y Ayacucho, y le añado que los 41 hombres, 27 estamos en Chimbote, ciudad más poblada de la provincia de Santa, región o Departamento de Ancash.

El Dr Raudel Vargas, de frente, cuando eran recibidos.

¿Partieron de Cuba con tiempo determinado?

Por tres meses, pero estaremos el tiempo que sea necesario, si el Gobierno y el Ministerio de Salud peruanos lo estiman conveniente, el pueblo lo va a agradecer, de eso estamos seguros.

Otra imagen de la llegada de la Brigada.

¿Qué puede relatarme del día de la llegada a ese país y cómo fue la acogida de los nacionales?

Fue muy emotiva nuestra llegada, imagínese, 50 años después del terremoto de 1970, el que prácticamente destruyó a la ciudad de Huaraz, capital del Departamento de Ancash, pues por esos días llegó la primera Brigada Médica Cubana a Perú, como parte de la ayuda humanitaria que Cuba ofrece, incluso, las 150 000 donaciones de sangre ofrecidas por los cubanos de manera voluntaria, entre ellas la del Líder Histórico Comandante Fidel Castro, quien fue el primero en donar su sangre entonces para favorecer a las víctimas de ese desastre de la naturaleza.

Es por eso que los propios habitantes del pueblo ancashino, manifiestan que en ellos corre sangre cubana.

Estamos en Chimbote y no en Huaraz porque esta ciudad es la más complicada de la región y estamos en el frente de batalla y en la primera línea de contención de la pandemia, en lucha constante junto con los profesionales de la Salud peruanos.

Nos han acogido muy bien, tanto las autoridades del Ministerio de Salud, (MINSA), como por parte de los gobiernos regionales, encabezados por sus gobernadores, todos nos están dando el apoyo necesario para desarrollar nuestro trabajo, se han logrado insertar nuestras brigadas al sistema de salud peruano, y se desarrolla un intercambio fructífero con los profesionales de la salud de esta nación, además, reconocen el alto prestigio de la medicina cubana y su inigualable experiencia en la Atención Primaria de Salud.

Ofrecemos asesoría donde nos lo solicitan, sobre todo en el área de la epidemiologia, la medicina familiar, la neumología, entre otras especialidades y somos fieles a la hora de respetar los protocolos de actuación establecidos en el país para la atención a la COVID-19. Sin dudas, se fortalece la amistad entre los pueblos y aunque algunos se manifiestan inconformes con nuestra presencia, la mayoría nos aplaude y preguntan por el tiempo que estaremos aquí.

Nosotros respondemos: ‘Por el tiempo que sea necesario, mientras nos necesiten estaremos en la primera línea de combate, dando lo que tenemos y no lo que nos sobra, dando solidaridad, altruismo, desinterés, profesionalidad, respeto al ser humano y consagración al servicio público, porque somos servidores públicos al servicio de la humanidad’, porque ese es nuestro único propósito”.

En las pesquisas casa a casa.

¿Cuál fue situación encontraron ante la COVID-19 y cómo se manifiesta la situación?

Muy complicada a nuestra llegada y hasta el 24 de junio, por ejemplo, eran 260 810 los casos positivos y 8 404 fallecidos, con una letalidad de 3,22 %; en Ancash, son 7 347 los confirmados, con 431 fallecidos y la letalidad de 5,87%; Arequipa 5 981 enfermos por esta causa, 188 fallecidos y la letalidad de 3,14 %; en Ayacucho son 1 569 positivos, con 16 fallecidos; y en Moquegua 864 positivos, estos dos últimos con una letalidad de 1,03 %; sin embargo, hay sub registros porque no todos los pacientes acuden a recibir atención y muchos fallecen en sus casas, algo que complica aún más la situación.

A pesar de los 100 días de cuarentena sigue diagnosticándose un gran número de casos cada día y en algunas regiones como Arequipa están incrementando sus contagiados rápidamente en estos momentos. En Lima, la capital, con gran complejidad acumula 147 372 personas con diagnóstico de la COVID-19, y reporta 3 855 fallecidos. Perú tiene 10 588 pacientes hospitalizados, de ellos 1 161 en cuidados intensivos, de un total de 1 323 camas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en el país, lo cual indica que solo hay disponibles 162 con ventiladores, las UCI siguen colapsadas, o sea, que la situación no puede estar más complicada, y ahora con la reapertura de los comercios, mercados y los vendedores ambulantes y con una economía donde los comerciantes informales agrupan a más de un 70 %, es lógico que se incremente el riesgo de contagio.

Como es lógico el Ministerio de Salud aquí, pide a la población disciplina y cumplimiento de las medidas de aislamiento, lavado de las manos contantemente y uso de mascarillas para tratar de evitar un rebrote y disminuir la cantidad de enfermos.

Es en este complejo escenario en el que labora nuestra Brigada Médica en Perú, por supuesto, desarrolla sus acciones integrales de salud, mediante la contención en la Atención Primaria de Salud (APS) y en la humana misión de salvar vidas en el segundo nivel de atención, tanto en las UCI, como en salas de hospitalización de la COVID-19”.

¿Cuál es el desempeño de los integrantes de la brigada Henry Reeve y si hay algunos en zona roja?

En la Atención Primaria de Salud, en barrido casa a casa, en puestos de salud, en el diagnóstico de casos, seguimiento a enfermos de COVID-19 en sus casas presencial, en la entrega de medicamentos, en el pesquisaje casa a casa, la toma de temperatura, procederes de enfermería y en zona roja en centros de hospitalización de casos positivos, la mayoría graves y en las terapias intensivas, en todos los casos bajo el precepto de salvar vidas.

El Dr. Eugenio Sollet Soto, Neumólogo de La Habana, con una de sus pacientes.

Como ya mencionamos, Cuba lleva muchos años con presencia de médicos en ese país, ¿Perciben muestras de agradecimiento y respeto?

Desde que llegamos a Perú hemos recibido grandes muestras de cariño y gratitud, que no recibimos de modo personal, porque sentimos que son para el pueblo de Cuba, para nuestro Líder Histórico, nuestro Comandante en Jnefe Fidel Castro, para Raúl, para el Presidente Miguel Díaz-Canel, nuestro Ministro de Salud Pública, el Dr. José Ángel Portal Miranda y para todos los trabajadores de la Salud en Cuba.

Debo destacar sobremanera el apoyo recibido por la Asociación de peruanos graduados en Cuba, médicos e ingenieros en su mayoría, que agradecen todo lo que representa la Mayor de las Antillas en su formación y que son, en su mayoría, continuadores de los principios de nuestra medicina, en la que fueron formados y la Organización de Solidaridad con Cuba a través de sus casas al efecto en las diferentes regiones que dan muestras del cariño y nos agradecen todos los días nuestra presencia.

Sabe lo convulso que está el mundo y siempre hay algunos malintencionados que no quieren nuestra presencia, pero son minorías a los que reitero que estaremos acá el tiempo que sea necesario, mientras el Gobierno peruano y el MINSA nos lo soliciten y siempre en la primera línea de combate y contención de la pandemia y al servicio del hermano pueblo peruano que nos aclama y aplaude cuando nos ve llagar a las instituciones de Salud para desarrollar nuestro trabajo”.

¿Cuál es el estado de ánimo de los cubanos a su cargo, sobre todo en tiempos de campaña difamatoria del gobierno de los EE.UU.?

Con un gran espíritu de unidad, consagración al trabajo, y demostramos que solo nos mueve el amor a los seres humanos, a la vida, a la humanidad, que somos dignos representantes de nuestro gran ejército de batas blancas, que en lugar de bombas de Cuba traemos solidaridad, salud y amor. Aunque se desgasten en decir que somos esclavos y espías, y hagan campañas de difamación de nuestra colaboración médica, puedo asegurar que todos los integrantes de nuestra brigada, absolutamente en todos, prima la voluntariedad, estamos acá por conciencia, por altruismo, con el único interés de ayudar a un pueblo hermano, que solo nos interesa su agradecimiento y su bienestar y que estaremos combatiendo en la primera línea por la salud del pueblo peruano el tiempo que sea necesario.

El Dr. Raudel atesora dos misiones internacionales anteriores. Estuvo en Venezuela y Bolivia, desde noviembre del 2003 hasta febrero del 2009, una a continuación de la otra. Fue subdirector de Economía y Servicios, y subdirector General, de la dirección provincial de Salud en Camagüey durante ocho años. A finales del 2019 fue nombrado jefe de otra misión en un país latinoamericano; no obstante y en medio de la espera desde la policlínica Ignacio Agramonte y a causa de la pandemia fue llamado a cumplir esta responsabilidad. Él quiso terminar con esta sentencia: “Aquí estamos entregados, representando dignamente a la Medicina cubana y a nuestra querida Patria”.

Parte de la Brigada.

Por Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Fotos: Cortesía del entrevistado.

Conversé con la COVID-19, les cuento...

Conversé con la COVID-19, les cuento...

El 10 de abril del 2020 publiqué esta supuesta entrevista en mi blog personal y por la acogida que tuvo me parece necesario replicarla aquí, donce los temas relacionados con la Salud son la prioridad, gracias...

Para conversar con el coronavirus COVID-19, ese “bicharraco” que apareció a finales de diciembre del 2019, y por su expansión geográfica fue declarada pandemia el 11 de marzo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) tuve que protegerme, y mucho, lo confieso. Se preguntarán cómo para hacer lo mismo, pero no vale, este tipo de resguardo es diferente y les cuento.

Este es un coronavirus, entre otros conocidos a nivel global. El actual con una repercusión terrible, por tal motivo creí adecuado acercármele con mucha sutileza y tratar, sí tratar, porque el “enemigo” nunca entrega las “armas” fácilmente, de desentrañar algo de sus misterios.

 

¿Por qué apareció así de momento, sin avisar?

Si aviso no tiene gracia, dicen que guerra avisada no mata soldados.

Entonces, ¿su propósito es matar?

A todo el que esté a mi alcance.

¿No le duele ni un poco saber que tantas y tantas personas mueren por su culpa?

No, porque la realidad es que entre ellas mismas, me refiero a las personas que son su propia especie, buscan motivos para aniquilarse y no hay quienes las detengan, así es que no hay razón para que yo sufra.

Como Usted está presente en la mayoría de los países, ¿puede decirnos las principales causas de su expansión?

Todo lo nuevo sorprende. Las personas no estaban preparadas para mi llegada, eso es lo primero; luego, no me hicieron mucho caso, creían podrían conmigo así como así y algunos “aprovecharon” las medidas adoptadas por sus países y salían como si estuvieran de vacaciones, esa fue una de mis oportunidades.

Hubo quienes rechazaron las medidas de higiene sin darse perfecta cuenta de que esa fue otra de las posibilidades de las que me acomodé para ‘seguir viajando’.

Otra cosa muy curiosa fue que algunos gobernantes se reían de mí, decían que era una simple gripe y ojo con esto, una simple gripe puede ocasionarle una neumonía y hasta la muerte a los ancianos e igual a los menores de un año. No sé si conoce de las tres C capaces de complicarle la vida a un viejo y hasta matarlo”.

¿Cuál es la razón de sus estragos en tantas naciones?

La primera está dada por esa “sorpresa” que di a todos, no me esperaban, luego algunas que ya mencioné y quedan unas importantes igual, sobre todo la “desunión” de la que me aprovecho todos los días.

En lugar de dedicarse a enfrentarme, así, enfrentarme con suma inteligencia se echan la culpa los unos a los otros y muchos, sí, muchos, no se ayudan entre sí. Ese es un buen caldo de cultivo para continuar haciendo de las mías.

Hay naciones que sustraen los insumos médicos a otros países porque dicen: ‘estamos en guerra y en guerra vale todo’, así seguiré y yo seré quien resistiré”.

¿Cómo escoge a sus víctimas?

No las escojo, me da lo mismo. A mí nada me importa si es pobre, si es rico, qué religión o sistema político prefieren. Nada de eso lo tengo en cuenta, al final percibo que todos, fíjese bien, todos son vulnerables. No hay alguien que pueda contra mí aunque posea todas las riquezas del mundo, sobre todo si se confía y piensa que sin protecciones ni medidas especiales puede andar por este mundo como quiera.

Al parecer los humanos no se han dado cuenta de esto. No creo en nada ni en nadie, no me importan los países poderosos o no, ya ve, estoy diciendo algunos de mis secretos”.

Luego de esta experiencia que vive, ¿piensa que los humanos lleguen a vencerla?

Claro, pero estoy segura de que pasaré y seré recordada como una de las peores pesadillas vividas en todos los tiempos y en todo el planeta. Por supuesto, y este es otro de mis secretos, siempre y cuando los humanos comprendan qué hacer para protegerse cada uno de mí y así evitar que yo siga pasando de uno a otro sin medida ni clemencia.

Lo otro es que el mundo cuenta con infinidad de trabajadores de la Salud y de otros sectores que no cejan en el empeño de echar el resto por acabar conmigo, igual los científicos, y todos juntos con sus inteligencias a prueba lo lograrán, eso sí, hay que obedecerlos, no lucrar con sus investigaciones y sí ponerlas al servicio de todos”.

¿Cree que cuando Usted sea historia haya dejado alguna lección positiva?

Sin ánimo de ofender, si luego de salir de mí los seres humanos siguen llevando odio, siguen tratando de aniquilarse los unos a los otros por las vías que sean y no aprenden la lección de que todos son iguales y al término de sus vidas algunos no han encontrado ni sitios para ser sepultados, entonces, no habrá lección positiva. Por el contrario, sin logran entender lo opuesto, se despojan de odios y rencores, entonces si otro coronavirus “visita” al planeta Tierra, sabrán defenderse con inteligencia y con algo que hasta yo he aprendido desde que aparecí: con mucho amor, ese que hoy no se demuestra con besos y abrazos, sino con cuidado y orden.

Por Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Montaje de imágenes: Otilio Rivero Delgado

Ricardo, de los primeros electromédicos cubanos en Sudáfrica

Ricardo, de los primeros electromédicos cubanos en Sudáfrica

                                      Lo acompañan cubanos y sudafricanos.

En otras ocasiones que he abordado el desempeño de los trabajadores especializados en Electromedicina se me han presentado casi como magos, de ahí que en una oportunidad los llamé: Médicos de la tecnología , pues uno observa un equipo medio en ruinas y al cabo del esfuerzo de estos hombres, la mayoría jóvenes, ves que resucita cual suerte de Ave Fénix.

A esa providencia se me antoja que el Licenciado en Electromedicina Ricardo Domínguez Pérez tiene un extra de poeta muy sensible, ese que tiene 11 años de experiencia en el  Centro Provincial de Ingeniería Clínica y Electromedicina, de Camagüey, Cuba. 

Este joven de 30 años de edad no dudó en ofrecer sus servicios fuera de Cuba, incluso, en los peores momentos que atraviesa el mundo desde el punto de vista sanitario, los profesionales de la Salud cubanos no se intimidan y ofrecen sus servicios donde sea necesario, tanto dentro como fuera de fronteras. Él está a más de 12 000 kilómetros de su terruño, en Sudáfrica, e integra el grupo de los primeros de su especialidad en brindar servicios en esa nación. Por esa razón hice contacto con él, vía Internet. Él enfrenta su primera misión internacionalista.

Llegué a Sudáfrica el 26 de abril del 2020 como parte de la brigada especializada en tiempos de desastres y grandes epidemias Henry Reeve, y permanezco en la provincia Kwazulu Natal en el distrito Kinds Cetshwayo, y todos los cubanos aquí ofrecemos nuestra ayuda en cada rincón de este hermano país con la intención de proteger lo más preciado, que es la vida de miles de personas, en esta ocasión, en una batalla contra la COVID-19.

Al fondo una de las casas de campaña donde se realizan los exámenes para detectar la COVID-19.

Este país nos brindó un emotivo recibimiento y percibimos el agradecimiento que profesan a todos y a los electromédicos también, siempre en recordación a esos líderes históricos: Fidel Castro y Nelson Mandela”.

¿Había tradición de cubanos en ofrecer servicios de electromedicina en ese país?

No, conmigo somos 30 y, los primeros. Aquí en este distrito trabajamos cuatro cubanos: dos doctoras y dos electromédicos

Estos son los caminos que transita cada día.

¿Se mantiene en zona roja frente a la COVID-19?, si no es así, ¿cuál es su desempeño?

Hasta ahora no. Tengo a mi cargo la visita de 52 clínicas y ocho hospitales del distrito, recorro todos los días unos 300 kilómetros a 2 000 metros de altura, entre praderas y montañas, voy a lo lejos y a lo cerca mediante carreteras y pedraplenes, esto sucederá durante el presente mes. De todas maneras mi hospital es en la ciudad de Empangeni, se llama Wuelenzana Hospital, sería como el taller municipal.

He conocido lugares donde otros no llegan, son rutas peligrosas y, a la vez, en franca adaptación al clima y a una vida muy diferente a la nuestra.

Eso sí, nos mantenemos firmes y con la convicción de que somos cubanos solidarios, y me atrevo a decirlo en nombre de mis compañeros. Hemos aplicado nuestros conocimientos ante equipos médicos conocidos y otros no tanto, pero lo resolvemos. De esta manera ha sido posible disminuir las compras de nuevas tecnologías e influimos en la sustitución de importaciones, algo tan necesario en esta época en que la pandemia hace estragos en las economías también.

De acuerdo con el buen desempeño en nuestro trabajo los servicios médicos se han mantenido”.

En pleno trabajo.

¿Puede mencionar algunos de los equipos “salvados”?

Trabajo como integral en todas las especialidades de electromedicina, tanto con los riñones artificiales, monitores de parámetros fisiológicos, equipos de laboratorio y de imagenología, bombas de infusión y perfusión, y de estomatología, por solo citar algunos.

Acompañado por su esposa e hijo un día cualquiera en su Camagüey.

¿Una mención a su familia?

Desde mi infancia siempre quise ser lo que soy, sentirme orgulloso de tener la posibilidad de ayudar a los demás y contribuir en algo con mi Patria. Quise reflejarme en el carácter y convicción de mi padre, y en mi madre, por ser esa guardiana que con su amor solucionaba mis problemas. A mis hermanos los traigo conmigo, en mi corazón, y a mi esposa, esa que me ha apoyado en las buenas y en las malas aunque esté a más de 16 000 kilómetros de distancia, ella está conmigo siempre y la sigo amando como el primer día.

 Un aparte le dedico a mi hijo Richar Fabio, de dos añitos, y le doy las gracias por llegar a mi vida, no hay mejor regalo que ese, es purificador, me hace sentir importante, es mi alegría, mi sonrisa, es un pedazo de mi Sol que prefiero mirar antes de cerrar los ojos cada noche”.

Con su Sol.

Con un joven así, humano y amoroso es que se conquistan grandes propósitos. Es por eso que aquí, junto a sus compañeros, allá en Sudáfrica u otros sitios donde se encuentre, no habrá equipo médico que deje de favorecer a la salud de otros. Ese es uno de sus desvelos.

Los cuatro cubanos que laboran en ese distrito.

Ricardo es el segundo de izquierda a derecha, con algunos de sus compañeros del Centro de Ingeniería Clínica y Electromedicina, de Camagüey. Quiso dejar constancia de que no los olvida.

 

Por Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Fotos/Cortesía del entrevistado.


Profesor Durán: un santiaguero de toda Cuba

Profesor Durán: un santiaguero de toda Cuba

No tengo la fortuna de conocer personalmente al Dr. Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública (Minsap), de Cuba, lo que no resultó impedimento para que supiera por medio de un buen amigo, que hoy, 4 de junio, es su cumpleaños número 69, como se ha publicado por tantos agradecidos en las redes sociales.

Como el Profesor Durán entra todas las mañanas a mi casa, y a la de la mayoría de los cubanos para mantenernos al tanto de cómo está Cuba y buena parte del mundo ante la pandemia de la COVID-19, me dio licencia para hacer público el suceso.

Como publiqué en la red social Facebook, este admirable hombre ofrece clases magistrales de sencillez, ética y de reconocimiento a otros. En ello concuerda un amigo camagüeyano radicado en la capital cubana, el Psicólogo Enrique José Cento Gómez, Profesor Auxiliar de la Facultad de Ciencias Médicas del “Calixto García”, quien aportó por esa vía datos esenciales para hablar sobre él.

"Tengo la gran suerte de ser amigo del Profesor Durán, fui compañero de trabajo suyo en la década de los años ‘70 en el hospital psiquiátrico docente provincial Comandante René Vallejo Ortiz, de nuestro Camagüey, porque al ser ubicado él en el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), atendía allí a ingresados de ese colectivo, y yo laboraba como Psicólogo Clínico", escribió.

Aclaro que había cursado el Internado verticalizado en Psiquiatría, especialidad que no terminó y se decidió por la Epidemiología en su natal Santiago de Cuba.

Posteriormente —añadió Enrique José— trabajó en labores asistenciales, docentes, investigativas y de dirección, siempre para desafiar tareas de alta complejidad”.

Me hizo saber, además, que una vez graduado de especialista en Epidemiología dirigió, en 1981, el enfrentamiento al dengue en su provincia al tener a su cargo la lucha antivectorial. Posteriormente estuvo al frente del Programa relacionado con el VIH/Sida en los inicios en Santiago de Cuba, donde también fue director provincial del ramo y luego Rector del antiguo Instituto Superior de Ciencias Médicas de esa ciudad.

Por lo que coincidimos de nuevo, pues trabajé en el área de Docencia e Investigaciones del Minsap a nivel central, en la dirección nacional de Docencia Médica Superior como Metodólogo General, cuando en el país solo funcionaban cuatro institutos de ese tipo, o sea, en La Habana, Villa Clara y Camagüey”, abundó el agramontino, quien siguió sumando datos a la trayectoria de su colega:

Más adelante pasó a ocupar el cargo de viceministro de Docencia e Investigaciones del Minsap en los años ‘90, e igual ejerció como Director Nacional de Docencia Médica Superior”.

Y como para que no queden dudas de cuánto lo conoce, Enrique J. Cento puntualizó: “Fui su subordinado cuando él era Viceministro de Docencia e Investigaciones e incluso, en la época en que él era Director Nacional de Docencia Médica Superior”.

Cento añadió que el Profe Durán fue asesor del Ministro de Salud de Angola y estuvo al frente de la Misión Médica en ese país, tareas grandes y difíciles, y a su regreso asumió una de las subdirecciones del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, de la capital, y más tarde lo designaron para desempeñar su responsabilidad actual, gracias a la que hoy lo conocemos todos, y lo que es muy importante, estos datos los aporta alguien que fue su subordinado, quien escribió con orgullo: “Mi valoración es de mi más alta estima, respeto y reconocimiento de sus capacidades”.

Mi amigo insiste en que el Profesor Durán es firme, amable, respetuoso, decente, honrado, sincero, amante a la vida, pero no teme a reto alguno, y agrega que goza de prestigio, tanto ante las personas de alta responsabilidad como frente a los trabajadores más humildes.

Y para terminar sus comentarios facebookcianos aseveró: “Lo quiero y admiro, y es bueno se conozca que en el 2001 recibió la distinción: Premio Excelencia en el Trabajo en Salud”.

Segura estoy que el Profesor Durán sabía lo que hacía al cambiar el rumbo de su especialidad médica, aunque con su paciencia y dulzura igual hubiera sido un brillante Psiquiatra, como su padre, el también Profesor Durán, aunque quizá no lo habríamos conocido.

Él mismo se ha encargado de hacernos saber, sin proponérselo, pero convencido de que sus ejemplos calan hondo en los cubanos, que es esposo, padre, abuelo, que disfrutan en familia de una mascota en casa, y hasta que padece de hipertensión.

Es un dirigente como el que todos deseamos tener. Transmite qué es lo correcto de la mejor manera, vence porque convence con una sensibilidad infinita que emana de sus ojos, no importa no se le vea parte del rostro, y se ha revelado como un excelente comunicador.

Tiene la capacidad de no causar alarmas, ni falsos triunfalismos. Ofrece créditos a quienes lo apoyan y logra disimular el cansancio que sabemos lleva encima dadas las circunstancias.

El Profesor Durán no solo ha merecido las opiniones positivas del Dr. Cento. Él se ha robado el corazón de los cubanos, quienes hoy le deseamos parabienes y larga vida, pues mucho se necesita a este santiaguero de Cuba.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Gabriel Guerra Bianchini/Cubadebate