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Conmemoraciones

Del “Manuel Ascunce”: ciencia y premiaciones en su aniversario 57

Del “Manuel Ascunce”: ciencia y premiaciones en su aniversario 57

El Dr. Félix González González, destacado especialista en endocrinología en su conferencia sobre diabetes mellitus y su relación con otras enfermedades como las cardiovasculares y el cáncer, por solo mencionar algunas.

Los Doctores en Ciencias Médicas Miguel Emilio García Rodríguez (cirujano), Gretel Mosquera Betancourt (neurocirujana), Alejandro Álvarez López (ortopédico y traumatólogo), y Zaily Fuentes Díaz (anestesióloga y reanimadora), todos del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech fueron premiados por sus investigaciones y publicaciones durante el 2018 y, por supuesto, la repercusión alcanzada en cada una de estas.

Igual fueron homenajeados 30 personalidades de la Salud del territorio, y se entregaron más de 40 galardones por la calidad de las presentaciones en el encuentro, después de cuatro días de conferencias magistrales, póster en modalidad de carteles y electrónicos, y los temas relacionados con las ciencias clínicas, quirúrgicas, oftalmológicas, oncológicas, la medicina natural y tradicional y la enfermería, en alrededor de 280 trabajos investigativos, presentados en la Jornada Científica por el Aniversario 57 del hospital universitario Manuel Ascunce Domemech, de esta ciudad, inaugurado un día como hoy, el 14 de enero de 1962 por el Dr. José Ramón Machado Ventura, ministro de Salud Pública en esa época.

Las novedades, todas cargadas de pura ciencia, tuvieron como pretexto la celebración con sede en el Centro de Convenciones Santa Cecilia, de Camagüey, y que anualmente dedican a penetrar aún más en las diferentes especialidades, siempre en busca de perfeccionar cada detalle aparejado con curar o mejorar la calidad de vida de los enfermos, por ser esta su razón de ser.

 

La cita sobrepasó las fronteras de esa institución de más de cinco décadas porque entre los 285 acreditados rezan profesionales de los hospitales clínico quirúrgico Amalia Simoni, materno infantil Ana Betancourt, de algunas policlínicas y de consultorios del médico y enfermera de la familia, como una manera de integrar con efectividad los servicios de atención secundaria con los de la primaria, con la consabida prevención y educación para la salud.

El hospital universitario Manuel Ascunce Domenech se mantuvo en construcción desde 1946 y por 16 años, bajo los gobiernos de Grau San Martín, Prío Socarrás y Fulgencio Batista, y vio la luz el 14 de enero de 1962, mientras el Dr. José Ramón Machado Ventura, ministro de Salud Pública entonces, tuvo la honrosa responsabilidad de dejarlo inaugurado.

Texto y foto: Olga Lilia Vilató de Varona

3 de diciembre: Día de la Medicina Latinoamericana

3 de diciembre: Día de la Medicina Latinoamericana

   El Profesor Rafael V. Pila, cuando era reconocido Por la Obra de la Vida.

Doy fe de que cada 3 de diciembre los trabajadores del sector de la Salud celebran su Día y el de la Medicina Latinoamericana de igual manera y diferente a la vez. Como cada año, en esta ocasión, para homenajear y recordar el 184 aniversario del natalicio del insigne médico e investigador camagüeyano, Carlos J. Finlay, sesionó el Consejo Científico Provincial de la Salud, aquí, precisamente en el teatro del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech.

Ante lo ocurrido sucede que uno se pregunta antes de escribir, ¿cómo relaciono los hechos?, y piensa: todos tienen importancia por igual, y es cierto, solo que al andar juntas las evocaciones y los reconocimientos, la duda llega.

La Oración Finlay es una práctica anual con sus orígenes en 1933 y fue la Dra. María del Carmen Romero Sánchez, presidenta del Consejo Científico Provincial y Rectora de la Universidad de Ciencias Médicas, que lleva el nombre de ese grande de la medicina universal, quien la tuvo a su cargo.

Trascendió que el Dr. Carlos J. Finlay estudió la carrera de Medicina en Filadelfia, EE.UU., donde se graduó en 1855, considerado entre los diez mejores egresados de todos los tiempos del Jefferson Medical College. Dejó su impronta en la medicina clínica y quirúrgica, con una dedicación particular a la oftalmología más allá de su trascendental aporte al descubrir el modo de contagio de la fiebre amarilla e identificar el agente biológico (mosquito hembra) que la transmite de un individuo enfermo a uno sano mediante su picadura.

Este eminente científico fue un estudioso de la prevención del tétanos en el recién nacido, y según el criterio de historiadores fue el que describió el primer caso de hipotiroidismo en Cuba. Tuvo las características esenciales de los grandes hombres: la sencillez, humanismo y empeño de mejorar la calidad de vida del prójimo.

Ahora los reconocimientos. Todos importan igual. Por la trayectoria laboral y entrega sin límites fueron reconocidos los profesores Rafael Víctor Pila Pérez y Odrey Ravelo Gutiérrez, por el Sindicato de los Trabajadores de la Salud y la dirección provincial del sector.

El Premio Anual de Publicación 2016, por la destacada inserción de artículos en la Revista Archivo Médico, de esta ciudad, se les otorgó al miembro Titular de la Sociedad Cuba de Ortopedia y Traumatología y de la Internacional de esa especialidad, Investigador Titular, Máster en Urgencias Médicas y Doctor en Ciencias Médicas, Alejandro Álvarez López; y al Dr. en Ciencias Epidemiológicas Carlos M. Ardila Medina, Profesor Titular de la Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia, de manos del Doctor en Ciencias Jorge Santana  Álvarez, director de dicha revista.

Un momento muy especial resultó cuando el Doctor en Ciencias Médicas Miguel E. García Rodríguez, director del “Manuel Ascunce Domenech”, dio a conocer la resolución que ampara la decisión de que el Teatro de esa institución, escuela de excelentes profesionales, lleve a partir de ahora el nombre del Dr. Rafael Víctor Pila Pérez, a quien la Dra. Romero Sánchez entregó el justo reconocimiento Por la obra de la Vida, precisamente por su brillante trayectoria docente, asistencial e investigativa, con perseverancia y disposición de enseñar a las nuevas generaciones, y de estas dice él mismo: “aprendo”.

Texto y foto: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

A 45 años del hospital psiquiátrico René Vallejo

A 45 años del hospital psiquiátrico René Vallejo

Una Jornada Científica de Salud Mental, como parte de las celebraciones del aniversario 45 de la inauguración del hospital psiquiátrico provincial docente Comandante René Vallejo Ortiz, de esta ciudad, sesionó durante dos días en el Centro de Convenciones Santa Cecilia.

Conferencia de lujo resultó: La neurosis y la historicidad de la conciencia, a cargo del Dr. C. Alberto Clavijo Portieles, quien defendió criterios científicos acerca del padecimiento relacionado con trastornos de la personalidad a causa de conflictos, traumas y otros factores, el que debe ser enfrentado con una buena atención basada en la psicoterapia a cargo de psiquiatras y psicólogos, y abundó: “no todo se resuelve con pastillas”.

Si alguien está inconforme de sí mismo, no se acepta tal como es, presenta una neurosis y hay que ayudarlo a cambiar ciertas actitudes ante la vida, a no evadir los obstáculos, sino afrontarlos, añadió el Profesor Clavijo, en un mundo globalizado en que aseguró, pareciera que desaparecieron las neurosis y los científicos de hace más de un siglo.

La entrevista en Psiquiatría. Concepto y tipos de estructura, fue abordada explícitamente por el Dr. Alejandro Álvarez Rodríguez, praxis que necesita de la sensibilidad e interés del especialista, de manera tal que el paciente confíe y no mienta.

El Dr. José Agustín Sardiñas Orozco, se adentró en: La sexualidad. Familia y perspectivas de género, en defensa de la equidad e igualdad ante las diversas inclinaciones sexuales, y se preguntó: ¿acepta la población totalmente el cambio?, por supuesto que no, debido a los basamentos históricos formados en una cultura diferente, por lo que la educación en tal sentido conviene comenzarse en edades tempranas de la vida y así el comportamiento se irá modificando paulatinamente, a lo que agregó, debe decirse con palabras lo que se siente, así llegar al arte de conquistar, sin dudas, un vínculo afectivo y perdurable que se llama: amor.  

Hablemos de la depresión, fue abordado por el Dr. Pablo Hernández Figaredo, bajo el principio de la necesidad de pensar siempre en positivo, algo que puede enseñarse a los niños; la tristeza, dijo, es otra cosa, es tan común como la alegría, de ahí la obligatoriedad de su identificación y manejo con otros parámetros, para lo cual hay suficientes profesionales muy bien capacitados.

Repercusión, preocupación y la convicción de cuánto hay que hacer al respecto, sobre todo en el seno de la familia, los centros educacionales y de la salud, fue el mensaje claro que llegó a los asistentes, mediante la mesa redonda que, con estudios entre los años 2015 y 2016, demostró un alza en el uso de las drogas en adolescentes y jóvenes.

Poco más de 70 conferencias, temas libres, mesas redondas y pósters, fueron expuestos y debatidos, todos con el fin de incrementar el acervo científico en favor de la salud mental de la población.

Texto y foto: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Gigante de la Salud en Camagüey cumple 55

Gigante de la Salud en Camagüey cumple 55

Si hoy decimos que el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech estuvo 16 años en construcción —desde 1946— pudiera parecer ciencia ficción; pero si a eso le añadimos que durante ese tiempo transcurrieron los gobiernos de Grau San Martín, Prío Socarrás y Fulgencio Batista, quizá se entienda mejor, porque los créditos destinados para la obra se fueron de entre las manos de tantos y tantos corruptos que serían imposibles de enumerar.

En las páginas del Adelante impreso, periódico local que era diario, del 5 de diciembre de 1961 ya se anunciaba que la institución llevaría el nombre de Manuel Ascunce Domenech, como una manera de rendir tributo al mártir alfabetizador, como acuerdo adoptado por los médicos camagüeyanos y el 14 de enero de 1962 quedó inaugurado por el entonces ministro de Salud Pública, Dr. José Ramón Machado Ventura.

Han pasado 55 años; quiere decir que esa ilusión de más de una década terminó para convertirse en escenario útil después del triunfo revolucionario de 1959, con unas 700 camas, seis salones de operaciones, el quinto piso destinado a los niños y otros servicios para ser ofrecidos a la población de manera gratuita.

NO SOLO NÚMEROS

Por lo general las cifras tienden a agobiar, sobre todo si de matemáticas no se trata; sin embargo, urge señalar que en los últimos años sobresalió el proceso inversionista destinado a este centro en el cual se han visto beneficiadas casi todas sus salas, ahora con uno de gastroenterología renovado, uno nuevo de rehabilitación y para este año queda el de la sala polivalente de la terapia intensiva con 20 camas, contigua al cuerpo de guardia y otra de oncología prevista en el sitio actual de la terapia intensiva.

La renovada sala de gastroenterología cuenta con el Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE), para examinar la vías biliares y pancreáticas; y otros equipos.

En el recién finalizado 2016 el presupuesto para las inversiones, mantenimientos y la adquisición de equipos médicos de alta tecnología, con especial énfasis en los utilizados en anatomía patológica, algunos para la rehabilitación, microscopios para el quirófano y otros, y los no médicos fue de un millón 170 000 pesos.

Aquí son brindados 38 servicios de salud y 27 propiamente médicos, de los cuales están regionalizados el de imagenología, el de gastroenterología, con procederes de cirugía endoscópica mínimamente invasiva; y la neurocirugía, por solo mencionar algunas.

De acuerdo con los datos ofrecidos por el Doctor en Ciencias Médicas Miguel E. García Rodríguez, su director, tiene bajo su égida a 2 274 trabajadores, de estos 674 galenos, 515 enfermeras (os), y los restantes son otros profesionales y técnicos de la Salud.

Su plan quirúrgico asciende a las 25 000 intervenciones al año, mientras en el 2016 se reportaron 25 080. Los casos de fracturas de cadera con criterio de ser operados antes de las 24 horas se cumplieron al 100 por ciento, la mayor parte en personas que pasan de los 60 años de edad y los trasplantes superaron los del año precedente, uno de ellos en edad pediátrica y en breve comenzarán con donantes vivos, aseguró, con ventajas que superan a cuando se recibe de un fallecido, pues disminuyen los rechazos del cuerpo al órgano, se reduce el tiempo de espera en hemodiálisis, y ocurre igual con el período de inactividad del riñón donado. Los destalles de la asistencia de mínimo acceso requieren de mención aparte.

Como no se escapa allí a las exigencias de las comunicaciones actuales, cuenta con su sala de navegación de Internet, que sirve para la superación de los profesionales, con la expectativa de una de videoconferencias, incluso, para interconsultas nacionales e internacionales.

Los ingresos sobrepasaron los 16 000, las consultas externas, las 115 600, y los pacientes vistos en cuerpo de guardia los 135 600.

20 AÑOS DENTRO DE LOS 55

El Dr. Israel González Moya, especialista de Segundo Grado en Cirugía General, Profesor Asistente, Máster en Urgencias Médicas y jefe de esa asistencia de mínimo acceso desde su apertura hace 20 años, no podía faltar. Esa asistencia comenzó en 1996 para enfrentar las intervenciones quirúrgicas de vesícula y algunas ligaduras; no obstante, ya exhibe 19 000 intervenciones, con alrededor de mil casos anuales, pero ahora con todas las relacionadas con la ginecología, del hiato esofágico, hernia hiatal y otras nuevas técnicas por vía toracoscópica y con la posibilidad de desarrollar las catalogadas de urgencia, para lo que requieren de algunos equipamientos.

El Dr. Israel González encabeza el equipo médico en una colecistectomía laparoscópica (extirpar la vesícula biliar).

Las contraindicaciones para este tipo de abordaje quirúrgico son muy pocas. Ya no constituyen obstáculos ni la obesidad, ni el haber sido intervenido con anterioridad. Son 11 los cirujanos entregados a esta praxis, y los mayores responsables de un índice de complicación por debajo del uno por ciento, e igual en las denominadas de conversión —aquellas en las que se acude a la cirugía convencional por alguna causa imprevista—, en ambos casos a la altura de los mejores centros de este tipo en el mundo.

En esa sala, dotada de ocho camas, ofrecen prestaciones de turismo de salud a extranjeros, cursos a profesionales de otras naciones, y todos los residentes en la especialidad de cirugía salen entrenados en el proceder de mínimo acceso que favorece tanto al paciente como a la economía del país, pues las personas beneficiadas, en la mayoría de los casos son tratadas de manera ambulatoria o de muy corta estadía hospitalaria.

El licenciado en Enfermería Alexis Torrens Llanes atiende a Leydis Domínguez de Florida, recién operada de vesícula. La madre de la paciente tuvo palabras de elogio para el colectivo, quien destacó la profesionalidad, organización y limpieza del servicio.

UNA MIRADA HACIA EL ANIVERSARIO 60

Con vista a esperar el aniversario 60 se trabaja en un programa de desarrollo, en el que pretenden aumentar la pirámide docente actual que es de 202 profesores, de estos siete con categoría de Doctor en Ciencias Médicas; 11 de Titular; 60, Auxiliar; 68, Asistente; 63, de Instructor; 203 son Másteres; 1 593 estudiantes de Pre-grado; y superan los 300 de Post-grado, el personal capacitado está, solo que debe proponerse elevar el número en cada una de las naturalezas científicas. Actualmente los profesionales internacionalistas suman más de 130, en 28 países.

También se prevé el entrenamiento de sus profesionales en procedimientos que aún no realizan por diversas causas y pueden hacerlos, y aspiran a incrementar el equipamiento, y de acuerdo con las dos principales causas de muerte, que son el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, se impone llegar a un nivel más alto de soluciones en las enfermedades del corazón, y en las oncológicas.

Una constante para directivos y trabajadores en general es hacer galas de esa Universidad que lleva implícita y el Dr. García, también cirujano y Profesor Titular hace hincapié en la sólida relación que mantienen allí la asistencia, la docencia, los ensayos clínicos y la investigación.

Las consultas externas serán acercadas a la Atención Primaria de Salud y la geriátrica igual debe fortalecerse en ese nivel, con el aumento de los ingresos domiciliarios y de los cuidados paliativos en sus casas con las condiciones adecuadas. En la secundaria se persigue cumplir con el propósito de recibir los casos que verdaderamente lo requieran y eso elevará la calidad de los servicios.

UNA ACOTACIÓN…

Este hospital se me antoja como un gigante de la Salud, por sus auxilios, sus profesionales y técnicos, esos que entregan sus días y sus noches por el bien ajeno, la preocupación ante una queja, y por esa necesidad de ser cuidado por todos, trabajadores, enfermos y sus familiares, solo así llegará a sus otros 55 por venir en bien de camagüeyanos y de un poquito más allá de frontera.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Fotos: Orlando Durán Hernández

Derroche de ciencia en el aniversario 54 del hospital Manuel Ascunce Domenech

Derroche de ciencia en el aniversario 54 del hospital Manuel Ascunce Domenech

            La instantánea recoge al Dr. C. Miguel García Rodríguez.

La necesidad de que las especialidades se unan, siempre que un caso lo requiera, para adoptar el tratamiento a seguir, fue una constante en las conferencias, mesas redondas y temas libres, en la Jornada Científica promocionada por los diferentes capítulos de las Sociedades Científicas del hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de Camagüey, Cuba, a propósito de celebrarse el 14 de enero el aniversario 54 de su fundación. El Centro de Convenciones Santa Cecilia de esta ciudad, acogió ese derroche de ciencia, experiencia, novedades y sencillez, y a los 150 participantes entre ponentes, delegados e invitados.

La conferencia del Dr. C. Ramón Romero Sánchez, Controversia sobre métodos de investigación, trascendió por sus principios relacionados con la necesidad de “comprender a los otros con humildad”, “escuchar a los demás”; y conquistar una adecuada relación médico-paciente, a su modo de ver, algo que supera al llamado consentimiento informado.

Exponía la Dra. C Gretel Mosquera, y en la presidencia los Profesores Rafael Pila Pérez y José L. Ramírez Lana.

Varios ponentes abordaron el Neuromonitoreo Intensivo, entre ellos los doctores Ramón Ferriol Torres y la Dra. C. Gretel Mosquera Betancourt, esta última reconoció a los profesores que les antecedieron, como el fallecido Profesor Sergio Vega Basulto, e hicieron posible la fortaleza de la Neurocirugía en ese hospital, de Referencia Nacional en dicha especialidad.

Igual acogida tuvo la Estrategia de intervención sanitaria para el diagnóstico y tratamiento en pacientes con glaucoma neovascular, de la Dra. C. Matilde Landín Sorí, primer estudio de ese tipo en Cuba, el cual logró unificar criterios de protocolo y método de abordaje.

La Dra. C. Matilde Landín Sorí.

La presidencia para los temas libres estuvo integrada por los prestigiosos Profesores Rafael Pila Pérez, José L. Ramírez Lana, Pedro P. Vejerano García, Enrique Flores Miranda y Justo de Lara Abad, los tres últimos mencionados en esta imagen.

Con un minuto de silencio evocaron la memoria de los doctores Julio Aguilar y José Acosta, fallecidos recientemente, quienes entregaron sus saberes y dejaron su legado en el “Manuel Ascunce”.

Una conferencia de lujo ofreció el Dr. C. Miguel García Rodríguez, con una detallada panorámica del papel de la cirugía y el concepto del binomio perfecto e inseparable entre el cirujano y el anestesiólogo, en el tratamiento del cáncer del pulmón, padecimiento que se incrementa en correspondencia con el alza en la adicción de fumar.

La cantidad de estos casos reportados –dijo-- supera la sumatoria de los registrados en mamas, próstata y colon, sin pasar por alto que los tumores malignos son la primera causa de muerte en Cuba.

Mención aparte mereció el Profesor Amaranto Borges Alfonso, cirujano del hospital Amalia Simoni, fallecido en el 2001. Él marcó un hito en la provincia y a nivel nacional, por su sabiduría en intervenciones quirúrgicas torácicas, cuyos conocimientos puso en manos de sus alumnos, uno de ellos el propio Profesor Miguel García, también director del centro hospitalario que está de cumpleaños desde ayer.

Un debate enriquecedor lo originó la MS. c. Dra. Sarah López Lazo, quien dedicó a su hija, joven médica fallecida, el tema Aspectos éticos del final de la vida, que abarca una serie de principios que, en ocasiones, en la dinámica de la vida no son tenidos en cuenta. Diversas intervenciones apoyaron sus criterios, incluso se decidió dedicar una Jornada Científica solo a este asunto vinculado con la unión entre el enfermo, su familia y el equipo médico; el derecho a morir con dignidad, afecto, acompañado, y con un adecuado manejo del dolor.

La Dra. Sarah abogó por una Unidad de Cuidados Intensivos de puertas abiertas, como se mantuvo años atrás en ese hospital y similar a la del Centro de Atención Cardiovascular, y citó estas palabras de Sócrates: “Yo haría solamente el ridículo ante mis ojos si abrazara a la vida y me aferrara a ella cuando no tiene más que ofrecer”.

 

Texto y fotos: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Felicitaciones a quinceañera de la Salud

Felicitaciones a quinceañera de la Salud

De derecha a izquierda, el Profesor Justo de Lara Abad, acompañado de los doctores Lina de Lara Fuentes y Carlos Serrano Boleda, de primero y segundo años de la especialidad de Cardiología, respectivamente; y Yanelis Ortiz Santana, especialista en Cardiología, en el pase de visita de rutina en Cuidados Intermedios de la Sala.

El servicio de Cardiología en el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de Camagüey, Cuba, estuvo diseminado en las salas de Cuidados Intensivos, Intermedios, de Medicina y consulta externa, y a cada una de estas se derivaba al enfermo de acuerdo con su dolencia. Además, contaba con un local cercano destinado a la rehabilitación de pacientes con afecciones cardiovasculares y a los exámenes ergométricos (de esfuerzo).

Entonces los marcapasos eran implantados en un sitio perteneciente al departamento de Radiología, una vez a la semana. Este proceder se inició en 1978 con la cooperación de los profesores Joaquín Bueno Leza y Agustín Canello Danielle, este último argentino que laboraba en el Instituto de Cardiología de la capital. En el cardiólogo y Profesor José Ramírez Lana y la enfermera Gladys Valero Caballero ha tenido a través de los años sus más fieles expertos, ahora con varios jóvenes entrenados al efecto.

Como es de suponer resulta imposible mencionar a quienes ofrecieron sus saberes en pos de la Cardiología, es importante destacar que fueron varios los especialistas en Cirugía, Otorrinolaringología y enfermeros, con la cooperación de otros radicados en los hospitales pediátrico Eduardo Agramonte Piña y clínico quirúrgico Amalia Simoni, y las investigaciones siempre en estrecha relación con profesionales del departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina.

En Camagüey, sin los profesores Rafael León Díaz, Hugo Pedroso Rodríguez y Jorge Castellanos Vasconcellos, ya fallecidos, no habría sido posible que prendiera en sus médicos ese “bichito” de la Cardiología.

La génesis de la quinceañera Sala de Cardiología camagüeyana fue la inquietud del Profesor Justo de Lara Abad —cardiólogo en activo— y de Blanca Soto Serrano, Profesora de Histología de la Facultad de Medicina. En la década de los ‘80, ambos acudieron al concurso del arquitecto Juan Crespo Mulens con la idea de alcanzar esa quimera, hoy convertida en realidad.

A pesar de ello, múltiples obstáculos objetivos e incapacidades humanas demoraron una y otra vez la construcción de la Sala, inaugurada finalmente el 15 de noviembre del 2000, a un costo superior al millón 200 000 pesos y unos 120 000 dólares. A partir de esa fecha cambió la vida para las personas aquejadas de enfermedades del corazón y, por supuesto, la de los profesionales a cargo.

La licenciada en Enfermería Amelia Salomón cumple con su protocolo de trabajo en Cuidados Intensivos del Centro, donde ese personal tiene una importante responsabilidad de seguimiento al ingresado.

MÁS ALLÁ DE LA SALA

La doctora Elizabeth Sellén Sanchén, especialista de 2do. Grado en Cardiología, jefa del Grupo Provincial concentrador de estos expertos y presidenta del Capítulo de su Sociedad en ese nivel, interviene: “La atención cardiológica en la provincia está distribuida en la mayoría de los hospitales. Aquí con la mayor cantidad —12 especialistas—; uno en el materno-infantil Ana Betancourt; dos en el pediátrico Eduardo Agramonte Piña; igual número en el “Amalia Simoni” y uno en el militar Octavio de la Concepción y de la Pedraja y todos llegan a las áreas de Salud, o sea, a la atención primaria.

 “En la Sala de Cardiología hay 28 camas; 10 en la Terapia Intensiva y 18 en la Intermedia. Se produce una formación importante de cardiólogos de todas las latitudes. Solo de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) suman más de 10, otros del continente africano y, como es natural los del patio, con cinco en misiones internacionalistas, entre ellos Profesores Titulares y Doctores en Ciencias Médicas.

“Aspiramos a ser un Cardiocentro con todas las de la ley. Ahora contamos con un Centro Diagnóstico Cardiovascular, muy beneficioso si lo comparamos con lo que teníamos antes, pero nos falta la hemodinámica (coronariografía), y la cirugía cardíaca. Nuestros enfermos necesitados de tales prácticas son enviados a Villa Clara. Dependemos de una cuota semanal, y ante alguna dificultad los remitimos a La Habana o Santiago de Cuba, donde son acogidos por solidaridad, con el consabido inconveniente de la lejanía”.

Ella aclara que no han faltado los medicamentos, pero la cardiología mundial va hacia el intervencionismo y ese tiene que ser un objetivo a conquistar; sin embargo, hay déficit de prótesis valvulares en el país, otro problema enfrentado a causa del bloqueo impuesto por Estados Unidos, ese que aún permanece inamovible.

“Estamos entre el segundo y tercer lugares en implantes de marcapasos en Cuba —añadió—, con alrededor de 200 por año, con una importante supervivencia y muy bajo nivel de complicaciones”.

EN LA OTRA SALA

La rehabilitación es importante hasta en el orden psicológico del paciente y más si llega a ese servicio, bajo la tutela de la Dra. Kenia Montenegro Guerra (fisiatra); las licenciadas María Elena Olivera Zunzunegui y Mariluz Guibert Villalobos, y la técnica Bárbara Palacios Benavides.

Cualquiera que vea a Osvaldo Rodríguez Daiset, camagüeyano de 39 años de edad, en sus ejercicios cotidianos puede pensar que se trata de un atleta; sin embargo, él recibió un trasplante de corazón hace dos años en el hospital capitalino Hermanos Ameijeiras.

Osvaldo Rodríguez en su rehabilitación, quien recibió un trasplante de corazón hace dos años.

“Me siento muy bien. Ya no tengo falta de aire ni dolores musculares, gracias a los servicios recibidos aquí antes y después del trasplante que me hizo el doctor Alejandro Vidal el 13 de octubre del 2013. Tanto aquí como allá he recibido muy buena atención. Estoy lleno de agradecimiento hacia todos”, dijo.

El doctor Raúl Pérez Sarmiento, conocido Intensivista de esa institución hospitalaria, ahora es paciente. Se rehabilita después de colocársele un stent hace tres meses. Él asegura la dedicada atención profesada allí a todos.

Me iba satisfecha y segura de que los otros 15 años por venir estarán repletos de mucha ciencia y mayores beneficios, pero Raymundo Viamontes, otro paciente, me comentó rápido: “Aquí encontré amor, pasión y sentido de pertenencia hacia lo que hacen”, palabras que sería una herejía dejar de mencionar.

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona

Fotos: Orlando Durán Hernández

El cumple de mi hospital

El cumple de mi hospital

Este grupo de Profesores Consultantes y otros que ya no están, han sido una garantía de vida del "Manuel Ascunce" por muchos años.

Ni por asomo quiero demeritar ni siquiera un ápice al resto de los hospitales de mi Camagüey. En cada uno de ellos hay profesionales de “punta”, como diríamos de la nueva tecnología, pero en este, en el universitario Manuel Ascunce Domenech es donde más historias tengo que contar y es el homenajeado.

Solo que en esta ocasión no iré al detalle en los “tropiezos” de salud que me llevaron a mí o a mis familiares hasta esa institución, pero sí mencionaré a un grupo de profesionales y técnicos que fueron como caídos del cielo, pues cuando uno llega a una urgencia te atiende el que te toca, no un amigo, ni siquiera un conocido. Esto lo hago bajo el pretexto de que ese   centro asistencial, como lo llamo: el buque madre de la Salud Pública aquí, cumple hoy 51 años.

Nombraré a esos ángeles, pero sin un orden de importancia, solo será una forma de felicitarlos y hacerles saber que estoy muy agradecida.

Comienzo  por los doctores Gladys Veloso y Thelma Ferrá, dermatólogas; Félix González, endocrinólogo; Luis Manuel Hernández, especialista en ortopedia y traumatología y su equipo, con la inclusión del Dr. Manolito (así porque no sé su apellido), clínico del Cuerpo de Guardia; Israel González Moya, cirujano y jefe de servicio de Mínimo Acceso; Lázaro González Salón, cirujano general; José Ramón Guerra y Alfredo Guerra, especialistas en Imagenología; Raúl Romay Buitrago,  angiólogo y cirujano vascular, Rafael León y Justo de Lara, cardiólogos; Matilde Landín y Raúl Sanz, oftalmólogos; Sarah López, anestesióloga y reanimadora y Magda Cortina, Profesora Consultante; y Leonardo Ramírez, su director.

No pueden faltarme los enfermeros Susana Nieves Sarabia, Zenaida Cabrejas Hernández (ahora en Venezuela) y Alexis Torrens Yanes, —estos tres de la Sala de Mínimo Acceso—; Xiomara Aguilar, enfermera de la de cirugía; y Olenia Tartera —de oftalmología— y Raúl Morales —de terapia intensiva—; sin olvidar a Marthica Peláez Pérez, esa secretaria del director que es un amor y siempre dispuesta a ayudar, y lo mismo digo de Helenita (así, con H) Álvarez Salazar, secretaria del Servicio de Imagenología.

Todo esto sin pasar por alto que siempre he encontrado las puertas abiertas cuando ando en busca de la noticia, por supuesto, mis visitas preferidas. Por eso dejo a un lado el plano personal para adentrarme en su “vida” más privada, sí, porque en ese edificio inanimado, su personal ofrece mucha vida sin mirar a quien. Luego de inaugurado fue en ascenso la formación científica de sus profesionales, cuestión indetenible, por lo cual cuenta con 25 Profesores Consultantes.

El Dr. Leonardo Ramírez, tuvo la deferencia de reunirse con esos Profesores, quienes han formado a varias generaciones de galenos, — muchos de probada valía—, para ofrecerles una detallada información de cómo finalizó el 2012 en cada uno de los indicadores más relevantes. Él confesó, con inmensa sinceridad que se sentía nervioso por tener que dirigir y en este caso, hablar ante un selecto claustro de Profesores del cual fue uno de sus discípulos.

En este hospital son ofrecidas todas las especialidades clínico-quirúrgicas, incluso, con salas de Terapia Intensiva, Intermedia, de Politraumatizados y de Geriatría, y la docencia.

A pesar de las epidemias enfrentadas en la provincia durante el 2012 y que irremediablemente afecta ciertas asistencias, ese año se reportaron 24 090 intervenciones quirúrgicas, tres de las mejores cifras desde 1984; las denominadas electivas ascendieron a 15 025 y el total de las mayores —donde se integran las urgentes con esas características—  registraron 17 825; mientras fueron 11 766 los ingresados.

Esta información recoge, además, 41 trasplantes de órganos; de estos 31 de córnea y 10 renales. Incluso, se conocieron cifras desde 1970 a la fecha.

Con aires de nuevas tecnologías el “Manuel Ascunce” cuenta con equipos de Resonancia Magnética, con 2 873 servicios prestados durante el año recién finalizado; la Tomografía Axial Computarizada (TAC) monocorte, con 4 077 personas atendidas y la multicorte, con 678. En el Centro de Nefrología adscrito al hospital se efectuaron 24 996 hemodiálisis.

Como si todo fuera poco, allí, adonde acudí como paciente, acompañante y periodista en el año recién terminado, 148 de sus trabajadores colaboran en 20 naciones.

 

Autora: Olga Lilia Vilató de Varona (Cuqui)

Foto: Orlando Durán Hernández

Mi hospital, los míos y yo

Mi hospital, los míos y yo

A la extrema derecha Luisa Hidalgo, una de las fundadoras del “Manuel Ascunce”, a su lado el Profesor Fermín Casares, pionero de la Neurología allí y Dasy Marzo, secretaria del departamento de Electroencefalograma. Luisa dice sentirse contenta y a la vez triste, porque indiscutiblemente, se acerca la hora de la jubilación y “aún no estoy preparada para ello”.

Yo estaba cerca de cumplir mis ocho años cuando se inauguró el hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, ese que hoy, 14 de enero, cumple sus 50 años. Si digo que me acuerdo del suceso miento. A esa edad en lo menos que se piensa es en enfermedades y hospitales.

Mi vinculación con él comienza cuando ese 31 de marzo que cumplí mis doce años me encontraba ingresada en su quinto piso, sala dedicada entonces a todas las especialidades de la Pediatría, con el Doctor Mario Acosta Sóñora —ya fallecido— al frente de ese equipo, quien además, era mi vecino en la calle 25 de Julio del reparto La Vigía. De él rememoro cómo asistió y salvó, así literalmente, a mi padre, lo mantuvo ingresado en casa y estuvo pendiente hasta de su rehabilitación. Se lo agradeceré siempre, tanto que mi papá falleció a los 97 años con una salud mental prodigiosa y una calidad de vida bastante aceptable para tantos años encima.

Más adelante, cuando estudiaba en el Preuniversitario Álvaro Morell, —el del Casino— mis padres me llevaron de nuevo como paciente. Ese día quería asistir a una fiesta de universitarios en La Popular y terminé sí, en un salón, pero de operaciones, a causa de una apendicitis aguda. Me parece estar viendo frente a mí a los doctores Manolín Carro (quien me recibió como a una reina), a Kadel (creo que ese es su nombre) Canino, cirujano jefe de la guardia, y José (Pepe) Acosta, residente de Cirugía en esa época, este último me visitaba cada mañana y se ocupó de mí durante una semana como ningún otro. En el Salón perdí el miedo, allí estaba como especialista en Anestesiología y Reanimación, el doctor Armando Hernández, muy conocido y amigo mío y de la familia de ambos, fue una casualidad que estuviera de guardia.

Con apenas 16 años acompañé a mi hermano al cuerpo de guardia de este hospital, esta "tarea" parece que me toca desde siempre y no me molesta. En ese momento el técnico de Rayos X, antes de hacerle una placa, me preguntó si estaba embarazada para evitar las radiaciones y me ofendí, ¿cómo iba a estarlo si ni siquiera había pensado en casarme? En aquella época el tener relaciones sexuales estaba muy vinculado al matrimonio; por su parte, ese joven me explicó, de muy buena manera, que no sabía que éramos hermanos ni tampoco si era soltera o no. Claro, no llevaba un cartel en mi frente. Después me reía sola de mi "infantilismo".

Luego de iniciada la docencia en esa institución ingresó mi abuela paterna y así, sin pelos en la lengua, le dijo muy bajito y con mucha decencia como era su costumbre al Profesor, su médico: “Conmigo no tienen mucho que aprender, por favor, no quiero a mi alrededor a más nadie que a usted”, y así hizo el Doctor, del que no recuerdo su nombre. Ella decía que estaba muy vieja para estar en exhibición. Yo, por mi parte, la veía tan bonita.

Otra historia fue con mi padre. Sufría de vez en cuando dolores a causa de diverticulitis. Un galeno del que no quisiera recordar ni su nombre, no lo atendió debidamente. Yo era muy joven entonces y se me ocurrió esperar al Profesor Jorge Dieppa Recio —fallecido— también vecino, compañera de estudio de sus hijos, en fin. Le hice una guardia al amanecer, en la puerta. Él, un Clínico de esos que no se olvidan, puso en su sitio al doctorcito y dejó al lado de mi padre a una de sus internas, a la Doctora Natalia.

Con mi mamá pasamos otro tanto hace alrededor de 24 años. Hablé con el Profesor Justo de Lara Abad, mi amigo de los años, porque ella se quejaba de un dolorcito en el pecho. Fuimos a una consulta que parecía de rutina y al chequearla con todas las de ley salió de allí en silla de ruedas hacia la Sala de Terapia Intensiva, el propio Lara nos dio psicoterapia a las dos hasta el momento del ingreso, porque ambas estábamos muy asustadas. Fueron diez días allí hasta que estuvo nueva y de paquete como acostumbramos a decir por aquí. Sin contar el seguimiento que vino después, siempre con mucho cariño y empeño de que todo fuera bien.

Mi suegra, a días de cumplir los 88 nos asustó, creímos que se nos iba. Cayó en las manos de los cirujanos Oliverio Agramonte y Pepe Acosta y como decimos en buen cubano libró y se recuperó tan rápido al extraerle su vesícula que era increíble aquello. Ah, quedó con su misma lucidez. Aquí rememoro al Doctor Víctor Pacheco, el director en esos tiempos que corría con el “caso” casi a la par de los cirujanos.

Hace casi seis años mi esposo presentó un sangramiento y a correr hacia los cirujanos. El equipo del doctor Flores lo atendió. En la sala de Cirugía el difunto Doctor Julio Blanco se hizo cargo, al igual que Lázaro González Salón, quien lo siguió en consulta hasta su alta. Todos con una atención exquisita.

Podría seguir haciendo anécdotas, todas imborrables. ¿Problemas?, Muchos, los hubo, los hay y los habrá. Es una obra hecha por hombres de carne y hueso y ser infalibles en estos casos es imposible, la perfección hay que buscarla y allí ese colectivo trata de encontrarla.

Acudo a menudo a este hospital, como a otros, por razones de trabajo o en busca de un poco de más salud con mi Endocrinólogo, el Profesor Félix González González, por ejemplo, y digo mi, porque así lo siento, en fin asisto a este “central” que muele salud día a día a toda máquina, sin parar por nada, ni por falta de recursos que también enfrenta, ni por construcciones que lo mejoran porque ya en algunas de sus partes le salen sus 50.

El Profesor Sergio Vega Basulto, a quien la muerte le quitó lo mucho que ofrecer y a nosotros lo mucho que recibir, y para colmo en país lejano, en la República de Yemen. Dejó a tantas personas ilusionadas con la vida que él a sus pocos más de 50 no pudo seguir disfrutando. No sé a quién culpar, mas no fue justo. Debía estar allí ahora, en los 50 de su hospital.

Son más los que me quedan por mencionar que los mencionados. A ellos ofrezco mis disculpas y los quiero igual.

Solo decir que en 1959 la antigua provincia de Camagüey, con Ciego de Ávila y una parte que pertenece a Las Tunas incluida, contaba con 401 galenos, y ese hospital, que estuvo 16 años en construcción durante los gobiernos de Ramón Grau San Martín, Carlos Prío Socarrás y Fulgencio Batista, él solo acoge a 631 médicos, de estos 95 ofrecen sus servicios en 26 países junto a 37 enfermeros y 31 técnicos.

Con el ir y venir de galenos, enfermeras y enfermeros, personal técnico, auxiliar, por supuesto, enfermos, familiares y a un que otro periodista detrás de la noticia, así veo al hospital camagüeyano, de nosotros, de algunas provincias vecinas y de más allá de fronteras, así lo veo y así lo quiero, porque el 2010 fue el mejor en la historia de la actividad quirúrgica y el 2011 se le aproximó con más de 25 mil, porque los trasplantes renales están a punto de sumar el número 500 y porque sus profesionales y técnicos pasan muchas malas noches, dejan de dormir para velar por la salud del prójimo. Por eso y más: ¡Felicidades!

Texto y foto: Olga Lilia Vilató de Varona

Corrección: Oriel Trujillo Prieto